22 abril 2022

¡A construir! Suplementos para crear bases en los juegos de rol

Hace cosa de nah, diez añitos de nada, os hablaba en este mismo blog de la ventaja competitiva de los juegos de rol. En realidad yo quería decir que lo mejor de los juegos de rol era la capacidad de poder improvisar y modificar la experiencia en base a las reacciones de los jugadores durante la partida. Pero se me fue la olla y eso solo lo mencioné en el último párrafo y casi toda la entrada se convirtió en una especie de parodia de los documentales de naturaleza de la televisión. Por lo menos parece que gustó, y leída años después, sigue pareciéndome graciosa ;).

He recordado la entrada porque hace unos días en el Runeblog se publicó una reseña del libro Weapons & Equipment de RuneQuest. Echadle un vistazo, que está bastante bien (tanto la reseña como, parece, el libro). Normalmente los libros de equipo y cachivaches no me suelen gustar, a menos que acompañen las listas de armas y armaduras de información más aprovechable en una partida. A ver, entiendo que es información útil y práctica para un juego, si está bien hecho. Pero me suelen aburrir los catálogos de armas.

El libro incluye también una sección para comprar tierras y crearse fortalezas, y también permite mejorar esos lugares por medio de distintas adquisiciones. El reseñador comenta que le recuerda en cierto sentido a los suplementos Book of the Manor y Book of the Estate para Pendragón, que cumplen esa misma función pero con los señoríos de los caballeros que protagonizan el juego. Tenéis una reseña de Book of the Manor en este mismo blog, de hace quince añitos de nada. Madre mía, qué viejo soy xD.

El caso es que no llega a ser una traslación directa de un juego a otro, a pesar de que tanto Pendragón como RuneQuest vuelvan a estar ambas en manos de Chaosium, después de tantos años. Simplemente parecen estar inspirados en dichas reglas, pero hay un matiz importante, y es que no parecen reglas tan sistemáticas y equilibradas como las de Book of the Manor, sino que son más bien algo pensado para añadir color al juego, más que para ser una parte integral del mismo. Antes de seguir, os diré que las reglas de Book of the Estate están más equilibradas que las de Book of the Manor, probablemente porque se testearon un poco más de tiempo (Estate es un libro posterior a Manor).

El caso es que este enfoque, que puede parecer un poco «incompleto» a la hora de crear un sistema económico, no lo es tanto cuando te das cuenta del juego para el que está pensado, es decir, un juego de rol. El sistema de posesión y mejora de tierras en RuneQuest no es (ni debería ser) el foco del juego. Puede ser parte de él porque al fin y al cabo, en RuneQuest los héroes forman parte de una comunidad y se anima a que no sean vagabundos que van de aventura en aventura por el ancho mundo. Por lo tanto, prosperar en la comunidad y mejorar económicamente tiene su lugar en la narración.

Pero al final, esto no es un juego de tablero y creo que ahí está el quid de la cuestión.

Una simulación económica interesante es mucho más apropiada para un juego de tablero, en el que se puede competir con otros jugadores para conseguir el poblado más próspero. Bueno, competir, o colaborar, o jugar en solitario, dependiendo del enfoque del juego. Estoy pensando por supuesto en juegos como Agrícola o La Villa. Si nos vamos a videojuegos, hay cientos de simuladores como Sim City o incluso, sin salirnos de Glorantha, King of Dragon Pass

Existen bastantes suplementos de distintos juegos de rol dedicados a añadir sistemas económicos más o menos afortunados. Creo que la idea de crear una «base de operaciones» y mejorarla es algo que nos gusta, y no sé si lo habremos sacado de los videojuegos o si incluso vendrá de las raíces de la afición y del hecho de que en D&D se esperaba que los personajes se montaran su propio chiringuito al llegar a nivel nueve. Es más común que este tipo de suplementos existan en juegos que giran en torno a una comunidad, y ahí tenemos las reglas del Arca de Mutant: Year Zero, el suplemento de Alianzas para Ars Magica o varias docenas de suplementos tipo Guía del constructor de fortalezas o Strongholds & Dinasties para las distintas ediciones de D&D. Y confieso que son libros que a mí me hacen ojitos, y que tengo bastantes de ellos en mi colección.

Sin embargo... yo he jugado una larga campaña de Pendragón y un par de campañas de Ars Magica en las que hemos mejorado nuestros señoríos y alianzas, usando las reglas de estos suplementos. Y en mi experiencia, muchas veces estos suplementos suponen una cierta distracción de lo que es el núcleo del juego. En el caso de Pendragón he visto cómo, usando las reglas tal cual y con un poco de suerte, se creaban señoríos capaces de generar una cantidad absurda de dinero para el personaje lo bastante afortunado como para invertir bien sus ganancias. Lo cual no es ni bueno ni malo, pero es que entonces, ¿para qué salir de aventuras? ¡Si el caballero ya ha ganado el juego! ¡Tiene más dinero que Arturo Pendragón! xD. Y en el caso de las Alianzas, lo curioso es que al final perdíamos mucho tiempo en hacer ciertos cálculos que sí, eran interesantes y servían para ver crecer el poder del grupo de magos y su influencia, pero se convertían en algunos casos en una suerte de «juego para contables».

No me entendáis mal, en ambos casos nos lo pasamos muy bien con estas campañas, y tener las reglas de mejora de las posesiones del grupo era interesante y divertido. Pero lo era sobre todo para cierto tipo de jugadores. En concreto, para los que se leían esas reglas concretas y disfrutaban con la contabilidad, echando números, etc. Había otro tipo de jugadores que habían venido a vivir aventuras caballerescas y mágicas y que preferían pasar rápido por el tema administrativo y ponerse a dar espadazos o lanzar bolas de fuego. Para ellos, tanto número no era divertido. Habían venido a jugar al rol.

Por lo tanto, cuando he leído que las reglas de Weapons & Equipment son un poco abstractas o difusas en el tema de los beneficios que dan estas mejoras, y que parece que el objetivo es dar un poco de color a las posesiones de los personajes, me he dicho que no es una mala estrategia. Porque estamos hablando de un juego de rol de héroes. Y porque hay muchos enfoques a la hora de jugar al rol, pero por lo general me da la impresion de que buscamos más meternos en la piel de un personaje, superar retos o descubrir lugares maravillosos. Y la creación de bases y fortalezas, aunque divertida en si misma, diría que no suele estar en el centro de las campañas de rol. Hay, de hecho, un experimento bastante sencillo de hacer con estas reglas: jugarlas de forma independiente, sin necesidad de intercalar aventuras entre construcción y construcción de las distintas mejoras. ¿Es divertido? ¿Se puede jugar simplemente así? Pues entonces, ¿por qué meter el rol y distraernos? Y, ya puestos, ¿por qué no convertir estas reglas directamente en un juego de tablero? ¿No sería aún más divertido de este modo, sobre todo si se pulen bien las procedimientos y todo queda equilibrado y se resuelve de forma elegante?

Lo malo es que, en ese caso, igual nos estamos alejando mucho de lo que es interpretar a un personaje. Nos estamos alejando de lo que hace interesante un juego de rol, que para mí son tanto las aventuras como (aún más importante) las decisiones que los personajes toman en dichas aventuras. Cuanto más difíciles sean dichas decisiones, mejor ;).

Tened en cuenta de todas formas el hecho de que hay juegos de rol más apropiados que otros para tener este tipo de reglas. Una buena vara de medir para ver si la construcción y gestión de dominios es algo importante para el juego sería ver si el libro básico de reglas las incluye, aunque sea de un modo básico )(Pendragón, Ars Magica y Mutant: Year Zero lo cumplen, por ejemplo). Y también creo que las mejores reglas de construcción de dominios serán aquellas que no se centren tanto en generar dinero para comprar mejor equipo como en proporcionar ganchos y mejoras para crear historias y aventuras. Esto último sería un buen modo de medir si las reglas son un apoyo al juego de rol, centrado en las aventuras y/o las historias, en lugar de un juego de tablero disfrazado de suplemento de rol.

Como ya os he dicho, a mí este tipo de suplementos me gustan, y creo que tienen su lugar en los juegos de rol, pero al mismo tiempo, me da la impresión de que no deben «ir demasiado lejos» hasta el punto de convertirse en juegos por derecho propio, en lugar de ayudas para la creación de aventuras. Estoy deseando leer vuestras opiniones al respecto de estas pequeñas reflexiones y, si los conocéis, recomendaciones sobre libros de este tipo que os parezcan que son buenos apoyos para el juego del que son suplemento.

Saludetes,
Carlos

15 abril 2022

Una pared llena de libros

En los últimos meses hemos estado de reforma en casa. Cuando nos mudamos a un chalet hace como seis años la idea era que cada uno de mis tres hijos tuviera su propia habitación, pero los dos más pequeños prefirieron seguir durmiendo juntos y nunca llegamos a acondicionar la buhardilla del todo para que sirviera como habitación. Ahora, años después, mi hija mayor ha decidido que por fin quiere subirse a la buhardilla y los otros dos que quieren cada uno su habitación separada. Así que llevamos más o menos desde principios de año de obras en casa. No es que hayan sido unas grandes obras, pero llevo con la casa empantanado desde entonces: hemos movido un tabique de pladur para ampliar la habitación, ha habido que desplazar un par de enchufes, alisar paredes y pintar, meter un aislante en el tejado para que el lugar no sea una nevera en invierno y un horno en verano... en fin, lo normal cuando te pones a hacer reformas: el temido «ya que estamos».

En lo que respecta a lo friki (que es para lo que leéis este blog), he conseguido forrar una pared de libros :D. Mi esposa, que sabe de qué pie cojeo, me propuso que, en lugar de tener todos los libros desperdigado por diversas estanterías, compráramos en el IKEA un par de estanterías prefabricadas y colocara todo el rol (y la pequeña colección de librojuegos, revistas y comícs adjunta) en un mismo sitio.

A pesar de que me ha dicho que hacer esto es algo «un poco ostentoso», aquí va una foto de cómo ha quedado la cosa:

Buah, es que no me digáis que no mola :D.

Y es que al final más de treinta años comprando rol dan para llenar bastantes huecos. Yo ya he dicho por activa y por pasiva que el rol no es una afición cara, sobre todo si tenemos en cuenta que con uno solo de estos huecos yo ya podría jugar toda la vida. La pregunta que hay que hacerse, claro, es que por qué entonces tengo casi cuarenta huecos llenos xD.

La respuesta es que uno va ampliando poco a poco su ludoteca. Recuerdo perfectamente el hueco que tenía en casa de mis padres con mis libros. Al principio, sobre todo de RuneQuest y algunos otros libros sobre todo de Joc Internacional, como El Señor de los Anillos o Star Wars. Y, ¿por qué no comprar suplementos de los juegos que me gustaban? Los libros de El Señor de los Anillos eran preciosos y tenían unos mapas maravillosos, a los de RuneQuest les di salida en muchísimas tardes de aventura (casi todas las aventuras publicadas en los distintos suplementos las fui adaptando a mi campaña) y, en general, me gustaba leer rol y pensar en las aventuras que podría dirigir con los libros que iba adquiriendo.

Repite esto año tras años durante toda una vida y ahí tienes tu respuesta sobre por qué tengo una pared llena de libros cuando solo necesito un par de ellos para disfrutar del rol.

Para poder llevar a cabo todos los trabajos en la buhardilla tuve que meter todos los libros en cajas, o no había manera de mover las estanterías y muebles en los que estaban. Salieron como nueve cajas que no llegaron a moverse de la buhardilla, sino que se fueron apilando y arrastrando de un sitio a otro para que estorbaran lo menos posible. Esta semana es cuando he podido por fin sacar los libros de allí y ponerlos en su sitio. Confieso que me lo he pasado bien decidiendo cómo agruparlo todo, aunque aún no he terminado de dejarlo a mi gusto: es probable que todo lo relacionado con el mazmorreo lo intente poner en huecos cercanos entre sí, y aún haré algún otro ajuste aquí y allá.

Me he dado cuenta también de que tengo algunas colecciones que se me han quedado a medio completar. Es el caso, por ejemplo, de El Anillo Único. Es un juego de gran calidad y he disfrutado mucho de su lectura (y como jugador en una partida por foro), pero dudo sobre si comprar todo lo que me falta. La risa de los dragones creo que sí lo compraré, pero no estoy tan seguro de si comprar Juramentos de la Marca de los Jinetes, Bree o el Compendio del aventurero. Me han hablado muy bien de La risa de los dragones, en el sentido de que es una serie de aventuras que cierran un poco el ciclo que comenzó con los primeros suplementos de la línea. Confieso también que soy un fan de la región que rodea a Valle y la Montaña Solitaria, así que todo lo que tenga que ver con esa región me interesa. Los rohirrim y los habitantes de Bree me interesan un poquito menos. Y no sé si realmente necesito el Compendio del aventurero teniendo el resto de libros.

Al final, te queda la duda de si merece la pena dejarse el dinero en unos libros solo por completar una colección. El espacio es limitado y al final tienes que hacer concesiones. ¿Terminar una colección por el mero placer del completismo? ¿O, en su lugar, adquirir una obra nueva que te llama más la atención? Sé que hay gente que no compra nada que no vaya a utilizar, o al menos, que no tenga la esperanza de usar en el futuro. Un amigo llegó al acuerdo con su pareja de no comprarse un nuevo libro sin haberse leído al menos otro antes. Mucha gente termina vendiendo colecciones enteras, y lo sé de primera mano porque eso sucedió con mis libros de Mago y Vampiro.

A estas alturas de la vida, podría echar el cierre a mi colección y no comprar ni un libro más. Si empezara por el hueco de arriba a la izquierda y fuera leyendo un libro detrás de otro, me da la impresión de que ocuparía mi tiempo plácidamente de aquí a que me muera (o a que se me olvide cómo se lee). Lo mires como lo mires, no necesito acumular más libros. Creo que vender o regalar algunos y sustituirlos por otros nuevos es más razonable que intentar llenar otra pared de estanterías. Todo tiene un límite, al fin y al cabo, y si ese límite no es físico, también podría ser mental.

Al final, estoy contento con mi pequeña pared llena de libros. Disfrutaré de ellos al máximo y trataré de comprar de modo prudente en los años venideros. Y trataré de leer y de jugar. Al final, estoy convencido de que la felicidad tiene mucho que ver con las cosas que hacemos con placer y cultivamos a través del tiempo, durante toda una vida.

Saludetes,
Carlos