El cuento
Esta historia sucedió hace mucho tiempo en el Bosque Encantado. Un grupo de Enanos vivía en una casita en el bosque, y todos los días bajaban a una pequeña mina a cavar y conseguir oro, metales y piedras preciosas. Como eran grandes herreros, convertían todo lo que sacaban de la mina en preciosas joyas y útiles herramientas. Cuando consideraban que tenían suficientes, las cargaban en una pequeña carreta tirada por dos mulas blancas y se ponían en movimiento, cruzando el bosque. No era un viaje fácil, porque el Bosque Encantado podía ser un lugar peligroso si no conocías bien sus secretos.
Los Enanos siempre seguían la misma ruta: primero cruzaban el Río Multicolor a través del puente del Troll. El Troll siempre tenía el puente en muy buen estado, pero era un ser muy fiero y gruñón, y exigía a los Enanos una parte de sus joyas, las más bellas, antes de dejarles pasar.
Después, los Enanos se detenían en el pueblo de los Gnomos, que vivían en grandes setas rojas y blancas. Allí solían cambiar parte de sus herramientas por las ropas y telas que fabricaban los Gnomos. A las Gnomos les gustaban especialmente las finísimas agujas de coser que fabricaban los Enanos.
Justo en el borde del Bosque los Enanos solían perderse, puesto que allí los árboles guardianes estaban más despiertos que en otras lugares y a los árboles no les gustan demasiado los Enanos, puesto que estos suelen cortar mucha leña para alimentar sus fraguas y herrerías. Por tanto, al verles llegar, los árboles se movían, tapando los caminos, y golpeaban con sus ramas en los rostros y las posaderas de los Enanos, molestándoles y haciendo que se desorientaran. Para evitar esto, los Enanos siempre se guardaban las joyas más brillantes, y las usaban para atraer a los cuervos que vivían en ese lugar. Con la ayuda de las aves terminaban encontrando el camino de salida.
Al fin, los Enanos conseguían llegar a las tierras de los Hombres, donde cambiaban casi todas las joyas y herramientas que les quedaban por la rica comida y bebida de los campesinos: carne en salazón, frutas y verduras, y vino de sus viñedos. Después, volvían a su casa del bosque (pagando de nuevo a los cuervos y al Troll) y de este modo vivían felices.
Un día, uno de los Enanos, llamado Maluva, se dio cuenta de que siempre que llegaban a su casa se habían quedado sin las herramientas y las joyas que habían fabricado, y eso no le gustó nada. Insistió a sus hermanos para que trabajaran más y sacaran más metales y piedras de la mina, y todos accedieron, aunque terminaron muy cansados. Los Enanos cargaron la carreta hasta los topes ante la insistencia de Maluva de llevar más y más cosas con las que comerciar, y se pusieron en camino.
En el puente del Troll, Maluva se negó a pagar, y el Troll no les dejó usar su puente. Consiguieron cruzar el río por un desfiladero, pero tardaron muchísimo en hacerlo, y parte de sus mercancías se cayeron al río y se perdieron. En el pueblo de los Gnomos, Maluva insistió en no cambiar nada, puesto que ya tenían bastantes ropas y no necesitaban más. Tampoco pagó a los cuervos, y los árboles les tuvieron días y días perdidos en el bosque. Para cuando llegaron a donde estaban los Hombres ya llevaban tanto tiempo perdido en el bosque que casi no consiguieron comprar nada, porque los campesinos ya habían vendido su cosecha a otras personas. Eso sin contar con que Maluva insistía en pagar lo menos posible. Los Enanos volvieron refunfuñando a sus casas, y esta vez obligaron a Maluva a pagar a los cuervos y al Troll, para que el invierno no se les echara encima.
Cuando llegaron a su casa, todos los Enanos estaban cansados y enfurruñados. Todos menos Maluva, que estaba muy contento porque la carreta estaba llena aún de herramientas y joyas. Pero cuando trató de animar a sus hermanos, éstos le dijeron que no tenían suficiente comida, y que sus ropas estaban rotas por haber pasado tanto tiempo durmiendo a la intemperie. Maluva dijo que lo que debían hacer era volver a bajar a la mina para conseguir sacar aún más metales y piedras preciosas con las que comerciar.
El resto de Enanos le dijeron a Maluva que estaban demasiado cansados para ponerse de nuevo a cavar, y que lo que debían hacer era ir a visitar a sus primos de las montañas para conseguir comida con la que pasar el invierno. Pero Maluva dijo que si eran tan vagos como para no querer trabajar, lo haría él solo. Y aunque sus hermanos insistieron en que les acompañara, Maluva se negó, y se quedó cavando en su mina. Apenados, el resto de Enanos se marcharon hacia las grandes estancias de sus primos de las montañas, y allí se echaron novias y se casaron.
Maluva se quedó solo en su mina. Al principio se alegró de tener toda la casa para él, y de no tener que compartir sus joyas y sus herramientas con nadie. Pero después comenzó a aburrirse, y descubrió que no podía hacer muchas cosas sin ayuda, como tirar de su pequeña vagoneta llena de metal, o hacer que funcionara la fragua. Y sobre todo, echaba de menos hablar con otros Enanos de las cosas de las que ellos siempre hablaban: del sonido de las distintas vetas de mineral cuando las golpeabas con el pico; del tacto de las herramientas recién forjadas; o del bello color de la luz reflejado en las joyas recién labradas. Maluva tenía esas cosas, pero eran sólo cosas, y no las podía compartir con nadie.
Maluva al fin dejó de trabajar, y vivió una vida triste y solitaria, alimentándose de unas pocas raíces que recolectaba alrededor de su casa. Al fin un día sus hermanos volvieron, junto con sus mujeres, y se dieron cuenta de lo infeliz que había sido Maluva todo ese tiempo. Y los Enanos le consolaron, y volvieron a vivir con él, reabrieron la mina y repararon la casa. Y volvieron a comerciar con sus herramientas y joyas, y Maluva les ayudó, puesto que al fin había aprendido que acumular oro y joyas no servía de nada si estabas solo en este mundo.
Comentario
Supongo que este cuento es mi modo de enseñarles a los niños que el capitalismo es malo ;). No sé si llegaron a pillar la idea de que acumular y pensar sólo en el trabajo no merece la pena; creo que se rieron más cuando les dije que todos los Enanos se habían echado novia y se habían casado.
A nivel de ambientación, en este cuento aparecen por primera vez los Enanos mineros y los Gnomos en su poblado de grandes setas. Y el Troll, aunque casi no tiene protagonismo. A partir de este cuento, los distintos habitantes del bosque comienzan a interactuar entre sí, y poco a poco los personajes de un cuento terminan apareciendo en los siguientes, muchas veces a petición de mis hijos. Creo que poco a poco voy dejando de contarles historias con "mensaje" y la cosa va siendo cada vez más un relato de aventuras. Pero en este al menos, aún tengo la intención de enseñarles algún tipo de valor ;).
Por supuesto, los más viejos del lugar reconocerán el nombre del Enano :D.
Saludetes,
Carlos
¿La Aventura Original? Qué míticooooooooo...
ResponderEliminarEquilicuá.
Eliminar¿Acabaron los enanos colectivizando la mina y montaron una comuna?
ResponderEliminarYa en serio buena historia. Aunque creo que si a unos niños les haces una partida de rol con eso matan al troll, talan los árboles y arrasan la aldea de los gnomos xD
No estoy seguro... probablemente crearon una comuna anarco-sindicalista, sí.
EliminarEn cuanto a los críos, bueno, depende de las opciones que les des ;). Curiosamente, suelen pensar soluciones increíblemente imaginativas :D.