31 agosto 2018

Nasío pa vivir otras vidas

A lo largo de este mes de agosto ha estado activa la iniciativa #RPGaDay, ideada por Dave Chapman el autor del blog Autocratik. Cada año se escoge un mes durante el cual cada día se responderá a una pregunta relacionada con los juegos de rol. Las preguntas se deciden con tiempo y la idea es que todo el mundo vaya respondiendo de forma diara y publicando dicha respuesta en las redes sociales. Se puede escribir directamente en Twitter/Facebook/etc., o escribir en tu blog, web o foro y después publicarlo en tus redes sociales preferidas.

Otros años me he apuntado y he contestado con puntualidad suiza, pero esta vez lo cierto es que no me he enterado de que la cosa había empezado y para cuando me he querido dar cuenta, el asunto ya llevaba diez días o así en marcha xD.

Sin embargo, que se me haya pasado el plazo no quiere decir que no pueda ponerme a responder preguntas ahora, o incluso (que es lo que voy a hacer...) responderlas al ritmo que me de la gana e ignorar las que no me apetezcan, que normalmente suelen ser las que hablan de cómo usar la música en tus partidas ;).

Así que, sin más... vamos a hablar de lo que me gusta a mí en los juegos de rol.

Lo primero que hay que decir es que no tengo odios acérrimos a ningún juego de rol: D&D es rol, el Mundo de Tinieblas fue innovador en su aproximación a la narración, los juegos indies suelen tener reglas muy bien enfocadas a lo que quieren conseguir y los retroclones son interesantes como renacimiento de un estilo de juego que podría haberse pedido.

Sobre los distintos géneros, a mí me gusta la fantasía, la ciencia ficción y el terror, casi por ese orden. Pero también me gustan las historias de detectives, las de piratas y casi cualquier cosa mínimamente coherente y que sea fiel a sus premisas. Lo único que no me gustan son las pelis de monos, los concursos de niños artistas y cualquier cosa que haga Will Ferrell. Vamos, que salvo dos o tres cosillas sin importancia, a mí me puedes vender una ambientación de casi cualquier tipo y no le hago ascos. Mis gustos roleros son eclécticos en cuanto a ambientación.

Finalmente, en lo que respecta a las reglas, me crié en su momento con los juegos de rol traducidos por Joc Internacional (El Señor de los Anillos, RuneQuest, Star Wars, etc.). Había mucho juego basado en el sistema d100 como el mencionado RuneQuest, La Llamada de Cthulhu, Stormbringer o Aquelarre, y eso hace que me guste dicho sistema de juego, y que me salga natural dirigirlo y jugarlo. Pero a lo largo de los años he jugado a D&D en sus distintas versiones, FATE y muchos otros juegos. No es que me cierre en banda a un tipo u otro de reglas.

Sí es verdad que considero que, llegado a un cierto grado de complejidad en las reglas, un juego puede ser interesante desde el punto de vista intelectual, pero una pesadilla cuando lo llevas a la mesa de juego. Creo que el "realismo" no puede sobreponerse a la "jugabilidad" en un juego de rol. Que esto lo tienen que arbitrar y jugar humanos, señores diseñadores ;).

Y también es cierto que los juegos que son excesivamente simples en cuanto a reglas me suelen resultar algo sosos de jugar. Llega un momento en el que una falta de subsistemas, pequeñas reglas específicas o algo de sofisticación matemática se me queda corto; como si no tuviera nada a lo que poder hincarle el diente. En cierto sentido, yo necesito que un juego de rol tenga una parte de juego, un mínimo componente táctico, y no solo narrativo. Si al final el sistema de resolución es una variante del piedra/papel/tijera(/lagarto/spock) pues para eso ya me lo invento yo.

Al final, salvo los puntos comentados sobre exceso o la falta de complejidad de las reglas, casi cualquier juego de rol tiene la capacidad de interesarse. Salvo uno donde los personajes sean niños que se presentan a un concurso de talentos acompañados de su amigo, un simpático chimpancé, apoyado en un sistema de juego que usa integrales y derivadas a la hora de calcular las probabilidades de éxito. Pero vamos... con no adquirirlo me siento a salvo; que lo disfrute su público objetivo.

Sin embargo, a lo largo de los años ha habido juegos que no solo me han gustado sino que volvería a jugar, tanto haciendo de director de juego como de jugador, porque hay algo que me sulibella en su propuesta. Estos son, sin orden, concierto ni exhaustividad:

  • Pendragón: Para mí uno de los mejores juegos de rol que hay junto a la Gran Campaña de Pendragón. Porque ha sido el juego que más me ha transmitido la impresión de estar viviendo en un mundo de caballeros (aunque sean fantásticos) en sus castillos. Es jugar a este juego y ponerte a hablar de "vos", a convertirte en un yonqui de la Gloria y a subir tu lealtad a Arturo en cuestión de un par de partidas.
  • Ars Magica: El juego con el mejor sistema de magia que existe. Que estaría aún mejor si tratara mejor el tema de los espíritus y si la magia tuviera algo que ver con la magia medieval (que no lo tiene). Pero ha sido el juego que más me ha transmitido la impresión de estar viviendo en un mundo de magos (aunque no sean "históricos") en sus torres hechiceriles.
  • El Anillo Único: El juego más fiel a la Tierra Media que existe. Que a veces puede pecar algo de abstracto, pero que por fin ha incluido los conceptos del peso de la desesperación, la carga de la sombra y el valor del sacrificio en la obra de Tolkien. Y es que ha sido el juego que más me ha transmitido la impresión de estar viviendo en la Tierra Media con sus largos viajes.

Seguro que los más avispados os habréis dado cuenta del punto en común que tienen estos juegos... y de todas formas, ya os estaba dando pistas con el título de la entrada ;).

Sí, a mi los juegos de rol que más me gustan son aquellos que me más me transmiten la impresión de estar viviendo la vida de otra persona. Me encanta que la historia de esta persona se desarrolle a lo largo de años y que le vea evolucionar, mejorar, fracasar, cambiar... y que las reglas me ayuden en este camino.

Vivir otra vida no es lo mismo que contar una historia. Porque las historias no son iguales que la vida. Las historias son cosas que nos inventamos los humanos para dar sentido a la vida. Las historias tienen presentación, nudo y desenlace y, sobre todo, un cierto ritmo. ¿No os ha pasado alguna vez lo de comenzar a ver una película y saber cómo va a acabar? Aunque luego disfrutes del viaje, muchas veces sabes que estás viendo una tragedia shakespeariana, un viaje del héroe o una narración tipo paso a la vida adulta... cada cultura tiene sus historias; una cultura está hecha de historias.

Pero la vida no es igual que las historias. Es más una sucesión de acontecimientos que suceden uno detrás de otro sin el mismo orden y concierto que en las historias que nos contamos: los buenos no suelen ganar al final, la gente mala no recibe su merecido, una teja te cae en la cabeza el día menos pensado y el azar y el caos son un componente más de la existencia, aunque sus consecuencias sean anticlimáticas.

Así pues, cuando juego a Pendragón, Ars Magica o El Anillo Único y se me muere un personaje o le pasa una putada de las gordas por puro azar, me jode, pero me aguanto. Porque me parece más real. Porque en la vida real también muere gente y suceden putadas de las gordas por puro azar. Y jugar así me permite vivir otras vidas, yo, que estoy convencido de que solo voy a vivir una.

Los juegos de rol me fascinan por ser un ejercicio intelectual, porque los mundos en los que se desarrollan me abren la mente a maravillas que yo no habría podido soñar por mí mismo pero, sobre todo, porque creo que sí pueden llegar a ser una experiencia transformadora: me permiten ser, por un momento, en un espacio virtual compartido con otros, una persona que no soy. Quizá, incluso, una versión mejor de mí mismo. Y esa experiencia, ese conocimiento, en muchos casos te lo puedes traer del mundo mental al real.

¿No os parece que ya solo por eso, jugar al rol puede ser una experiencia maravillosa? ;)

Saludetes,
Carlos

21 agosto 2018

Alejando el blog de las redes sociales

Facebook define quiénes somos. Amazon establece lo que queremos y Google determina lo que pensamos (Karsten Gerloff, en julio de 2013).

Hace muchos años me borré de Facebook. Dije adiós y no miré atrás; no considero que me haya perdido nada. Jamás he tenido Twitter, ni Instagram ni Tuenti. La única red social en la que permanezco activo es en Google+, la eterna apuesta perdedora de Google por un lugar en las redes sociales.

Llevo en Google+ prácticamente desde que se fundó, allá por 2011 (siete años ya). Estuve de los primeros y, no tengo muy claro el porqué, pronto se llenó de frikis como yo. Es una red social que el común de los mortales no conoce, o cree que se ha cerrado hace tiempo; no es popular y tiene el sambenito colgado de que no la conoce ni Cristo y de que es un lugar para "raritos". A mí me va bien tal y como es: sigo enterándome de noticias del mundillo a través de ella, de modo que no me convierto en un ermitaño, pero no está tan sumida en la vorágine de las fakes news y los combates entre facciones como otras redes más populares.

Pero claro, que no esté tan llena de esas cosas no quiere decir que esté libre de ellas. Tenemos también nuestra buena dosis de trolls, drama, peleas, flames y odios. En ese sentido, es una red social más, quizá con algo menos de mal rollo porque dispone de herramientas como círculos y la capacidad de bloquear a gente. O simplemente es que hay menos gente y no se genera tanta masa crítica de tontolabas. En ocasiones he leído a gente que está en más redes sociales decir que Google+, en comparación con Facebook y Twitter, es un remanso de paz, un oasis de calma, un jardín zen... madre mía, pues lo que tienen que ser el resto de redes sociales.

Recientemente me he visto obligado a volver a entrar en el mundillo de Facebook y Twitter simplemente para publicitar cosas de la editorial 77Mundos. Y Twitter... bueno. Pero Facebook... joder, ¿nadie se ha dado cuenta de lo increíblemente mercantilizada que está? Eso de pagar para que tus publicaciones lleguen a la gente apropiada (varón, mediana edad, aficionado al rol) me parece... bueno, me parece bien si eres una empresa; no deja de ser publicidad. Pero, ¿en esto consistía al final una red social? Puff...

Aunque en la editorial me dijeron que si era un autor tenía que estar en Facebook y Twitter, la verdad es que no me atrae en absoluto. Al final abrí las cuentas apropiadas de la editorial y "externalicé" el servicio en otra persona. Es un trabajo de publicidad de un producto; no es necesario que el producto sea yo.

Lo que nos lleva a mi decisión de alejar el blog de las redes sociales. De Google+, en realidad. Hace años que me di cuenta de que ya casi nadie accede a los blogs vía RSS o visitando el blog periódicamente, sino que se esperan a que una entrada se publicite en una red social y responden directamente en los comentarios de dicha red social. Con lo que al final resulta que la conversación se fragmenta, se disgrega y se multiplica en lugares a los que no tengo acceso. He hecho la prueba, que conste: he escrito una entrada un día y no la he publicado en Google+, con el resultado de que no ha comentado nadie. Después, al día siguiente, la he publicado en la red social y al poco tiempo, ha comenzado a recibir +1s, comentarios en la red social, ¡hasta comentarios en el propio blog! :P.

Y lo cierto es que probablemente no es algo contra lo que se pueda luchar: la conversación se ha ido a donde ha querido irse (o donde la han llevado). Ya poca gente usa listas de correo o foros y lo que se lleva son comunidades y grupos dentro de las propias redes sociales. Ok, no pasa nada, la rueda gira, y al final lo que importa es que la gente hable.

Pero yo estoy mayor. Sigo usando taxis en lugar de ubers y sigo teniendo un blog de texto en lugar de un canal de Youtube. Qué le vamos a hacer: es lo que soy. Conócete a ti y esas cosas. El mundo puede seguir girando y no me voy a bajar, pero hay veces en las que no es necesario ser el primero en algo o el más innovador.

Hace tiempo decidí que no iba a integrar los comentarios de Google+ en el blog, porque obligaba a la gente a pertenecer a esa red social. Tuve que dejar de permitir comentarios anónimos porque se me colaba spam. Y ahora voy a dejar de publicitar este blog en las redes sociales porque, simplemente, no me hace falta.

Hubo un tiempo en el que este blog era muy popular. Me esforzaba en currarme las entradas, investigaba el tema, repasaba lo que había escrito antes sobre ello, etc. Y sí, creo que al final la calidad hizo que tuviera un reconocimiento entre la esfera rolera hispana. Pero a día de hoy es que ya lo he contado todo; de verdad, me repito como el ajo xD. Hace un par de días alguien comentó en Google+ por un tema y resulta que yo ya había hablado de él hace cinco años, en una entrada que generó un debate de más de 100 comentarios (la mitad míos, claro). ¿Qué haces cuando ya lo has contado todo?

Pues, en mi caso, seguir escribiendo. De lo que me apetezca. De lo divino y lo friki, como siempre. Pero ya no necesito gritar a los cuatro vientos que aquí estoy, que he escrito algo muy chulo y que vengáis a verlo. No me hace falta, ya he estado allí, y mola, no os digo que no; pero también mola simplemente escribir y pensar que, dentro de muchos años, yo podré repasar lo escrito y ver cómo pensaba y en cuantísimas cosas me equivocaba. Espero que muchos de vosotros me acompañéis en este viaje a través de los años.

Será nuestro pequeño secreto.

Saludetes,
Carlos