A lo largo de este mes de agosto ha estado activa la iniciativa #RPGaDay, ideada por Dave Chapman el autor del blog Autocratik. Cada año se escoge un mes durante el cual cada día se responderá a una pregunta relacionada con los juegos de rol. Las preguntas se deciden con tiempo y la idea es que todo el mundo vaya respondiendo de forma diara y publicando dicha respuesta en las redes sociales. Se puede escribir directamente en Twitter/Facebook/etc., o escribir en tu blog, web o foro y después publicarlo en tus redes sociales preferidas.
Otros años me he apuntado y he contestado con puntualidad suiza, pero esta vez lo cierto es que no me he enterado de que la cosa había empezado y para cuando me he querido dar cuenta, el asunto ya llevaba diez días o así en marcha xD.
Sin embargo, que se me haya pasado el plazo no quiere decir que no pueda ponerme a responder preguntas ahora, o incluso (que es lo que voy a hacer...) responderlas al ritmo que me de la gana e ignorar las que no me apetezcan, que normalmente suelen ser las que hablan de cómo usar la música en tus partidas ;).
Así que, sin más... vamos a hablar de lo que me gusta a mí en los juegos de rol.
Lo primero que hay que decir es que no tengo odios acérrimos a ningún juego de rol: D&D es rol, el Mundo de Tinieblas fue innovador en su aproximación a la narración, los juegos indies suelen tener reglas muy bien enfocadas a lo que quieren conseguir y los retroclones son interesantes como renacimiento de un estilo de juego que podría haberse pedido.
Sobre los distintos géneros, a mí me gusta la fantasía, la ciencia ficción y el terror, casi por ese orden. Pero también me gustan las historias de detectives, las de piratas y casi cualquier cosa mínimamente coherente y que sea fiel a sus premisas. Lo único que no me gustan son las pelis de monos, los concursos de niños artistas y cualquier cosa que haga Will Ferrell. Vamos, que salvo dos o tres cosillas sin importancia, a mí me puedes vender una ambientación de casi cualquier tipo y no le hago ascos. Mis gustos roleros son eclécticos en cuanto a ambientación.
Finalmente, en lo que respecta a las reglas, me crié en su momento con los juegos de rol traducidos por Joc Internacional (El Señor de los Anillos, RuneQuest, Star Wars, etc.). Había mucho juego basado en el sistema d100 como el mencionado RuneQuest, La Llamada de Cthulhu, Stormbringer o Aquelarre, y eso hace que me guste dicho sistema de juego, y que me salga natural dirigirlo y jugarlo. Pero a lo largo de los años he jugado a D&D en sus distintas versiones, FATE y muchos otros juegos. No es que me cierre en banda a un tipo u otro de reglas.
Sí es verdad que considero que, llegado a un cierto grado de complejidad en las reglas, un juego puede ser interesante desde el punto de vista intelectual, pero una pesadilla cuando lo llevas a la mesa de juego. Creo que el "realismo" no puede sobreponerse a la "jugabilidad" en un juego de rol. Que esto lo tienen que arbitrar y jugar humanos, señores diseñadores ;).
Y también es cierto que los juegos que son excesivamente simples en cuanto a reglas me suelen resultar algo sosos de jugar. Llega un momento en el que una falta de subsistemas, pequeñas reglas específicas o algo de sofisticación matemática se me queda corto; como si no tuviera nada a lo que poder hincarle el diente. En cierto sentido, yo necesito que un juego de rol tenga una parte de juego, un mínimo componente táctico, y no solo narrativo. Si al final el sistema de resolución es una variante del piedra/papel/tijera(/lagarto/spock) pues para eso ya me lo invento yo.
Al final, salvo los puntos comentados sobre exceso o la falta de complejidad de las reglas, casi cualquier juego de rol tiene la capacidad de interesarse. Salvo uno donde los personajes sean niños que se presentan a un concurso de talentos acompañados de su amigo, un simpático chimpancé, apoyado en un sistema de juego que usa integrales y derivadas a la hora de calcular las probabilidades de éxito. Pero vamos... con no adquirirlo me siento a salvo; que lo disfrute su público objetivo.
Sin embargo, a lo largo de los años ha habido juegos que no solo me han gustado sino que volvería a jugar, tanto haciendo de director de juego como de jugador, porque hay algo que me sulibella en su propuesta. Estos son, sin orden, concierto ni exhaustividad:
- Pendragón: Para mí uno de los mejores juegos de rol que hay junto a la Gran Campaña de Pendragón. Porque ha sido el juego que más me ha transmitido la impresión de estar viviendo en un mundo de caballeros (aunque sean fantásticos) en sus castillos. Es jugar a este juego y ponerte a hablar de "vos", a convertirte en un yonqui de la Gloria y a subir tu lealtad a Arturo en cuestión de un par de partidas.
- Ars Magica: El juego con el mejor sistema de magia que existe. Que estaría aún mejor si tratara mejor el tema de los espíritus y si la magia tuviera algo que ver con la magia medieval (que no lo tiene). Pero ha sido el juego que más me ha transmitido la impresión de estar viviendo en un mundo de magos (aunque no sean "históricos") en sus torres hechiceriles.
- El Anillo Único: El juego más fiel a la Tierra Media que existe. Que a veces puede pecar algo de abstracto, pero que por fin ha incluido los conceptos del peso de la desesperación, la carga de la sombra y el valor del sacrificio en la obra de Tolkien. Y es que ha sido el juego que más me ha transmitido la impresión de estar viviendo en la Tierra Media con sus largos viajes.
Seguro que los más avispados os habréis dado cuenta del punto en común que tienen estos juegos... y de todas formas, ya os estaba dando pistas con el título de la entrada ;).
Sí, a mi los juegos de rol que más me gustan son aquellos que me más me transmiten la impresión de estar viviendo la vida de otra persona. Me encanta que la historia de esta persona se desarrolle a lo largo de años y que le vea evolucionar, mejorar, fracasar, cambiar... y que las reglas me ayuden en este camino.
Vivir otra vida no es lo mismo que contar una historia. Porque las historias no son iguales que la vida. Las historias son cosas que nos inventamos los humanos para dar sentido a la vida. Las historias tienen presentación, nudo y desenlace y, sobre todo, un cierto ritmo. ¿No os ha pasado alguna vez lo de comenzar a ver una película y saber cómo va a acabar? Aunque luego disfrutes del viaje, muchas veces sabes que estás viendo una tragedia shakespeariana, un viaje del héroe o una narración tipo paso a la vida adulta... cada cultura tiene sus historias; una cultura está hecha de historias.
Pero la vida no es igual que las historias. Es más una sucesión de acontecimientos que suceden uno detrás de otro sin el mismo orden y concierto que en las historias que nos contamos: los buenos no suelen ganar al final, la gente mala no recibe su merecido, una teja te cae en la cabeza el día menos pensado y el azar y el caos son un componente más de la existencia, aunque sus consecuencias sean anticlimáticas.
Así pues, cuando juego a Pendragón, Ars Magica o El Anillo Único y se me muere un personaje o le pasa una putada de las gordas por puro azar, me jode, pero me aguanto. Porque me parece más real. Porque en la vida real también muere gente y suceden putadas de las gordas por puro azar. Y jugar así me permite vivir otras vidas, yo, que estoy convencido de que solo voy a vivir una.
Los juegos de rol me fascinan por ser un ejercicio intelectual, porque los mundos en los que se desarrollan me abren la mente a maravillas que yo no habría podido soñar por mí mismo pero, sobre todo, porque creo que sí pueden llegar a ser una experiencia transformadora: me permiten ser, por un momento, en un espacio virtual compartido con otros, una persona que no soy. Quizá, incluso, una versión mejor de mí mismo. Y esa experiencia, ese conocimiento, en muchos casos te lo puedes traer del mundo mental al real.
¿No os parece que ya solo por eso, jugar al rol puede ser una experiencia maravillosa? ;)
Saludetes,
Carlos