Este ha sido un año extraño. De crisis y transformaciones. Intentaré resumirlo sin ponerme ni muy místico ni muy pesado. Pero bueno, ya me conocéis, así que no prometo nada ;). Echando la vista atrás, tengo claro que el 2022 ha tenido dos partes bien diferenciadas: un primer semestre dedicado en cuerpo y alma a la editorial y un segundo semestre dedicada a una profunda reflexión.
El año comenzó de manera normal, dedicado a mi curro a media jornada (por cuidado de menor) en la informática y mi curro como editor en 77Mundos. Comenzamos el año con el fracaso del mecenazgo de Axis Mundi, que no logró su financiación mínima. Lejos de amilanarse, Alicia decidió que había que hacer un esfuerzo y sacarlo por nuestros propios medios; había ciertos fondos en la editorial y los usamos para imprimir y distribuir el libro. Así que a principios de enero lo llevamos a tiendas y he de decir que me siento muy orgulloso de cómo quedó. Para mí, es una pequeña joyita dentro del movimiento OSR. Su autor, José Carlos, hizo un trabajo magnífico, y le echamos muchas, muchísimas horas para que la edición quedara estupendamente. Creo que para los amantes de la OSR es una obra verdaderamente útil, aunque solo sea por sus múltiples generadores de contenido.
Alicia y yo tuvimos una reunión en la que decidimos dar el todo por el todo en el año 22 y preparamos una ofensiva de publicación de libros y mecenazgos verdaderamente ambiciosa. Íbamos a sacar suplementos para prácticamente todas nuestras líneas activas, planeados a lo largo de todo el año. Íbamos a invertir en tener más presencia en redes sociales (incluyendo la contratación de una persona encargada específicamente de ello) y hasta contactaron con nosotros dos grupos creativos distintos para que les diésemos apoyo como editorial y sacar obras junto a nosotros. A pesar de que comenzaron a aparecer problemas de suministro, sobre todo relativos al precio del papel, publicamos una segunda versión de Hexplora, adaptada a las reglas de Axis Mundi, y planteamos y sacamos adelante dos proyectos de mecenazgo realmente ambiciosos: el mecenazgo mítico para Mythras, en el que se ofrecían tres libros de gran formato y calidad para Mythras y el mecenazgo de Zweihänder, que supondrá la publicación de un retroclón de Warhammer RPG de casi 700 páginas. A pesar de las dificultades, estábamos saliendo adelante, y creo que estábamos haciendo un trabajo más que digno.
Pero entonces, a principios de julio, peté. A ver, no tuve un colapso nervioso ni me dio un jamacuco, pero sí me di cuenta de que no podía seguir con el ritmo que llevaba. Podía, pero no debía. Porque la editorial poco a poco devoraba todo mi tiempo libre y cada proyecto sacado adelante no era sino un paso más antes de ponerme con el siguiente proyecto. Estaba sacrificando en el altar del rol a esposa, familia y amigos. Era la editorial o todo el resto de mi vida. No fue solo la carga de trabajo, hay más cuestiones personales que llevaba tiempo arrastrando, pero con la editorial no tenía tiempo libre alguno para resolver esas cuestiones.
Lo hablé con Alicia y he de decir que en todo momento conté con su comprensión y apoyo. Antes de ser socios en los últimos siete años venimos de ser amigos desde hace casi treinta. Así que con gran dolor por ambas partes, me retiré de la editorial y la dejé enteramente en sus manos. Estos meses tampoco han sido sencillos para Alicia, que ha tenido sus propios problemas. Por culpa de mi baja indefinida y de los precios cada vez más altos del papel y los portes, Alicia decidió suspender la publicación de los libros del verkami Mítico, porque no se podía calcular los precios a los que habría que imprimir y enviar libros a mitad del 2023, por lo que se devolvió el dinero a todos los mecenas. Un gesto que, creo, es casi inédito en España, sobre todo si tenemos en cuenta que se devolvió la pasta incluso a gente que nos llegó a decir que por favor no lo hiciéramos. Del mismo modo, se detuvieron casi todos los desarrollos, aunque por ejemplo, en el momento de escribir esta entrada sé que Zweihänder está en imprenta y, muy pronto, en camino.
77Mundos no se ha muerto, y Alicia sigue empeñada en sacar el proyecto adelante con la ayuda de gente que está dispuesta a poner de su parte para lograrlo. Se están corrigiendo libros que ya estaban escritos (dos para Axis Mundi), se sigue vendiendo el fondo editorial y la empresa no ha cerrado. Espero sinceramente que se recupere y pueda seguir dando guerra en el año que entra.
Lo cual nos lleva a esa segunda parte del año, en la que asistimos a la voladura controlada de gran parte de mi vida y posterior reconstrucción. Creo que no os lo he comentado, pero llevo desde julio yendo al psicólogo. Algo que me está viniendo muy bien, por cierto. No había ido antes y la verdad es que considero que es algo que quizá debería haber hecho años atrás. Aunque sé que económicamente no todo el mundo se lo puede permitir, me parece muy importante. Tanto, que ojalá estuviera incluido de verdad en la Seguridad Social de este país. A lo mejor se nos solucionarían muchos problemas si tuviéramos un acceso universal a la salud mental. Pero bueno, ese es otro cantar que se sale por completo del alcance de esta pequeña entrada.
Una de las imágenes que tengo grabada en la memoria de esos primeros meses sin obligaciones editoriales fue verme a mí mismo sentado en mi casa sin saber qué hacer con mi tiempo libre. Venía de años en los que mi rutina era venir del curro, hacer la comida, hacer la compra, hacer la cena y, en todos los ratos libres (¡en todos!) hacer algo de la editorial, ya fuera leer, escribir, corregir o lo que fuera. Ahora me da la impresión de que estaba aun en estado de shock, asumiendo lo que había hecho.
Y, poco a poco, empecé a retomar viejas costumbres. Quedé a tomar algo con amigos que hace tiempo que no veía (y me sorprendió darme cuenta de que los problemas de salud mental no eran algo que tuviera yo solo). Volví a leer libros, incluyendo algunos de los cuatrocientos juegos de rol que tengo en las estanterías. Puede que me haya leído como la mitad de esos libros, pero me sorprendí al darme cuenta de que había empezado a comprar juegos que guardaba directamente plastificados, sin siquiera abrirlos. No eran muchos, solo cuatro o cinco, pero ahí estaban y eso es algo que yo no había hecho nunca antes.
Me empecé a leer las aventuras de Clásicos de la Marca que tenía compradas y no leídas (casi todas, de hecho). También me animé a leer las aventuras originales de la Dragonlance, de las que he hecho una serie de pormenorizadas reseñas en los últimos meses (incluyendo una serie de conclusiones). No solo me leí las aventuras sino que, después de hacerlo, ¡me leí las novelas de nuevo! Las tres de Crónicas y las tres de Leyendas (que me gustaron mucho más en esta relectura) y hasta los volúmenes de los Caballeros de Takhisis (que no me han gustado demasiado). Y algunos otras cosillas tipo novela porque os parecerá increíble pero creo que llevaba años sin leerme un libro no de rol mas que de forma muy ocasional. En verano me leí otra vez La Isla del Tesoro, en un par de tardes. Releí El Principito. Alguna cosilla de autores pulp ¿Por cierto, os podéis creer que antes las novelas no ocupaban de media 700 páginas?
Un día, hablando con un amigo le dije que me daba la impresión de que estaba jugando la vida en «modo fácil» por primera vez en mucho tiempo. Sin exigencias más allá de leer algo o escribir algo, pero a mi ritmo. Y con la posibilidad de dejar lo que fuera que estuviera haciendo, sin pensar que no estaba aprovechando el tiempo en hacer algo «útil». Fue relajante y me ayudó en mi proceso de reeducación.
Me di cuenta también de que perdía mucho tiempo en las redes sociales. En Twitter había estado llevando la cuenta de 77Mundos, pero después de dejar la editorial le cedí el testigo a otra persona y yo reactivé mi cuenta personal. Pero me duró poco; fue llegar Elon Musk y preguntarme a mí mismo si realmente merecía la pena perder tanto tiempo en las redes. Es un sitio donde se pierde mucho tiempo, así que decidí alejarme de ellas. No descarto abrirme una cuenta de Mastodon en el futuro, porque creo que el modelo de instancias independientes pero conectadas entre sí y administradas por gente que realmente está implicada en crear una comunidad, es el único que puede dar como resultado un entorno no hostil de redes sociales. En ese sentido, me resultó muy interesante el artículo (en inglés) de Cory Doctorow sobre lo que el Fediverso puede hacer por nosotros (y lo que no). Las instancias de Mastodon pueden llegar a tener el problema de los foros, eso de que el administrador piense que este sitio es suyo y ponerse en plan un poco déspota... pero eso es lo que está haciendo Elon Musk con todo Twitter y no podemos hacer nada tampoco.
Entiendo que uno no se puede aislar por completo del mundanal ruido a menos que se pierda por el monte, y que aun así el mundanal ruido te va a terminar afectando de un modo u otro; somos seres sociales y nos es imposible escapar por completo de la sociedad. Así que entiendo que en un futuro volveré a interesarme por estar presente en la conversación global. Pero por el momento no. Ahora tengo que crear cimientos más sólidos para mi vida. Después, ya se verá. Creo que con las redes sociales me pasa como con el trabajo editorial. Habrá quien sepa compaginar ambas cosas con tener una vida equilibrada, pero a mí no me sale. O no he aprendido a hacerlo aún. Me sale más lo de dejarme absorber fácilmente por las cosas que me apasionan ;).
Dentro de un par de meses, a principios de marzo, se me acaba la reducción de jornada (mi hijo pequeño cumple los 12 años) y tengo que volver a currar a jornada completa, mis ocho horitas. Socorro. Encima el otro día hablé con mi directora y se están barajando cambios en el organigrama de la empresa y al parecer me van a ofrecer un puesto de más responsabilidad. Lo cual también bien y bravo, pero también doble socorro. Os confieso que marzo era o bien el momento de pillarme una excedencia del curro y dedicarme 100% a 77Mundos o de dejar la editorial por no poder tener dos curros de jornada completa a la vez. Por suerte o por desgracia para el rol, me temo que tendré que optar por la informática xD. Veremos en qué termina también eso, pero mis hijos ya empiezan a ser mayores y llevo diecisiete años siendo analista. Igual va tocando cambio.
De todas formas, no es el fin del mundo. Yo ya era feliz sin monetizar mi afición. No recuerdo un momento en los últimos 33 años en los que no haya estado leyendo, dirigiendo o jugando al rol. Eso no va a cambiar, hasta que me muera o se me vaya la cabeza. Así que ahora leo rol y novelas; juego por foro y les estoy dirigiendo una partida de Sombras Urbanas a mi hija y sus amigos adolescentes (me parto con ellos y ellas); escribo en el blog cuando me apetece; y yo creo que hasta escribiré algo de hobb... digo, de halflings para la Marca un día de estos ;). He descubierto el rol en solitario y redescubierto los librojuegos, y en realidad mi vida friki es totalmente completa. La estoy hasta combinando con salir un poco más por ahí (por ejemplo, a hacer el Camino de Santiago con mi Santa Esposa y unos amigos). Y, en cualquier caso, desde que hace casi tres años nos metieron a todos en casa, encerrados durante meses, uno no puede dar por supuesto nada sobre lo que le deparará el futuro. Ya se irá viendo.
Aprovecho para desearos a todos unas felices fiestas y mucha salud y suerte para el año que viene. Con salud y un poquito de suerte se puede salir adelante. En última instancia, la vida es ir tirando.
Saludetes,
Carlos