Venid, venid, jóvenes, y Hrothgar, el Contador de Historias, os hablará de los tiempos antiguos, sí, de la época del abuelo de mi abuelo, cuando Varmand el Fuerte llegó desde el sur, de las tierras de los Volsaxi, y fundó su clan en el Paso del Dragón.
Escuchad, oíd, lo que tengo que decir. Que Issaries me inspire y Humakt atestigue que digo la verdad.
En esos tiempos, Belintar el Extraño llegó nadando a la costa y comenzó a reunir seguidores. Mató al Anciano Único y fundó la Nación Santa, nombrándose a si mismo Faraón. Nuestros antepasados lucharon contra el Faraón, siguiendo al Rey Andrin, pero el Rey murió en la batalla. Peor aún, el Faraón le resucitó, pero muchos buenos orlanthis no quisieron seguir al Rey Zombi Andrin.
Es por eso que el Jefe Colymar decidió irse con su clan hacia el norte, al Paso del Dragón, que había estado despoblado de humanos desde que los grandes dragones los devoraran a todos. Pero Colymar rompió el antiguo hechizo y la tierra estuvo de nuevo abierta para la colonización.
Varmand el Fuerte tenía una banda de guerreros y ofrecía sus servicios a Reyes y Jefes. Por sus hazañas recibía ricos presentes que llevaba a su padre, Vargast, el Jefe del Clan Kogvari.
Un día, mientras volvían a las tierras del clan, vieron que había humo en el horizonte. Al llegar se dieron cuenta de que la gran villa de Vargast, Vargastead, estaba ardiendo. El Jefe yacía muerto, y muchos buenos hombres y mujeres. Todo había sido brutalmente saqueado. Los pocos supervivientes dijeron que había sido Orlev el Alto, un fiero guerrero que servía a Malasangre Malan, un señor de la guerra aún más fiero que él.
Varmand juró venganza, y envió a una partida de guerreros a las tierras del clan de Orlev, capitaneados por Sven Dödeson, un seguidor de Humakt, y su thane más querido. Sven era famoso por usar un hacha de doble hoja como arma, en lugar de la espada tradicional de los Humakti. El cazador Ingard, el hombre-lince, exploró el camino frente a ellos. Descubrieron que las tierras de Orlev habían sido abandonadas. Se habían ido al norte, dejando sus tierras para los esbirros del Faraón. Esos esbirros estaban midiendo las tierras para asentarse ellos mismos, pero Sven bajó con su banda y les mató a todos, y a los que no, les hizo huir. Así, interrogando a los supervivientes, es como averiguó que Orlev se había marchado con Malan y otros jefes guerreros al norte, al Paso del Dragón.
En las tierras del clan, Varmand preparó el funeral de su padre, mientras el Anillo del Clan decidía quién sería el nuevo Jefe. Llegaron representantes del Faraón exigiendo tributo, pero Gunnar Barbagrís, el Maestro de Leyes, y su amigo Heroelt Lengua de Plata, les convencieron para que les dejaran en paz mientras oficiaban los funerales.
Aún con las grandes pérdidas sufridas, Varmand no escatimó esfuerzos en hacer un gran funeral para Vargast. Y en la pira funeraria juró que algún día encontraría a Orlev y le mataría.
Llegó el tiempo de la cosecha, y todas las manos ayudaron en la recogida, como debe ser. Después, el invierno, y finalmente la estación de las tormentas. Todos pensaban que Varmand sería el nuevo jefe, pero un rico carl, cuyo nombre hemos olvidado, se postuló como jefe, y repartió ricos presentes entre las familias.
Varmand sospechaba de él, y envió a sus más fieles thanes, Sven, Gunnar y Heroelt, para que investigaran. Sus hombres descubrieron que los agentes del Faraón le estaba pagando para ponerle a su servicio. ¡Taimado Faraón!
Heroelt Lengua de Plata fingió hacerse su amigo, para vigilarle desde dentro. Y cuando llegó el momento de escoger nuevo jefe, descubrió al agente y le expuso ante el pueblo. Pero el indigno carl ¡admitió que estaba recibiendo ayuda! Dijo que habían llegado nuevos tiempos, que era hora de dejar las viejas costumbres, y que el Faraón traía la prosperidad y la paz.
La paz... nuestros antepasados no fueron grandes por conseguir la paz. Lo fueron por luchar siempre contra sus enemigos, por no rendirse jamás. ¡Nadie puede obligarnos a hacer nada!
Varmand podría haber luchado contra el usurpador, el cobarde, pero no puede matarse a un miembro de tu propio clan. Eso sería matanza de parientes, el peor crimen que se puede cometer, aparte de colaborar con el Caos. Por lo tanto, tomó una decisión: viajaría al Paso del Dragón, en busca de Orlev el Alto, el Asesino de Vargast. Y lo haría solo si fuera preciso. Pero no fue preciso, porque más de la mitad del clan le acompañó. Después de las fiestas del Tiempo Sagrado, Varmand y sus thanes, y todos los que quisieron seguirle, y no fueron pocos, se pusieron en marcha hacia el Paso del Dragón, en busca de venganza y de una nueva vida, lejos de tiranos y cobardes.
Mañana os contaré cómo los Varmandi lucharon para encontrar unas tierras donde vivir. Y cómo las consiguieron.
Así ha hablado Hrothgar el Viejo, que conoce todas las historias