Visualizad la escena: una nave nodriza, con más de 150 tripulantes, está viajando de un planeta a otro. Ha recolectado víveres en un planeta deshabitado, y va a tardar una semana en llegar hasta su destino. Durante el trayecto, comienzan a suceder cosas extrañas: averías de diversos sistemas, suministros que desaparecen, y hasta un tripulante al que se encuentra muerto, completamente desangrado.
Finalmente, se descubre que unas formas de vida alienígenas han subido de algún modo a la nave, y que están en una sección aislada de la misma, en un laboratorio hidropónico (pensemos en una especie de granja de cultivo de alimentos).
Una científica se ha quedado atrapada en el laboratorio y está defendiéndose como puede del ataque de los alienígenas. Parte de la tripulación llega hasta allí para ayudarla, incluyendo la Capitana de la nave. Después de evaluar la situación, deciden que el curso de acción más prudente es sellar la sección y sacar todo el oxígeno, para matar a los alienígenas... y dejar morir a la científica.
Y así sucedió. La amenaza fue derrotada, y a la científica le dieron una medalla a título póstumo.
Este episodio sucedió en una campaña de Star Wars que estoy dirigiendo con el sistema FATE (soy así de especialito...). Estamos siguiendo la Campaña del Guardián Oscuro, pero con unos cuantos ajustes que estoy haciendo aquí y allá. De todas formas, en esencia es lo mismo: una nave nodriza con una tripulación que debe explorar el espacio desconocido en busca de un gobernador imperial que ha huido con parte de su flota.
Traigo el tema a colación porque tuve sentimientos encontrados con esta situación. En primer lugar, porque sentí que los jugadores no habían hecho todo lo posible por salvar a su compañera (Personaje No Jugador, pero compañera dentro del universo imaginado), y en segundo lugar, porque no es lo que me espero que hagan unos personajes del universo Star Wars.
Tal y como está planteada la aventura, se supone que hay posibilidades de vencer a los monstruos y salvar a la científica, pero sí que es cierto que más de un personaje podría haber muerto en el intento. Al menos, más de un guardia (los personajes jugadores en FATE son difíciles de matar...). Lo terrible del asunto es que la solución que encontraron los jugadores era más lógica y más segura que entrar pegando tiros en un lugar infestado de enemigos de los que conocían pocos datos. De este modo, se sacrificaba la vida de una persona pero se salvaba la de decenas de tripulantes. Está por ver si en la vida real tendrían tanta sangre fría para hacerlo... pero era una opción, y es la que escogieron.
Como ya he dicho, además del problema moral tenemos el problema de si esta es una actitud que encaja dentro del "espíritu Star Wars". Y, de entrada, yo diría que no encaja. Casi cualquier protagonista de las películas, las series de televisión o las novelas habría por lo menos intentado salvar a la científica. Es algo que se espera de ellos: sacrificio, heroicidad, acción. Si fuera Star Trek lo podría entender mejor, sobre todo si hubiera sido una solución propuesta por un vulcano ("el bienestar de la mayoría prevalece sobre el bienestar de la minoría"), aunque estoy casi convencido de que los miembros de la Flota Estelar también habrían hecho lo imposible por salvar a su compañero. Finalmente, si estuviéramos jugando a Battlestar Galáctica, esta habría sido, sin duda, la primera opción que habrían elegido los protagonistas :D, porque en BSG la vida es dura y perra, y las heroicidades de este tipo se suelen pagar caras.
¿Por qué entonces no dije algo del tipo "no, ni de coña, tenéis que entrar a salvar a la científica, esto es Star Wars"? Es más, ¿por qué no use ciertos elementos del propio sistema FATE, como la posibilidad de forzar uno de los Aspectos de los personajes para que actuaran heroicamente? La respuesta es una mezcla de contrato social y de libertad de elección.
El "contrato social" son las reglas de comportamiento no escritas que se terminan generando dentro de un grupo de juego. Cosas como no meternos con temas religiosos en las aventuras, el grado de seriedad de la campaña, o si es lícito usar los dados de los compañeros. Estas cosas normalmente no se dicen directamente, sino que se asumen después de jugar juntos un tiempo, y puede llegar a ser beneficioso hablarlo entre todos de forma explícita. En el caso que nos ocupa, el contrato social entre mi grupo es que los personajes pueden hacer lo que quieran, dentro de unos límites, incluso si eso revienta la aventura.
Y es que a mí me gusta que los jugadores tengan libertad para decidir qué hacer en una campaña. Puede que la aventura planteada inicialmente sea algo dirigista (ir de A a B y recuperar C), o que haya eventos que estén fuera del control de los jugadores (los bichos infectarán la nave de forma inevitable), pero las decisiones de los jugadores siempre son soberanas. Si ellos creen que sus personajes deberían hacer algo o tomar cierta decisión, yo no soy quien para decirles lo contrario. Puedo, si quiero, usar alguna mecánica como los rasgos de personalidad de Pendragón o los Aspectos de FATE para tratar de forzarles en la dirección que yo creo más conveniente, pero este tipo de mecánicas tienen sus límites, incluyendo límites para el director de juego. Los utilizo siempre con mesura.
Al final del día, les pregunté varias veces si eso era realmente lo que querían hacer, y los jugadores decidieron que sí, que eso era lo que querían que hicieran sus personajes. La plaga fue destruida, la nave se salvó, y una tripulante fue conscientemente sacrificada.
Lo único que queda por contar es qué consecuencias tendrán estos actos. Eso lo veremos en el futuro de la campaña, pero sólo voy a decir que la otra cara de la libertad es la responsabilidad, y que siempre que tomamos una decisión tenemos que ser conscientes de que puede tener consecuencias.
Saludetes,
Carlos