En las últimas semanas me he visto con los críos la serie She-Ra y las Princesas del Poder en Netflix. De hecho, la he visto dos veces, una con mi hija de 13 años y otra vez con mis chicos de casi 11 y casi 8. Sí, me ha gustado tanto como para verla dos veces ;).
Para los que no sepan de qué va la vaina, resulta que She-Ra y las Princesas del Poder es un reinicio de una serie de dibujos animados que existió en los 80 y que estaba muy relacionada con He-Man y los Másters del Universo. De hecho, fue una serie que nació como un spin-off de la de He-Man. Y sí, también principalmente como modo de mejorar las ventas de una colección de muñecos para niños (en este caso, para niñas). Esta serie de 2018 coge de nuevo la premisa inicial y la reinterpreta, aunque manteniendo las premisas de la serie original.
La trama transcurre en el planeta Eteria, donde la Horda del Terror, liderada por el malvado Hordak, mantiene una guerra de conquista del planeta a la en el momento de comenzar la serie solo se oponen activamente las fuerzas del reino de Luna Brillante. Adora, la protagonista de la historia, es una adolescente que ha sido criada por la Horda y que está a punto de graduarse como capitana de sus fuerzas y entrar en combate. Adora piensa que la Horda está cumpliendo una misión de pacificación del planeta y que está trayendo orden a un mundo sumido en el caos por culpa de las malvadas Princesas del Poder (como las que viven en Luna Brillante). Poco antes de dicha graduación, Adora y su amiga Gatia viajan a un bosque donde Adora encuentra una espada con la que se convierte en She-Ra, la Princesa del Poder. Y, después de conocer a Destello y Arco, dos jóvenes que viven en Luna Brillante, se da cuenta de que en realidad la Horda son los malos y que debe enfrentarse a ellos.
Este es el inicio de la serie, y durante los 13 capítulos de la primera temporada se nos cuenta cómo Adora va reactivando la moribunda rebelión de las Princesas del Poder para enfrentarse a la Horda. Muchos de los capítulos tratan de cómo Adora, Destello y Arco viajan a distintos reinos para convencer a sus Princesas (que son sus monarcas, en realidad) de que se unan a la rebelión. Mientras tanto, la amiga de Adora, Gatia, se ha quedado en el reino de la Horda, donde poco a poco va escalando posiciones hasta conseguir el puesto que debería haber sido de su amiga. Lo cierto es que la rivalidad entre Adora y Gatia, su relación de "amienemigas" es uno de los puntos fuertes de esta primera temporada.Al final, esto no deja de ser una serie de dibujos para chavales jóvenes con aventuras, amistad, violencia de la que explotan robots y tanques pero morirse, aún no he visto morirse a nadie, etc. El público objetivo es la muchachada que está acabando el cole y/o empezando el instituto.
Y sin embargo... creo que es mucho más.
Por circunstancias que no vienen al caso, llevo desde septiembre currando a media jornada, con lo que dejo a los niños pequeños por la mañana en el cole (mi hija se va sola a su instituto) y después como a las 14:30 con mi hija y a las 16:00 me voy a por los otros dos. Y mientras comemos, mi hija y yo nos vemos series de Netflix o de lo que caiga. De este modo nos hemos visto varias temporadas de Hora de Aventuras, bastante Gumball, muchísimo Teen Titans... y finalmente She-Ra. Y She-Ra lo vimos porque lo sugerí yo, después de leer un poco sobre la serie, porque hubo un día que mi hija me preguntó: "Papá, ¿por qué en todos los dibujos animados siempre hay más chicos que chicas en los grupos?". Es decir, en Gumball y Hora de Aventuras los protagonistas principales son dos chicos, en Teen Titans son dos chicas y tres chicos, etc. Igual es que no hemos dado con las series adecuadas, pero yo quería buscar una serie en la que hubiera más chicas que chicos en los papeles principales, y con She-Ra me han dado mucho más de lo que buscaba.
Porque no es solo que en She-Ra haya más chicas que chicos, sino que las chicas son las que llevan la voz cantante, tanto en el bando de los "buenos" como en el de los "malos". Adora/She-Ra es la tipa más fuerte de este universo, y es delicioso verla cargarse tanques a puñetazos. Pero es que en el grupito de colegas formado por Adora, Destello y Arco (dos chicas y un chico) las chicas son las que llevan la iniciativa y la voz cantante y Arco es precisamente el tipo equilibrado que trata de mantener la paz y la concordia (un rol habitualmente reservado a las chicas en este tipo de series, donde ellos tienen los planes locos y ellas son las que ponen los ojos en blanco y encarnan el sentido común).
Y luego tenemos el tema de la representación: Adora es una adolescente con cuerpo de adolescente normal, que cuando se transforma en She-Ra crece hasta superar los dos metros y se hace más "rotunda" sin llegar a ser una culturista. Pero Destello es una jovencita con piernotas, no la típica chica escultural. Y hay más protagonistas que son chicas gorditas, chicas aparentemente latinas u orientales, y hasta chicas que, claramente, tienen entre sí algo más que amistad. Que pueda haber heroínas con cuerpos de distintas formas y gente en relaciones distintas me parece genial, porque ya va siendo hora de que no solo digamos que tienes que estar a gusto con tu cuerpo y que puedes querer a quien quieras, sino que lo veamos. Sí, también en dibujos orientados a niños. Especialmente en dibujos orientados a niños, que tiene que tener todo tipo de roles positivos con los que poder identificarse.
Después de verlo con mi hija en la hora de la comida se lo hemos terminado poniendo también a los chicos varones en la hora de la merienda y se lo han pasado genial viéndolo. Porque claro, no solo es una serie con diversidad de razas y orientaciones sexuales, sino también una serie muy divertida (impagables los personajes como Escorpia o Tecnia, muy divertidos).
Creo que lo que más me han gustado han sido los malos. Gatia es genial, porque está claro que Adora ha sido muy importante en su vida y que siente de forma personal su traición a la Horda. Escorpia me encanta por su fuerza y su eterna sonrisa y los personajes que terminan juntándose alrededor de Gatia tienen pinta de que se convertirán en un "grupo de colegas" que van a ser el reflejo del grupo de colegas de los buenos. Sobre todo me gusta que mis hijos hayan podido ver a malos con matices de gris y hasta de blanco. No son villanos de opereta, aunque no dejan de ser los malos.
Por ponerle un pega, diré que la animación no es todo lo buena que podría ser, pero espero que vaya mejorando con el paso de las temporadas. No es que sea mala, en modo alguno (los diseños de los personajes me encantan, todos son muy identificables) pero a veces creo que le falta algo de fluidez al dibujo en ciertas escenas.
Después de investigar un poco sobre la serie he descubierto un par de cosas: que la creadora/showrunner, Noelle Stevenson, es una mujer lesbiana que sin duda se ha dicho a sí misma que debía presentar las cosas tal y como lo ha hecho; y que, como es habitual en estos tiempos que corren, ha habido furibundas hordas de fans que han dicho que esta no es la She-Ra de los 80 y que ya están los Social Justice Warriors y las ideólogas de género jodiéndolo todo. A estos últimos, probablemente todos señores de 40 y tantos (o más) les diría que esto no deja de ser una serie para niños y que no tiene nada de malo. Si creen que es una traición a su infancia, no la vean.
Yo, la verdad, he disfrutado mucho de la serie, y de verla con mis hijos. Nos han contado una historia sencilla donde priman las relaciones entre los personajes sobre los fuegos artificiales (que también hay) y nos han dejado con ganas de ver la segunda temporada. Me alegra que Netflix haya decidido seguir con la serie, y espero que mejore aún más en el futuro. Un 10.
Saludetes,
Carlos