Como ya os comenté en mi anterior entrada, mi mundo rolero se vino un poco abajo a principios de 1996. Hubo muchos factores que influyeron en esto, pero destacaré dos: por un lado que mis editoriales de referencia (Joc Internacional sobre todo y, en menor medida, Ediciones Zinco) estaban de capa caída, y terminaron cesando su actividad; y por otro lado, que con eso de haberme echado novia a finales del 95 y haber descubierto un año antes que por primera vez en mi vida tenía que ponerme a estudiar en serio para aprobar... de repente no tenía todo el tiempo del que disponía antes para jugar.
Un poco de aburridas batallitas personales
Pasemos primero un poco por encima por mi vida no friki. No os aburriré demasiado. Conocí a Rosa mediante el chat de la Universidad a finales de 1995, y comenzamos a salir un mes después. Lo cierto es que ella no era informática: simplemente tenía a una amiga en la Universidad (Camino, la chica de la que os hablé en la anterior entrada) y dio la casualidad de que se vino con ella a chatear a mi Escuela un día. Rosa estudiaba Ciencias Políticas y, además, iba al conservatorio a estudiar piano. Nuestra relación duró un poco más de un año, pero al final la cosa no funcionó. Incompatibilidad de caracteres, me temo. Ella era muy sentida y yo bastante pasota. En septiembre de 1996 me envió un correo electrónico diciéndome que cortábamos. La conocí en un chat y me dejó por email; Internet nos lo da e Internet nos lo quita.
Esa habría sido una buena ocasión para recuperar mi afición por el rol y comenzar de nuevo a jugar campañas con mis amigos, pero lamentablemente caí en las garras de... ¡el alcohol y las drogas! Bueno, las drogas no, pero el alcohol sí, un poco. Mi primo Javi (el mismo que me había acompañado al Corte Inglés a comprarme mi "RuneQuest") se enteró de que había cortado y se propuso que no me hundiera por culpa de la ruptura. Así que me acogió en su grupo de amigos y me animó a que empezara a salir con ellos. Casi todos eran gente que yo ya conocía del colegio, pero que se habían quedado haciendo BUP en Coslada mientras yo me iba a estudiar a San Fernando, así que tampoco fue tan difícil integrarme.
Y vaya si me integré.
Si mi vida fuera una canción de Sabina, ahora os diría que entre los años 1996 y 1999 casi no recuerdo nada más allá de noches de juerga, mujeres y sustancias psicotrópicas. Por suerte no soy Sabina, así que simplemente diré que entre esos años salí con una chica en plan serio y con otra en plan no serio, tuve mis rolletes de una noche, me vi envuelto en una pelea absurda en la que corrí mucho y terminé dialogando con un tipo del bando contrario, me gané 20 minis de cerveza por desnudarme íntegramente en un bar subido a un bidón, perdí la consciencia dos veces, un grupo de crápulas me nombró "Rookie del Año", contribuí a pagar la Universidad de los hijos del dueño de "El Otro Lao" y "El Otro Sitio", dormí 4 horas en dos días junto a un amor de verano en Valencia, me gané el apodo de "La Leyenda" entre los amigos de mi hermano, besé a una chica con un diente de madera y, en definitiva, me porté como un típico chaval de entre 21 y 24 años de finales de los 90.
No me dio tiempo a jugar mucho al rol...
En el 99, con los estudios terminados y trabajando en el proyecto fin de carrera, comencé por un lado a currar en una empresa de informática y por otro a salir con la que ahora es mi esposa. La había conocido en el 96, después de cortar con Rosa. Entre los años 96 y 99 tuvimos un rollo muy curioso: éramos amigos y salíamos juntos de cuando en cuando. Y una de cada dos veces que salíamos nos enrollábamos. Entre medias, o ella estaba con otro chico o yo estaba con otra chica. En el 99, los dos descubrimos que estábamos "libres"... y me echó el lazo. O quizá fue al revés, porque cuando le comentó a un amigo común que estaba saliendo conmigo, éste le contestó "no me extraña; el que la sigue, la consigue".
A finales de 2000 nos compramos un piso y en el 2001 comenzamos a vivir juntos. Yo tenía 25 años.
Y ahora, a lo que interesa: el rol
En este período de 1996 a 2001 lo que hice fue comprar rol, pero no jugarlo. Recuerdo perfectamente que mi hermano y mi primo Óscar, el núcleo duro de mi grupo de juego durante mi Edad de Oro, me insistían muchas veces en que había que jugar al rol, que tenía que preparar una campaña, etc. Pero o yo estaba de juerga los fines de semana o estaba estudiando, o estaban saliendo o estudiando ellos, que también iban teniendo una edad (les saco como unos cinco años). Recuerdo que sí que nos dio tiempo, por ejemplo, a jugar a "Pendragón" usando la campaña de "El Joven Arturo". Esa la jugamos sólo los tres, y funcionó muy bien, pero no recuerdo haber jugado muchas más campañas en esta época.
Pero si bien no jugaba casi, sí que compraba. No de forma regular, pero sí de cuando en cuando. Ediciones Zinco había desaparecido del mapa en 1995, y Joc Internacional quebró en 1998, pero ya había dejado de publicar cosas que me gustaran varios años antes. A finales de la década de los 90, la editorial de referencia, la que más publicaba, era La Factoría de Ideas, y lo que más vendía eran libros de "Vampiro", "Hombre Lobo", y el resto de colecciones del "Mundo de Tinieblas".
Como ya os he comentado, estos fueron años oscuros para mí en cuanto a rol, pero no lo fueron para muchísima otra gente, que precisamente entró en este mundillo gracias a "Vampiro" y al hecho de que si bien las estanterías de rol se hicieron un poco monotemáticas, sí que había libros a tutiplén. Yo estaba a otras cosas, como por ejemplo, enrollarme con mujeres con un diente de madera (lo siento; sigo dándole vueltas al asunto aún hoy).
Pero sí he de decir que al final terminé picando y me compré unos cuantos libros de "Vampiro: La Mascarada" y, sobre todo, de "Mago: La Ascensión".
Vampiro: La Mascarada
A "Vampiro" llegué tarde, pero a partir de 1999 me hice con el libro básico y los libros de "Guías de la Camarilla" y "Guía del Sabbat", además de con los libros de aventuras de "Las Crónicas Giovanni" y de las "Crónicas de Transilvania" y libros sueltos como "Hijos de la Noche" y "Eliseo". Nunca llegué a hacer personajes ni a preparar campaña alguna, pero me divertí leyendo las burradas de estadísticas de "Hijos de la Noche", la alienígena forma de pensar de los vampiros del Sabbat y sus extrañas sendas, o cómo interpretar a vampiros antiguos en "Eliseo". Las aventuras de las "Crónicas" no me llegaron a impresionar mucho; tenían su interés, sí, pero la historia no me llegó a enganchar porque siempre me daba la impresión de que me faltaba información, que no podía llegar a ver la historia completa. Quizá es que no le puse el interés suficiente.
Mago: La Ascensión
La colección que realmente sí que me enganchó fue la de "Mago". Años antes, en 1993, había comprado la traducción al español que Kerykion había hecho de la tercera edición de "Ars Magica", y me había gustado mucho el juego. "Mago" era en muchos aspectos una "actualización" del juego a la época actual, pero con el sistema de "Vampiro"; hasta la Orden de Hermes a la que pertenecen los magos en "Ars Magica" era una de las Tradiciones a las que podías pertenecer en "Mago". No es de extrañar, puesto que "Ars Magica" y "Mago" tienen un autor en común: Mark Rein·Hagen."Mago: La Ascensión" me gustaba por su ambición. En otros juegos hay también intrigas y bolas de fuego, pero en "Mago" el conflicto básico es una lucha entre distintas tradiciones de magos por cambiar la realidad. En el juego los personajes interpretan a Magos pertenecientes a una de las Tradiciones mágicas existentes en el mundo, y su principal enemigo es la Tecnocracia, que no dejan de ser otro tipo de Magos que son los que van ganando la Guerra de la Ascensión, y que han convencido a las masas de que la tecnología y el orden es lo que les conviene. A medida que la gente va creyendo más en la tecnología y la ciencia, la magia de los Tecnócratas funciona mejor, y la de las Tradiciones, tachada de supersticiones por la Tecnocracia, funciona cada vez peor, y se enfrenta al poder de la Paradoja, es decir, al subconsciente de la Humanidad. Lo cierto es que la cosa es un poco más complicada, sobre todo si empiezas a meter en la ecuación a los Nefandos, a los Merodeadores, o al resto de bichos con los que los Magos comparten el Mundo de Tinieblas (vampiros, hombres lobo, momias, etc.).
Pero el caso es que estos libros me atraparon, porque eran interesantes de leer. Como ya he dicho, las ideas eran ambiciosas, y la amplitud de todo lo que podías interpretar con este juego era gigantesca. Tanto, que era difícil saber cómo abarcarlo todo. Yo intenté jugar a "Mago", y hasta hicimos personajes y jugamos una partida, pero no cuajó, y creo que la razón era que había tantas opciones que era muy difícil centrarnos en algo.
Lo que sí recuerdo es que hubo una serie de suplementos que me leí una y otra vez:
- El Libro de las Sombras y El Libro de los Espejos: Eran respectivamente el libro del jugador y el libro del director de juego de "Mago". Estaban repletos de ideas para interpretar personajes, para organizar crónicas, y para entender cómo coño funcionaba la magia y cómo interpretarla. Me los leí en varias ocasiones, y siempre que me los acababa me daban ganas de preparar una crónica, porque pensaba que por fin había "pillado" el concepto del juego. Luego resultaba que no. Pero eran interesantes. Recuerdo haber leído en uno de ellos referencias a Joseph Campbell y "El Viaje del Héroe", y haber pensado "coño; Glorantha". Pero no me lo tengáis en cuenta: yo veo muchas cosas en función de Glorantha.
- Telaraña Digital 2.0: O la Internet Mágica. Hay una Tradición en el juego que son los Adeptos Virtuales, que son una especie de hackers mágicos. Normalmente deberían estar afiliados con la Tecnocracia, pero les repugna el control y el inmovilismo que propugnan los Tecnócratas, y por tanto se unieron a las Tradiciones. Estos Adeptos Virtuales son maestros en visitar la Telaraña Digital, que sería como una internet aún más poderosa y flipante que está al otro lado de la internet aburrida que tenemos los mortales. Me gustó el concepto de que esta Telaraña Digital era en realidad el Reino Mágico de la Correspondencia, un lugar donde todo está conectado, y que Internet no es más que una primera capa de ese reino. Y me hizo mucha gracia cuando leí que un "flame" en la internet mundana se convertía en un fuego real y dañino en la Telaraña Digital :D. Me gustaba leer este libro e imaginarme campañas enteras que tuvieran lugar en este mundo virtual, pero luego me rascaba la cabeza y pensaba que si montaba una campaña centrada en la Telaraña Digital, todos los personajes deberían ser Adeptos Virtuales, y se quedarían muchas cosas fuera. En fin, al menos la lectura era entretenida.
- El Libro de los Mundos: Este era, sin duda, mi libro preferido de "Mago". Me lo leí muchas veces. Era una descripción de los reinos que había más allá de la Tierra. Te describían la Umbra Cercana, los Reinos del Horizonte, los distintos planetas (Marte, Júpiter, etc.), junto a sus propias Umbras, reinos de demonios, infiernos, reinos feéricos, naves umbrales de los Hijos del Éter y los Ingenieros del Vacío... si "Mago" era ambicioso, este libro para mí lo era aún más. Literalmente, se podían montar campañas enteras en las que los personajes no pisaran la Tierra, y fueran vagando de un lugar a otro del espacio, volando de forma astral o en navíos espaciales, o en un carro tirado por cabras. Me leía este libro una y otra vez, me alucinaba, trataba de entenderlo todo, no lo conseguía, lo leía de nuevo...
Al final, "Mago" me gustó mucho, e incluso compré suplementos de "Mago: La Cruzada", pero no fui nunca capaz de sacar algo en claro ni de una versión ni de la otra. Era tan ambicioso, que no sabía por dónde cogerlo. Podía haberme centrado en una zona pequeña, o en algo que me hubiera llamado la atención especialmente, pero cuando la lucha consistía en dominar la realidad, ¿cómo conformarse con menos?
Con el paso de los años me fui comprando suplementos de "Mago: La Ascensión" y de "Mago: La Cruzada" casi de forma automática, pensando que llegaría el día en el que por fin tendría tiempo para jugar con ellos, un día en el que por fin me los leería todos, lo entendería todo, Ascendería como rolero y por fin tendría la sabiduría suficiente como para montar una campaña...
Años después, vendí todo lo que tenía de "Vampiro" y de "Mago". "Vampiro" no me gustaba porque la idea de jugar con un monstruo asesino no me terminaba de convencer. Las dos colecciones de "Mago" sumaban varias docenas de libros, algunos de los cuales estoy seguro de que ni había ojeado más allá del día que los compré. Tomé una decisión y me desprendí de todos. Los fui vendiendo en lotes, hasta que sólo me quedó un libro llamado "Combate" que terminé regalando en el mercadillo de una de las ediciones de las "Ludo Ergo Sum", porque nadie lo había querido comprar.
De esta particular "Edad Oscura" sólo me queda el recuerdo. El resto, los libros, que no llegué a usar para jugar, espero que terminaran en casa de gente que les sacara provecho. Para mí, polvo fueron y en polvo se convirtieron.