Iba a llamar a esta entrada «salseo en Brooklyn» porque iba a escribir sobre dos personajes que interpreté en sendas partidas de rol por foro en las que primaba el romanticismo, las relaciones sociales y el salseo infinito. Pero me ha quedado la entrada tan larga hablando simplemente de uno de ellos que he preferido centrarme en él y dejar la historia del segundo en otra ocasión. Después de haberos hablado de mi personaje de Star Trek, toca darse un paseo por la Gran Manzana de la mano de Sam Brubaker.
Birds of Brooklyn
Allá por finales de 2019 me apunté a una partida de rol en
Comunidad Umbría. Ya había jugado otras partidas en esta web antes, pero habían sido partidas sueltas a
Pendragón,
ACKs o
El Anillo Único, y lo cierto es que no terminé la mayoría de ellas. Eran partidas muy similares a las que jugaba en mesa, con sistemas de juego con su hoja de personaje, sus combates, sus tiradas, etc. La gran diferencia es que el ritmo era mucho más lento (una partida podía durar meses) y existía la oportunidad de ser un poco más
narrativo al jugarla, porque al fin y al cabo, podías escribir no solo lo que decía el personaje y las decisiones que tomaba, sino también sus pensamientos.
La partida de Birds of Brooklyn era distinta. En primer lugar, no había sistema de juego: se trataba de una partida en la que simplemente se interpretaba a un personaje, sin hacer ningún tipo de tirada. Y tampoco estaba ambientada en un mundo de fantasía, sino que transcurría por completo en la ciudad de Nueva York, sin vampiros, ni magia, ni fantasía. La partida giraba alrededor de una cafetería llamada Birds of Brooklyn y los personajes eran los trabajadores y clientes habituales del establecimiento, un poco al estilo Cheers pero sin ser una comedia. La directora de la partida, Ame, lo planteaba como una partida narrativa y romántica, y como una especie de continuación o spin-off de otra partida similar que había ambientado en París llamada Love Bites.
No tengo muy claro por qué me apunté. No conocía ni a la directora ni a ninguno de los jugadores que se estaban apuntado en el hilo de reclutamiento. Supongo que me llamó la atención el concepto y decidí darle una oportunidad. Curiosamente, tenía una idea de personaje que podía encajar: Samuel R. Brubaker. Si habéis leído la entrada sobre Vladimir Vasiliev sabréis que Brubaker (con la cara del actor Rodolfo Sancho) fue mi segundo personaje en la partida de Star Trek que me tiré años jugando. Pero abandoné esa partida y me había quedado con un cierto mal sabor de boca por no haber podido disfrutar del personaje lo que hubiera querido. Así que reutilicé la imagen y el nombre y construí una personalidad nueva para él. Quién sabe, ¡igual era un antepasado del otro personaje! :D
En Comunidad Umbría se suelen hacer hilos de reclutamiento en los que los directores de juego proponen la partida y ofrecen a la gente apuntarse. Como directores que son, tienen la opción de poner las normas que quieran y de aceptar a los jugadores que les apetezca. En este caso, Ame hizo algo curioso: nos metió a la mayoría de los que habíamos mostrado interés en la partida en una pequeña escena individual en la que nuestros personajes se entrevistaban con la dueña de la cafetería, una francesa llamada Sophia Jouvet. Era un modo chulo de cogerle el punto al personaje y ver si encajabas. Yo salí bastante satisfecho de la entrevista, porque pensé que lo había hecho bastante bien, aunque luego me enteré de que había estado a punto de no entrar porque a Ame no le gustó mucho cómo escribía :D. Admito que ahora lo leo y veo que utilizaba demasiado las citas de texto para organizar mis propias respuestas, y que por aquel entonces tampoco sabía muy bien cómo se escribían diálogos en español (con guiones largos, por ejemplo, y con comillas españolas). Pero por suerte, me admitió y así el señor Brubaker, un señor cuarentón, divorciado dos veces, ex-periodista y con algo de experiencia (pero tampoco mucha) en la gestión de un establecimiento de restauración, se convirtió en gerente del Birds of Brooklyn.
Casi todos los que jugaban a esta partida se habían creado personajes bastante jóvenes que se estaban buscando la vida por Nueva York. Mi personaje era el más viejo de todos y creo que pronto conseguí convertirlo en el papi del grupo xD.
Hay que decir que la partida era bastante grande, con muchos jugadores participando a la vez. De media, creo que en cada momento habría de ocho a doce jugadores activos. Los que he puesto en la imagen anterior eran el elenco completo, pero incluso ahí faltan algunos que se quitaron pronto. Como yo no tenía mucha experiencia en este tipo de partidas tan multitudinarias, me sorprendió al principio ver que varios jugadores se marchaban al poco tiempo de estar jugando. Digamos que, aunque les había gustado el concepto general, descubrían que la partida no era para ellos y pedían salirse. Como no había realmente una trama que seguir (no había un objetivo más allá de interpretar a los personajes), simplemente se hacía que los personajes dejaran de aparecer por la cafetería, si eran clientes, o se iban a otros curros si interpretaban a trabajadores. Pronto, sin embargo, se fue creando un grupo de irreductibles a los que nos había gustado el concepto y que nos lo pasábamos bien interpretando las vidas de otros, e interactuando entre nosotros.
Las partidas de rol por foro se organizan por escenas independientes, y no siempre estás presente en todas. El director de juego puede decidir que algunas escenas sean públicas y otras sean privadas, solo para los participantes de la misma. De hecho, os pondría el enlace de la partida, pero no podríais entrar a leer la mayoría de las escenas, porque solo las pueden ver aquellos que participamos en ellas. Esta organización por escenas puede llegar a provocar ciertas «paradojas temporales» porque lo normal es que te abran varias escenas a la vez: una trabajando en la cafetería con varios personajes, otra con otros personajes de fiesta unos días después, etc. Y vas avanzando en estas escenas al ritmo que puedes, esperando en ocasiones a que otros escriban antes de poder responderles. O incluso avisando de que estás liado con la Vida Real y que no vas a poder escribir en unos días y que te pueden saltar el turno. Hay todo un protocolo y unas etiquetas de actuación, una de las cuales es el ritmo esperado: lo normal es que la gente escriba cada dos o tres días, o puede que se indique que hay que escribir dos veces a la semana, antes de los martes y antes de los sábados, por ejemplo. Las partidas con un ritmo más intenso exigen escribir todos los días, pero ya os digo yo, que las he jugado, que eso es bastante difícil de mantener, sobre todo durante mucho tiempo. Esta partida en concreto era de tipo medio y todos escribíamos cada par de días o tres.
Como ya os he dicho, la partida empezó a finales de 2019, así que cuando llevábamos unos tres meses... nos pilló la pandemia. Y en esos meses extraños, los que estábamos jugando nos empezamos a comunicar fuera de la partida usando un servidor de Discord. Incluso en un par de ocasiones montamos una reunión con los micrófonos y nos pusimos voces los unos a los otros. Teniendo en cuenta que había muchos que vivíamos en España y otros que jugaban desde Venezuela o Argentina, era difícil coordinarnos para hablar todo a la misma hora, pero el hecho de estar casi todos confinados ayudó a encontrar huecos xD. Fue un período extraño de nuestras vidas, la verdad.
Yo llegué a hacer muy buenas migas con la directora, y el hecho de que ella interpretara a la dueña y yo al gerente hizo que organizáramos un par de cosas juntos. La partida era suya, pero yo ayudaba en todo lo que podía. Y pronto me di cuenta de que hay un peligro bastante importante en estas partidas narrativas de corte romántico: es complicado en ocasiones separar al personaje del jugador.
Como nos habíamos apuntado a una partida romántica, era evidente que íbamos buscando interpretar romances, salseo y hasta escenas de sexo. Hay una norma en Comunidad Umbría para marcar partidas como reservadas a mayores de 18 años, para evitar precisamente tener a menores escribiendo escenas con sexo, violencia extrema, etc. junto a adulto. El director es el que marca si una partida es para adultos o no, y también se pueden marcar así escenas específicas. Obviamente, una persona puede entrar y mentir sobre su edad, pero eso ya está fuera de la capacidad de gestión de los administradores.
Pronto comenzó a haber emparejamientos en la partida, con personajes que empezaban a tontear, a salir unos con otros, etcétera. La jefa de la cafetería, Sophia (interpretada por la propia directora) comenzó a salir con uno de los empleados, un compatriota francés. Lamentablemente después «cortaron» y fue mi personaje el que empezó a salir con el suyo. Y esto, que tendría que haber sido simplemente un lance del juego, se convirtió en un drama en la vida real: el otro jugador se lo tomó como una traición en toda regla, se quejó en canales de Discord relacionados con Umbría, puso a parir a la directora porque había jugado con sus sentimientos... en fin, todo un drama. Pero el caso es que yo tuve también mi dosis de drama en ese sentido porque mi personaje había estado tonteando previamente con el personaje de otra jugadora y creo que tampoco se tomó bien que me fuera al final con la jefa. Llegamos a intercambiar un par de mensajes por Discord hablando del tema y creo que ahí es cuando me di cuenta de que las partidas «románticas» tenían su peligro; que rechacen a tu personaje es, en cierto sentido, similar a que te rechacen a ti como jugador. Y eso jode. Peor aún; muchos de los que jugábamos teníamos pareja y no queríamos buscar otra en el mundo virtual, sino escribir sobre relaciones. Con el paso de los años me he apuntado a más partidas de este tipo, pero desde entonces me mantengo fuera de grupos ajenos a la partida que se puedan montar por Discord, Telegram, etc. Creo que de este modo es más sencillo separar personaje de jugador.
Las aguas volvieron a su cauce poco después, y los que nos quedamos jugando (y otros jugadores que se incorporaron) seguimos viviendo las aventuras de nuestros personajes en Brooklyn. Algunos jugadores escribían realmente bien y tenían personajes ricos e interesantes con los que daba gusto interactuar. Uno de ellos interpretaba a un músico de jazz llamada Charlie Toussant, que tocaba de cuando en cuando en la cafetería, y mi personaje y el suyo se hicieron muy amigos. Es curioso porque la amistad se forjaba por escribir parecido, responderse en las escenas que compartíamos y disfrutar el uno de lo que escribía el otro. Una partida narrativa de este tipo se parece mucho a tocar jazz: conoces las reglas comunes y tienes el tema inicial, pero luego es una cuestión de improvisación y de encajar con el resto del grupo y hacer algo chulo e inesperado.
Hay otra cuestión importante en esta partida: las escenas de sexo. Yo nunca había escrito una escena de sexo en una partida de rol por foro, y la verdad, es algo que puede dar algo de corte. En un momento dado surgió la oportunidad entre mi personaje y el de la directora y allá que fuimos. Digamos que fue mi «primera vez» en el mundo del rol por foro :D. Y en realidad, fue divertido de escribir, pero también algo difícil, porque no hay tantos sinónimos para «pene» como uno podría pensar. Al menos no muchos que queden elegantes en una narración. Supongo que me faltan lecturas en ese sentido, tengo que darle una oportunidad a Cincuenta sombras de Grey xD. Ame lo puso fácil y creo que al final nos quedó una escena chula. Solo escribimos una escena completa así en toda la partida y aunque volví a escribir escenas sexuales en otras partidas, lo cierto es que a día de hoy prefiero no hacerlo y pasar al «fundido en negro» cuando la cosa se pone caliente. Creo que escribir este tipo de escenas exige un nivel de intimidad con otra persona que no me resulta cómodo, y por otro lado, raramente aportan demasiado a la trama. O lo mismo es que estoy viejo para escribir según qué cosas ;).
Mantuvimos la partida en juego durante algo más de un año, de noviembre del 19 a enero del 21. Ame nos hizo una escena final en la que Sophia resultaba herida en un tiroteo (¡vaya con las partidas románticas!) aunque terminaba recuperándose y la cafetería seguía abierta. Nos dieron la oportunidad de escribir en una escena de epílogo y algunos aprovechamos para escribir unas últimas reflexiones sobre los personajes y, en cierto modo, sobre la partida.
Con todo lo que he escrito sobre dramas fuera de partida y escenas de sexo que ya prefiero no escribir, podría dar la impresión de que no me lo pasé bien jugando esta partida. Pero no fue así. En realidad, la recuerdo como una partida muy buena, con la que aprendí mucho. Aprendí sobre los límites que uno debe ponerse al jugar este tipo de partidas. Aprendí a escribir mucho mejor y me fogueé en los diálogos. Aprendí sobre Nueva York, porque al final llegué a usar el Google Maps para ver dónde estaba la cafetería, dónde vivía mi personaje, cómo funcionaba la red de metro, qué lugares había por los alrededores de Brooklyn, etc.
Y me gustó mucho desarrollar un personaje que no era sino un tipo normal. Un periodista cansado de la profesión que de joven había trabajado con su tío en un restaurante y conocía un poco sobre ese oficio. Un hombre divorciado dos veces, que no había sido siempre fiel. Un padre soltero que tenía que buscarse la vida para poder compaginar el curro, mantener una relación sentimental y ver a su hijo. Un tipo con la cara de Rodolfo Sancho, que me gustaba como actor desde que lo vi en El Ministerio del Tiempo e Isabel y que a día de hoy podría volver a interpretar sin problema, porque al final hay personajes que, de tanto jugarlos, terminas conociendo muy bien. Y no lo interpreté muchos años, pero los meses que hice de Samuel Brubaker fueron intensos dentro de la partida y raros, muy raros, fuera de ella. Esas cosas se te terminan quedando en el corazón.
Después de esta partida hemos vuelto a jugar con Ame otras aventuras ambientadas en el Brooklynverso, con distintos personajes pero también con PNJ que salían en Birds of Brooklyn. Un spin-off de un spin-off, pero igual de divertido. Es cierto que habrá quien considere que una partida sin objetivo, ni sistema de reglas es más bien escritura creativa o teatro improvisado, pero no me importa que el concepto se aleje demasiado de lo que es un juego de rol y se vaya a otros géneros. Para mí siguen siendo actividades relacionadas y que me han ayudado a mejorar mis propias partidas de rol y el modo en el que me enfrento a retos interpretativos. Ahora ya me resulta un poco difícil plantear una partida de rol y no meter algo de relaciones personales entre una matanza de orcos y otra, por ejemplo xD.
Espero que os haya resultado interesante leer sobre otra forma de jugar a rol. En la próxima entrada de la serie os hablaré de Albert Linus (avatar: Berto Romero), y de cómo participé con él en dos partidas que se prolongaron durante más de dos años y que fueron por completo unas sit-com, mucho más centradas en lo cómico pero también ambientadas en la ciudad de Nueva York.
Saludetes,
Carlos