He hablado muchas veces de que, en mi modo de entender mi afición a los juegos de rol, considero que los mismos están compuestos por dos partes indisolubles, dos caras de una misma moneda:
- La parte de Juego...: Las reglas, el sistema de juego, los minijuegos más o menos integrados en la mecánica principal.
- La parte ... de Rol: La interpretación de los personajes, la ambientación, la parte narrativa
Cuando un juego de rol se centra demasiado en el juego y se olvida del rol, poco a poco nos alejamos de la interpretación y nos vamos más a una simulación, a un juego de tablero, a algo más mecánico y menos vivo. Algo que puede ser divertido, pero ya no es rol. Cuando, por el contrario, se centra demasiado en el rol e ignora la parte de juego (o reglas), puede que termine siendo más bien un teatro improvisado, una narración compartida que en realidad tiene poco de juego y que, al final, podría prescindir por completo de las reglas, y no se notaría demasiada diferencia.
¿Dónde establecemos el límite a partir del cual llegamos a estos límites? En mi opinión, el límite es personal. Para algunos, D&D no es rol porque en realidad se puede jugar sin necesidad de interpretar absolutamente nada. Sin ponerle ni nombre a los personajes (total, para lo que duran a nivel bajo...). Para otros, Fiasco tampoco es rol. Porque al fin y al cabo, te dan unos personajes, unas ideas, unas relaciones, y vas montándote la película como quieres, y el sistema de juego podría desaparecer al final y no pasaría nada; lo divertido es contar una historia entre todos.
Ojo, no digo que pasados esos límites estos juegos de rol dejen de serlo. Digo que pasado un límite personal, estos juegos de rol pierden una parte importante de lo que define a un juego de rol para esas personas concretas. Habrá quien tenga un límite tan amplio, tan de decir "si interpretas en tu corazón, ya estás jugando al rol, aunque sea en el Descent", que le valga todo. Lo normal es que todos tengamos un momento en el que digamos "hombre, no está mal, ha sido entretenido; pero yo es que el rol no lo entiendo así".
Demasiado énfasis en la historia: HeroQuest
Para mí hay un punto en el que un juego se hace demasiado "rol" y deja de ser juego. Ese momento es aquel en el que las reglas son tan abstractas que no encuentro diferencia entre jugar a una ambientación o jugar a otra con ese sistema. Os pongo un ejemplo del que ya he hablado antes: HeroQuest (el de rol de Robin Laws, no el de tablero).En este juego todas las habilidades de un personaje, sean las que sean, se califican con una misma escala. Puedes tener "Guerrero 15", "Valiente 18", "El Argos 20", "Enamorado de Medea 15" y "Líder de los Argonautas 13" y eso es un personaje perfecto. Si os fijáis, es algo parecido a jugar a FATE pero sólo con Aspectos. Hay más reglas, como las maestrías, los aumentos, alguna regla especial para comunidades, pero la esencia del sistema de reglas es la siguiente: cualquier habilidad en HeroQuest se puede enfrentar con cualquier otra habilidad, siempre que jugadores y director de juego encuentren un modo de justificarlo. Se enfrentan entre sí con una tirada de un dado de 20 y se ve quién consigue el grado de éxito mayor (éxito contra fallo, crítico contra pifia, etc.). Cada tirada resuelve un conflicto, ya dure unos segundos o varios meses. Y puede que, para los conflictos más importantes, se hagan una serie de tiradas y gane el primero que consiga una serie de victorias.
Si el enfrentamiento es contra el mundo natural (escalar una montaña, por ejemplo) se le pone a la montaña una habilidad "Montaña escarpada 15" y chimpún. Es más, se puede llegar incluso a la opción de usar un sistema mediante el cual la dificultad de un enfrentamiento depende de si los personajes la han cagado mucho últimamente o si todo les ha resultado muy fácil, de modo que vayas alternando las victorias con los fracasos, al estilo de las narraciones que vemos en películas y libros, una teoría que Robin Laws desarrolló en su libro Hamlet's Hit Points (Los puntos de vida de Hamlet).
En realidad este es un sistema muy bien pensado. Te lees el libro y flipas, en serio. Robin Laws sabe lo que hace cuando diseña juegos. Luego lo pones en marcha en mesa y hay a quien le encanta. A mí no me gusta porque todo me resulta demasiado abstracto. El sistema no me dice nada sobre el mundo de juego. Es más, el sistema no me ayuda a ver cómo funciona el mundo de juego. Me resulta imposible pensar estrategias, me resulta difícil crear una táctica conjunta y sobre todo, me cuesta encontrar lo inesperado. Si conoces muy bien una ambientación (como por ejemplo, las novelas policíacas), entonces puede estar muy bien, porque tú vas contando tu historia, y el sistema de HeroQuest no se interpone en el camino. Pero claro, tampoco me sirve para que emerja algo del sistema. No hay un momento en el que digo, "¡ah! ¡para eso existe esta regla! ¡mira qué listo el diseñador, cómo me ha ido llevando a crear una novela negra con esta regla aquí y esta regla allá!".
Para mí los dados, la aleatoriedad, tienen una función oracular en un juego. Simbolizan el punto en el que tú lo has preparado todo y, de repente, la cosa se decide en un momento, y puede salir muy bien, o muy mal, dependiendo de circunstancias que escapan a tu control. Pero los dados no lo son todo. También están los puntos FATE, los combos de reglas, los modificadores que puedes haber ido cogiendo de aquí y de allá, no sé, ¡mil cosas! Reglas que exigen un esfuerzo intelectual, una cierta maestría de juego, un desafío para nuestro ingenio. Resolver el puzzle de cómo jugar bien a un juego es satisfactorio en sí mismo.
Quizá mi problema con HeroQuest es que existe esa posibilidad de conseguir una maestría con las reglas, pero que es un tipo de maestría que no cuadra bien con mi modo de jugar. Quizá me he hecho viejo para aprender trucos nuevos. En cualquier caso, aunque no pueda definir lo que es, sí puedo detectar cuándo algo no me llena. Y creo que HeroQuest, para mí, se pasa de narrativo.
Demasiado énfasis en las reglas: GURPS
Lamento profundamente tener que traer GURPS a colación. Porque es un juego que me gusta mucho. Pero es también un juego que entiendo que me resulta muy difícil de dirigir, básicamente porque nunca me da la impresión de estar haciéndolo bien. En GURPS tenemos un sistema con una mecánica que se usa de forma consistente en todo el juego: tira 3d6 y saca menos de tu habilidad. Ya está. Pero, ay, el diablo está en los detalles. Y GURPS te vence por acumulación. Antes de hacer la tirada, tienes que calcular los modificadores que aplican, y resulta que dichos modificadores dependen de la habilidad que estés usando: Pistolas, Correr, Investigación, Espada... y así hasta docenas de habilidades. Cada una con sus pequeños subsistemas. Y cada habilidad puede estar modificada por los Talentos, Ventajas, Desventajas o Poderes de tu personaje (y los del enemigo). Y también hay docenas y docenas de Talentos, Ventajas, Desventajas y Poderes.No me entendáis mal; GURPS es un juego muy bueno, muy coherente, una máquina bien engrasada de generar partidas con un tono que suele ser bastante táctico y realista, pero donde la interpretación puede estar muy presente, porque hay rasgos de personalidad, pasiones, códigos de conducta, moral, tiradas de terror... sí, efectivamente, también hay docenas y docenas.
El problema de GURPS, para mí, es que me resulta inabarcable. Siempre me da la impresión de que me estoy olvidando de algo cuando juego. Que seguro que me estoy dejando una regla sin usar, un modificador olvidado aquí o allí, y que por tanto estoy traicionando al juego y a su belleza completista. Los diseñadores son conscientes de este problema, e insisten en que la mecánica básica es muy sencilla (lo es), que hay opciones como usar habilidades comodín como "Luchador!" (existen, sí) y que el secreto está en empezar con poco, como por ejemplo, el GURPS Lite, e ir añadiendo opciones poco a poco (también es verdad). Pero el caso es que tienes todas esas opciones, y yo por lo menos tengo la impresión de que no estoy jugando a GURPS si no lo juego tal y como debería hacerse, con todas sus reglas en su gran gloria.
Al final, mi problema con GURPS es que su complejidad me resulta demasiado inabarcable para un cerebro humano. Obviamente, no lo es, porque hay muchos humanos que sí que pueden controlar el sistema y hasta jugar con él partidas y campañas cojonudas. Por lo tanto, mi explicación es que GURPS resulta demasiado inabarcable para mi cerebro. Para mí GURPS no es complejo en su esencia, pero tiene tantas reglas que no consigo tenerlas todas en la cabeza. Quizá podría llegar a dominarlo si me esforzara, pero es que no me merece la pena el esfuerzo cuando resulta que tengo otras opciones que tienen una cierta complejidad, pero una que considero asumible para mi pobre cabeza de cuarentón.
Conclusiones
Cada cual pone los límites en un punto u otro de la escala reglas/rol. Estos límites tendrán que ver con nuestras preferencias, con nuestras aptitudes, y puede que también con el juego con el que empezamos ;). MERP tenía muchas reglas que no entendía, pero RuneQuest tenía el punto justo de complejidad de reglas y pequeños subsistemas como para que hubiera algo de estrategia implicada, algo de maestría, pero de un modo que podía tener siempre en la cabeza, de modo que no tenía que consultar demasiadas veces el manual para buscar un modificador u otro. Y, al mismo tiempo, el sistema te llevaba a un tipo de partida muy particular, en la que por ejemplo, no tenía sentido enfrentarte de frente a una docena de enemigos, por muy mierdecillas que fueran (¡cualquier trollkin podía sacar un crítico y apiolarte!).Cada uno de nosotros tendrá unos límites que lleguen a un punto o a otro. Cada cual buscará algo concreto en su experiencia jugando a juegos de rol. Es cuestión de ver realmente qué nos gusta de este tipo de juegos e investigar aquellos con la mezcla justa que satisface nuestro paladar.
Saludetes,
Carlos