10 agosto 2023

Mi primer director de juego (#RPGaDay2023)

Supongo que está claro a estas alturas que mi #RPGaDay2023 se terminará probablemente pasado 2023. No importa. En realidad me está sirviendo no para escribir todos los días sino para escribir algo cada pocos días. Para mí, eso es un mejor ritmo porque me deja responder comentarios :D.

La pregunta de hoy está escrita de un modo ambiguo en inglés, porque pone «First RPG Gamemaster», que se puede traducir como «Tu primer director de juegos de rol» o como «Primer juego de rol dirigido» (con un poquito de traducción creativa). Voy a optar por la primera opción, aunque voy a mencionar también que el primer juego que dirigí fue El Señor de los Anillos, como muchos otros de los que comenzamos a jugar a esto a finales de los 80. Y, respondiendo a la pregunta que he escogido responder... mi primer director de juego fui yo. Para ello tuve tres fuentes de entrenamiento:

  • Los juegos que organizaba a mis hermanos y primos pequeños. Soy el mayor de cuatro hermanos, dos varones y dos mujeres. A mi hermano le saco cinco años y a mis hermanas nueve. También tengo un par de primos menores a los que sacaba entre tres y cinco años y que metía también en mis aventuras. Con trece o catorce años, en mi casa mis primos, hermanos y hermanas jugaban conmigo a ser piratas (con las monedas del juego La Ruta del Tesoro), aventureros, policías (o ladrones) o generales de ejércitos formados por clicks de Famobil (luego Playmobil), Másters del Universo y dinosaurios de plástico. La gente de mi edad solía estar en la calle jugando al fútbol entre los coches, a las carreras de chapas en los bordillos o a las canicas en los descampados, pero aunque yo bajaba con ellos, me sentía más a gusto entre los mundos imaginarios que me montaba con mis jóvenes seguidores en mi habitación o en la terracita de la casa de mis padres.
  • Los librojuegos que me leía. A la edad de 10 años descubrí los librojuegos y me compré sobre todo los de D&D (tanto los negros sin tiradas de dados como los azules con sistema de juego) y los de Lucha-Ficción (es decir, los famosos Fighting Fantasy). Los mundos fantásticos que me revelaron, con sus monstruos, magos y hechizos, me cambiaron la vida para siempre. Obviamente, incorporé todo lo que aprendí leyendo esos libros a los juegos que les montaba a mis parientes.
  • Lo que pude aprender sobre dirigir juegos de rol leyendo juegos de rol. Finalmente, con catorce años y ya en el instituto, me compré el juego de rol de El Señor de los Anillos y tuve que aprender a dirigirlo con los consejos que venían escritos en el libro. Por suerte para mí, en el básico se incluían también un par de aventuras (una de ellas en formato de librojuego, si no recuerdo mal; luego lo miro), así que al menos tenía algo a lo que agarrarme y que usar como ejemplo. Yo esperaba que un juego de rol fuera un «librojuego avanzado» y no, era como más complicado, como con menos raíles. Pero me hice con el concepto.

Me tocó dirigir a mí y ser mi primer director de juego porque no conocía a nadie más que pudiera hacerlo. No había visto dirigir una partida en mi vida, ni en un club ni, por supuesto, en Youtube (faltaban quince años para que existiera). Jugué a El Señor de los Anillos con cachitos de papel numerados del cero al nueve que sacábamos de una caja. Por cierto, era la caja de una máquina de estas que hacían agujeros en las hojas, para meterlas en clasificadores. Era una máquina azul, detalle absurdo y sin importancia de esos que se te quedan en la cabeza sin saber por qué, aunque luego no te acuerdes de lo que desayunaste ayer. Pero el caso es que perseveré, seguí aprendiendo y, cuando me compré RuneQuest, aprendí mucho más, porque era un juego con un sistema que me resultaba más lógico y fácil de dirigir.

Me hice director de juego sin demasiada dificultad, y disfruté (¡y disfruto!) mucho dirigiendo. Yo me leía el libro, me aprendía las reglas, explicaba lo que había que hacer y transportaba a mis jugadores a mundos en los que a los dragones, los orcos y los trolls se les podía vencer a base de espadazos y un hechizo bien puesto. Ya lo había hecho antes, aunque de un modo no tan organizado. Más tarde descubrí que existían clubs de rol, sobre todo por lo que leía en las revista de rol que me comencé a comprar (Líder y después Dragón) pero para entonces yo ya tenía a mi propio grupo formado por mis hermanos y primos (y sus amigos) y no me animé a meterme a ningún club. Digamos que para entonces yo ya jugaba a mi aire, aunque más que jugar, dirigía.

Con el paso de los años fue haciéndolo incluso con personas que no conocía de nada, y era curioso, porque en cualquier otra circunstancia yo era tremendamente tímido. Me costaba mucho relacionarme con la gente de mi edad. Me resultaba más cómodo hablar con gente mayor que yo, que igual me trataban con algo de condescendencia, pero entre los que no me sentía tan nervioso; o con chicos y chicas más pequeños, que estaban encantados de que un chaval «mayor» les inventara juegos. Los chicos del barrio o el colegio eran gente que jugaban al fútbol, a las chapas, a las canicas o a cualquier otro juego o actividad física en los que yo destacaba... pero por malo. Y eran gente que de cuando en cuando se ponían chulitos o se reían de mí en el gimnasio o en la calle, por torpe. Ser elegido siempre el último para formar parte del equipo de fútbol terminaba imprimiendo carácter :D. Con el paso de los años fui ganando confianza en mí mismo y logré relacionarme con gente de mi quinta y dejé de ser tan tímido. Con el paso de los años conseguí la confianza suficiente como para empezar a salir con una chica (¡yo! ¡con una chica!), a salir por ahí a emborracharme con un grupito de impresentables (la gran mayoría de ellos son responsables padres de familia a día de hoy) y hasta a casarme, tener hijos, un curro y una hipoteca. Coño, hasta un blog :D.

Supongo que los juegos de rol fueron el refugio de muchos otros chavales a los que les gustaban más los libros que el fútbol. Pero tampoco voy a convertir lo particular en algo general; también he conocido a roleros a los que les gustan los deportes y que han tenido infancias un poco más «integradas» que la mía :D.

Lo que sí creo es que a día de hoy todo es un poco distinto. Por un lado, el mundo es bastante más tolerante a lo friki, gracias a que en la cultura de masas se han popularizado Harry Potter, el Señor de los Anillos y los superhéroes de Marvel a base de películas y series. Ayuda también que los frikis de los 80 seamos los padres de los frikis de los 2000 y les hayamos allanado el camino en lo que al rol se refiere. Y por otro, aunque pueda parecer menor, cualquiera puede hacer un par de búsquedas en Youtube, Twitch o TikTok y encontrar gente que dirige partidas. Puede ver cómo se juega una partida o incluso una campaña entera. No sé si eso es bueno del todo o no, porque igual te piensas que lo que ves por la pantalla es la única forma de dirigir, pero al menos tienes un ejemplo en vivo de cómo lo hacen otras personas y puedes ir forjando tu propio estilo a partir de ahí.

En fin, los tiempos cambian pero las personas no tanto. Yo fui mi primer director de juego porque ya hacía algo parecido a dirigir incluso antes de encontrar los juegos de rol. Me gustaban la fantasía, la lectura y las actividades lúdicas que podías disfrutar en tu casa con un pequeño grupo de personas. Encontré los juegos de rol y me fascinaron porque cumplían con todos los requisitos de las actividades que a mí me gustaban. Supongo que le seguirá pasando a las nuevas generaciones que tengan esas mismas inquietudes. Y, por suerte para ellos, creo que les será más fácil iniciarse en este mundillo porque está mucho más extendido y mucho más aceptado.

¿Hace una partidita? ;)

Saludetes,
Carlos

4 comentarios:

  1. En respuesta a tu pregunta final: Ando huérfano de partidas así que mientras sea online, cuando quieras. ;) O al final de Septiembre en cierto fin de semana, ya sabes (guiño guiño).

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    1. Jejeje, gracias por el ofrecimiento. Yo online es que no me gusta jugar. Pero ese cierto fin de semana de septiembre cuenta conmigo, que coincidimos seguro :D.

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  2. Si se puede considerar así, mi primera directora fue la playstation en la que me pasé el final fantasy 7, que es como conocí la palabra "rol" que luego daría tanto de sí.

    Ya en serio, mi primer máster fue un compañero del colegio a quien, por primera vez, había dirigido un tío suyo. Por desgracia nuestra amistad no sobrevivió a la adolescencia por tonterías de la edad.

    Aun así, tras casi 25 años de afición, le sigo estando agradecido.

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    1. Curiosamente, hace un par de días un amigo me comentó que él había conocido los juegos de rol a través del Neverwinter Nights 2, un videojuego que te daba la posibilidad de montarte tus propias mazmorras en un servidor y jugarla con tus colegas. No es tan raro lo de empezar a jugar al rol llegando desde las consolas y los ordenadores ;).

      Yo he ido perdiendo a muchos amigos por el camino. La vida te va separando, pero eso no evita que, en su momento, fueran gente importante para ti y hayan dejado su huella.

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