No sé si la partida estaba a la mitad o si simplemente habíamos desplegado un montón de figuras, pero yo me agaché hasta poner mis ojos a la altura del tablero, y fui posando la vista en una escena y otra. No me digáis que no lo habéis hecho alguna vez ;). Como el sótano estaba medio a oscuras, la sensación de estar asomándome a un dungeon de verdad (sin paredes...) era todavía mayor.
No me extraña que "HeroQuest" tenga un estatus de culto entre la comunidad friki: era un juego con el que soñabas despierto y que, además, te animaba a crear tus propias aventuras. Pero lo que creo que gustaba más eran las figuritas, que no es que fueran enormemente detalladas, pero entre escenografía, figuritas y fichitas, quedaba todo más que aparente.
Durante muchos años jugué con el "HeroQuest" y su primo de ciencia-ficción, el "Cruzada Estelar", pero nunca me animé a incorporar el uso de figuritas a mis partidas de rol. Siempre me apañé garabateando las escenas y las posiciones relativas de PJs y PNJs en una hoja, y dejé las figuritas para los juegos de tablero. No tengo muy clara la razón. Quizá porque yo empecé jugando sobre todo con "RuneQuest", y por aquel entonces no tenía figuras apropiadas. Bueno, ni apropiadas ni sin apropiar; no tenía figuras, más allá de las del "HeroQuest", y no me pegaban exactamente con el tipo de aventuras que yo hacía. Por una razón u otra, mantuve separado el rol de las figuras. El que terminó coleccionando figuras y pintándolas más que bien fue mi hermano Sergio (y sigue haciéndolo). Quizá al ver que alguien de la familia se especializaba en figuras me llevó a ignorar un poco esa faceta. O puede que, simplemente, no tuviera la más mínima paciencia con los pinceles.
Usando figuras en mis partidas
A medida que pasaban los años, fui jugando a muchos otros juegos. Finalmente, me entró un amor tardío por "D&D" y sus múltiples retroclones, y hace tres años dirigí una pequeña campaña usando el juego "Adventurer, Conqueror, King". No duró mucho, apenas un par de partidas o cuatro. Lo dejamos porque el género mazmorrero no era del agrado de varios de mis jugadores, y porque jugar sólo una vez cada treinta días hacía que pasara mucho tiempo entre aventura y aventura; explorar pasillos interminables durante toda una tarde para no encontrar gran cosa... bueno, está bien si a los pocos días vas a jugar de nuevo, pero no si esa es la única partida del mes.
El caso es que, en esa breve etapa mazmorrera, jugamos con miniaturas. Uno de los jugadores se compró el set de muros y puertas de "Dungeon Spain" (que pronto comercializará Nosolorol), mi hermano se trajo unas cuantas columnas y elementos de atrezzo de Fat Dragon Games y el resto se trajo su propia figurita para representar a su héroe, y un montón de figuritas para jugar con los villanos. Porque yo no tengo figuritas, pero muchos de mis jugadores sí que tienen una pequeña colección de bichos y semihumanos de plomo/resina/plástico ;).Comencé jugando la aventura B1: In Search of the Unknown, un clásico de "D&D". Empecé a montar pasillos y pusimos las figuras en la entrada de la mazmorra. Después, fuimos avanzando pasito a pasito. A medida que avanzábamos, íbamos ampliando la mazmorra y, si era necesario, quitando los pasillos y salas por los que ya habíamos pasado. Cuando surgían monstruos, plantábamos las figuras de los mismos en el lugar apropiado, y comenzaba una sesión de tortas.
Ventajas de usar figuras
Una de las cosas que más me gusto de todo esto fue el componente táctico que una perfecta visualización del terreno aportaba al juego. De repente, ¡la velocidad de los personajes servía para algo! Porque antes, cuando simplemente contaba lo que estaba pasando y ponía cuatro garabatos en el papel, los personajes llegaban más o menos a donde tenían que llegar si parecía razonable que lo hicieran. Pero en cuanto tuvimos casillas por las que movernos y un máximo de velocidad, de repente había ocasiones en las que alguien iba a ayudar a un compañero pero tardaba dos asaltos en hacerlo, y todo el combate de repente era mucho más complicado que antes. Y más interesante.
Otra de las cosas (positivas) fue que no era necesario describir tanto cómo era de grande una sala, o qué veían los personajes. Se podía entender rápidamente, de un vistazo, y la gente se situaba mucho mejor en cuanto a dónde estaba cada personaje y monstruo (se acabaron los comentarios tipo "pero a ver, ¿yo no estaba a tu lado antes?"). El uso de la escenografía nos ayudó a visualizar mucho mejor el entorno.
En definitiva, usar miniaturas y escenografía me hizo descubrir una faceta de los juegos de rol que yo había ignorado hasta ese entonces: la parte de las miniaturas. Para mí era un poco jodido haberlo ignorado durante todos estos años, porque todas esas mierdas de "alcances", "velocidad", "radio de acción", etc., que a mí me parecían que sólo hacían bulto en la hoja de personaje en la mayor parte de los casos, en realidad tenían su razón de ser. Había toda una parte del hobby que estaba ignorando, y eso es malo, porque me gusta tener una visión lo más completa posible de mi afición.
Desventajas de usar figuras
Por supuesto, también tuvo sus cosas malas.La primera, que los muros se caían, las figuras no entraban bien en los pasillos, y que ir montando todas y cada una de las secciones de la mazmorra hacía que más que tener la sensación de estar explorando un lugar embrujado y maldito, me diera la sensación de estar montando un juego de tablero. Uno cuyas paredes se caían de cuando en cuando ;), aunque en ese caso quizá la solución sería usar Instant Dungeon Tactical, cuyas bases son magnéticas :D. El caso es que, cuando me limitaba a describir hablando una sala en la que los jugadores entraban, me podía recrear en las sensaciones visuales, olfativas, en las sombras, en las sensaciones, en mil y un detalles. La imaginación de los jugadores hacía el resto. Es cierto que me preguntaban cosas y que tenía que estar cada dos por tres repitiendo detalles. Pero cuando la sala se veía perfectamente y estaban claras las distancias, se perdía parte del misterio del entorno. Al poder ver claramente la sala con sus muros de resina, su suelo de cartón plastificado y quizá un pequeño elemento de atrezzo aquí y allá, los jugadores la veían y de repente no podían hacer el salto mental de admitir que esto era sólo una representación de la sala, pero que la sala tal y como la veían los personajes.
Eso ya era malo, pero lo peor era la disociación entre jugador y personaje. Mientras me limité a narrar la partida, hablando y describiendo la situación y dejando que los jugadores rellenaran los huecos de mi narración cada uno con su imaginación, los personajes fueron más "reales" para ellos. De algún modo, los personajes vivían dentro de la cabeza de los jugadores. Pero cuando jugamos con figuritas, sobre todo en los combates, y movíamos dichas figuras de un lado a otro, parece que las cosas que le sucedían a los personajes en realidad no les estaba pasando a ellos, sino a la figurita.
Seguro que alguien que sea psicólogo (o filósofo...) lo podrá explicar mucho mejor que yo, pero creo que el problema era que la identidad de los personajes se diluía un poco más de lo habitual cuando usábamos figuras. Parte estaba en la hoja de personaje, parte en la cabeza de su jugador... y parte en la figura de plástico. Era una sensación muy curiosa.
Conclusiones
Parte de la solución a estos "problemas" fue utilizar la escenografía y las figuras únicamente cuando surgía un combate. El resto del tiempo, toda la narración era simplemente hablada. De este modo, perdíamos menos tiempo montando muros y salas y colocando figuras: sólo se hacía cuando era necesario y útil, en los momentos de combate. El resto del tiempo, podía recrearme en contar qué era lo que se iban encontrando y apoyándome en la imaginación de los jugadores.
De un modo "meta-rolero" se podía incluso justificar esa disociación entre personajes y jugadores que se producía al usar figuritas, diciendo que en una situación de combate, la adrenalina se dispara, el tiempo parece fluir de otro modo y la gente parece verlo todo "desde fuera de su cuerpo" ;). ¿Qué? Si usar figuras nos daba esa sensación, ¿por qué no aprovecharse de ello? ;).
Al final, no llegamos a jugar más que una partida de este modo, montando la escenografía sólo para los combates. Nos pareció un mejor modo de jugar, cierto, pero no nos dio tiempo a probarlo más, porque pasamos a jugar una nueva campaña (la del Guardián Oscuro que jugamos ayer... que tuvo sus propios problemas ;)).
No penséis que esto es una oda a dejar de usar figuras y escenografía; he jugado a DCC con figuras (de papel) y escenografía y me ha parecido tremendamente inmersivo. Quizá porque la escenografía era mucho menos "estándar" y era específica para la aventura en cuestión. O porque no se usaba más que de forma poco estricta para dar una idea de dónde estaba cada cosa. O porque me he ido acostumbrando ;).
Pero si alguien ha tenido los mismos problemas que yo, o todo lo contrario, nunca ha tenido esas sensaciones, estaré más que encantado de charlar con vosotros en los comentarios de esta entrada :D.
Un saludo,
Carlos
A mi me gusta mucho jugar con miniaturas. Entiendo perfectamente los peligros que cuentas, pero hay formas no solo de solventarlos, sino como tu mismo comentas, convertirlo en un elemento narrativo.
ResponderEliminarPor ejemplo, si vas colocando las figuras, paredes, etc. al mismo tiempo que haces la descripción, puedes perfectamente usar dicha colocación (o el dibujo con rotulador sobre tablero cuadriculado) para reforzar puntos concretos de tu misma narración. ;)
Hay que decir que, aunque no soy mucho de usar miniaturas, sí que me compré el tablero plastificado de Pathfinder y lo utilizo con entusiasmo durante las partidas. Pero claro, una cosa es garabatear y poner un par de monigotes aquí y allá y otra poner miniaturas y escenografía. Quizá es todo cuestión de costumbre.
EliminarJe, yo siempre he utilizado algún tipo de miniatura en las partidas. Generalmente proxys (cuenta como) pero es que al fin y al cabo yo empecé con los wargames (poco) antes que con el rol y mi primer JdR fue Warhammer 1ª Edición... Con su apartado específico para usar miniaturas. ¿Como no iba a hacerlo? Ahora que voy a empezar la campaña del Rune (¡mañana mismo!) no quiero usar miniaturas porque creo que el Rune no las necesita, pero mi otro gran amor (el Savage Worlds) usa miniaturas por defecto. Aunque me he acostumbrado a usar tokens y mapas dibujados en pizarras magnéticas, lo hace todo más rápido.
ResponderEliminarPor otro lado, sólo he usado miniaturas en los combates. De otra manera se me haría muy pesado... Así que en realidad parece casi un videojuego de rol japonés: Los PJ van explorando, les cuento la película, pero en cuanto salta el combate la pantalla 'cambia', pillando forma tridimensional y empezando las leches.
Después de todo este rollo... Pues sigo sin tener una opinión clara sobre el uso de miniaturas. Cada día estoy más harto del componente 'táctico' en los Juegos de Rol porque muchos jugadores, la mayoría de veces sin malicia, hacen verdaderas barbaridades. Por eso creo que me está pasando lo que a ti pero del revés: de usar siempre miniaturas (o tokens) he pasado a no querer usarlas nunca.
Si al final será verdad que algunos nunca estamos contentos.
Es cierto que algunos juegos se prestan más al uso de miniaturas que otros. Es curioso que ambos tengamos la misma percepción de que RuneQuest no necesita figuras para jugarse. Me resulta chocante porque no deja de ser un juego de la "Vieja Escuela", así que algo tendrá para que se diferencie del resto (o, simplemente, es nuestra percepción).
EliminarCuando nos habituamos un poco a jugar así es cierto que terminamos limitando el poner la escenografía a cuando había un combate... y es cierto que quedaba un poco tipo "videojuego de rol japonés" :D
En cuanto a si miniaturas sí o miniaturas no... también puede ser que la cosa vaya por temporadas y unas veces nos apetezca más una cosa y otras otra distinta ;). Puede depender también del grupo, claro esta. Es un tema curioso.
Me parto con esto:
ResponderEliminar"Seguro que alguien que sea psicólogo (o filósofo...)..."
¡Eh! ¡No son cosas excluyentes! :P
EliminarYo lo que odio es cuando al colocar miniaturas, automáticamente el combate tiene que convertirse en algo lento y extremadamente táctico cuando el juego enfatiza la velocidad y las escenas épicas. Y es porque como dices, al tener una visión perfecta de lo que ocurre, algunos jugadores empiezan a hacer planes, (llegando hasta el extremo de planificar como una docena de turnos seguidos asumiendo que todo iba a salir según lo planeado). Es como si el juego de rol se convirtiese de pronto en un videojuego de estrategia por turnos a lo Fallout Tactics o XCOM.
ResponderEliminarLo que suelo hacer normalmente es usar plantillas cuadradas y dibujar bocetos solo en caso de necesidad. Es más rápido que usar escenografía, y como solo expresas lo básico, puedes seguir explayándote en los detalles sin perder la magia. Eso, y hacer que cada turno dure unos segundos para que el combate siga siendo algo confuso, rápido y mortal/épico en vez de un wargame de estrategia :)
Sí, sin duda en esto el problema es llevarlo todo a los extremos: cuando el combate no dura más allá de media hora, y eso contando con una buena cantidad de combatientes en cada bando, no importa tanto que se ralentice mínimamente el juego.
EliminarCuando empezar un combate supone mirar el reloj para ver si antes de dos horas se acabe la cosa... eso es estar jugando a un juego de miniaturas, sí.
Yo lo atribuyo a que somos muy aficionados de llevar todo hasta sus límites, a ver qué pasa. Y lo que pasa, en muchos casos, es que la cosa se aleja tanto de su origen que ya ni es reconocible.
Yo he dirigido casi siempre sin miniaturas y con mapas dibujados en el momento, hasta que hace unos años empecé a usar hexágonos e imágenes con peanas para usar las reglas de combate táctico del GURPS.
ResponderEliminarLa cosa gustó, y la siguiente campaña larga que dirigí, que fue Las Máscaras de Nyarlathotep, la hice con unos mapas que un aficionado colgó en Yog-Sothoth.com, y las miniaturas de Mansiones de la Locura y las Premium del Arkham Horror (tanto para investigadores, como para monstruos y PNJs). El juego ya lo tenía, y lo que hice fue comprarme un montón de monstruos y pedirles a los jugadores que se comprasen cada uno una o dos miniaturas de investigadores (y luego ya según iban muriendo se las iban intercambiando, o comprándose otra). Los mapas los sacábamos sólo cuando entraban en las localizaciones mapeadas (que en general son sitios en los que puede haber combate, pero no siempre), y alguno más que tuve que hacer genérico, o porque no estaba mapeado a pesar de aparecer en la campaña. Pese a no ser un juego especialmente orientado al combate y con un sistema que no favorece mucho la táctica, la verdad es que fue bien, porque es una campaña con bastante acción, y los mapas y las miniaturas están en general muy currados, aunque siempre había algún momento en que tenía que decir "olvidaos de lo que veis ahí en el mapa, que os describo lo que hay". Y claro, cada vez que sacaba un mapa, siempre había bromas en plan "¡combate! vámonos de aquí, que nos matan".
El caso es que desde entonces no he vuelto a usar mapas, porque he dirigido juegos o partidas que no daban mucho pie a ello, o directamente no disponía de miniaturas apropiadas, pero creo que ambas formas me gustan. En general, creo que si hay mucho combate, prefiero que haya algún tipo de mapa táctico, pero las miniaturas no me parecen ni mucho menos indispensables.
Alguna vez sí he tenido la sensación de que eso era un juego de tablero más que de rol, pero sólo jugando a Pathfinder, y en partidas muy orientadas al mazmorreo en las que se usaban los mapas todo el tiempo y se pegaba mucho más de lo que se hablaba.
PD: soy psicólogo, y así a bote pronto no se me ocurre una explicación mejor que la tuya, así que la doy por buena.
En el caso de las Máscaras, la ventaja es que, al menos, los mapas son específicos de la aventura, y no una sucesión siempre igual de las paredes de un dungeon.
EliminarOtra ventaja es que en la Llamada de Cthulhu, los combates no suelen durar mucho :D. Al contrario que en Pathfinder o D&D4.
Ah, y gracias por dar por buena mi explicación, doctor ;).
Yo comence jugando con figuritas pero finalmente nos hartamos de montar las escenas y convertimos el combate en mas narrativo que tactico lo que nos permitia un juego mas fluido. Claro que jugabamos rolemaster! jajaja! no he vuelto a jugar con figuras desde entonces y no las echo de menos para nada.
ResponderEliminarBueno, la verdad es que la cosa tiene su encanto, no hay que negar que las miniaturas puestas sobre un tablero bien montado molan. Quedan chulas. Otra cosa es que sean más o menos apropiadas para nuestro estilo de juego: a algunos les aporta algo y a otros no.
EliminarYo me temo que soy más de garabatos y combates más narrados que tácticos... pero me parece que es cuestión de gustos ;).
Por alusiones y porque es un tema que me toca la fibra sensible, un par de cosicas.
ResponderEliminarEs verdad, utilizar siempre zarandajas varias es inviable, sobre todo si tienes que improvisar. Yo monto el chiringuito cuando dirijo una aventura con un entorno muy determinado, la verdad; me he especializado en tres o cuatro y otras tantas variantes (no me atrevería a dirigir regularmente de esta forma, necesitaría un ayuda de cámara). También es cierto que con el maravilloso Dungeon Tactical sí que me lo plantearía, el Fat dragon es brutal, pero es muy aparatoso.
Mi experiencia en los combates es variada. Yo mismo paso de que sea algo demasiado táctico: lo hago a ojímetro. De otra manera, como bien dices, se convierte en d&d 4ª (puya gratuita, lo siento).
Por último: las veces que lo he usado, no he notado que fuera en detrimento a la imaginación. Es un apoyo visual, no la representación definitiva de lo que está ocurriendo en la mesa.
Ah, y desde luego, a no ser que tengas a una cuadrilla de esclavos pintores, las minis 3d son para mí totalmente un campo vedado: benditas minis de papel...
¡Un saludo!
Jejeje, sí que es cierto que siempre que nos has dirigido a DCC, has dejado claro desde el principio que las minis (de papel) eran una ayuda visual, para hacernos una idea de dónde estaba cada uno con respecto a los enemigos o al entorno en general.
EliminarCreo que es una buena forma de dirigir, y que queda bastante espectacular.
Supongo que ayuda el hecho de que, al menos en las partidas que he jugado contigo, el terreno era muy específico de la aventura. Es decir, que pegaba con la aventura y sí ayudaba a meterse en ella.
Y lo de ignorar las distancias concretas y mover a ojímetro también ayudaba a no perderse demasiado en tácticas y otras zarandajas.
Esclavos pintores... ummmm...
Me encantan las miniaturas, y adoro trastear con ellas porque se me ocurren aventuras e historias mientras lo hago.
ResponderEliminarPero el problema de abusar (sí: abusar; que no usar-como comenta Carlos que acabó haciendo en la segunda sesión-) de las miniaturas es que se vuelve un juego de táctica y estrategia más cercano al Heroquest o el Descent que un juego en el que interpretar o mejor dicho, rolear a tu personaje.
Supongo que rolear -si matizamos- implica mezclar interpretación con táctica... Pero lo dicho; abusar de las miniaturas, soy de la opinión que despersonaliza las fichas de los jugadores y sus personajes.
Creo que estamos bastante de acuerdo. A lo mejor es posible encontrar un equilibrio entre narrarlo todo y usar miniaturas en algunas ocasiones. Bueno, si lo tuviera claro, habría escrito una entrada mucho más contundente ;).
EliminarEs que eso no es rol ni es ná.
ResponderEliminar¡Diga usted que sí! ¡Lo de las miniaturas es cosa de viejunos guargameros grognards!
EliminarPersonalmente, creo que todo es rol, incluya figuras, tablero, escenografía, hojas de personajes, dados ultra raros o huesos de aceituna para llevar la cuenta de puntos de vida que le quedan al malo final. Para mí lo importante es la experiencia, que es como un buen filete y cada le pone la salsa que sus comensales (los jugadores) le piden o que el cocinero (director de juego) estima conveniente incluir. Todo en demasía puede producir empacho. De hecho, algunos que me conocéis en persona me habéis oído decir que no me gusta demasiado el rol táctico, si no el narrativo. Y es por eso que no termino de sentirme cómodo en las demostraciones en las que saco IDT, porque no son partidas de rol del todo. Son, esencia, demostraciones. Pequeñas tiranías de tener una empresa friki. XD
EliminarYo no soy muy partidario de las miniaturas por varias de las cosas que ya se han mencionado:
ResponderEliminar- Disociación entre personaje y jugador (cuando jugábamos a D&D 4ª lo notaba muchísimo)
- Montar el escenario cuando empieza el combate supone un frenazo a la acción cuando querrías justo lo contrario.
- Si, por el contrario, lo haces al llegar a ese escenario, los jugadores saben inmediatamente que en ese lugar va a pasar algo, probablemente un combate.
- Los escenarios tienden a repetirse en base al material disponible
Sin embargo, creo que un factor que influye en la utilidad de las miniaturas para representar la acción táctica, y es si el combate en el juego es mayoritariamente cuerpo a cuerpo o a distancia. En el cuerpo a cuerpo (en los juegos), el posicionamiento suele ser mucho más importante para alcanzar, bloquear o flanquear al enemigo. Por el contrario, en el combate a distancia suele ser suficiente con saber si hay línea de visión clara, entre otras cosas porque los mapas de juego suelen ser ridículamente pequeños respecto a los alcances de las armas. En esa circunstancias es más fácil abstraer ("Me cubro detrás de la mesa. ¿Sigo a corto alcance?").
Es, sin duda, cuestión de gustos. Hay, además, juegos muy orientados al combate, con reglas de flanqueo, líneas de visión, etc., que prácticamente piden usar miniaturas. Depende del estilo.
EliminarHola!
ResponderEliminarAcabo de ver este blog, que desconocía, donde se nos referencia. Si alguien necesita más información, permitidme un poquillo de spam.
Hola!
Algunos ya nos habréis visto por ahí, hablando de nuestros accesorios albañistico-roleros, por lo que no podía dejar pasar la ocasión de informaros de nuestra nueva web.
http://www.instantdungeon.es
http://www.verkami.com/projects/9220-instant-dungeon-tactical
También podéis seguir visitándonos en:
https://www.facebook.com/instantdungeonvorpalia?ref=hl
o ver los últimos vídeos de insignes foreros de este y otros lares.
https://www.youtube.com/watch?v=CJ3nCvlugxI
https://https://www.youtube.com/watch?v=9F8ykjyjOjA
o de fans extranjeros que destacan sus múltiples usos:
https://www.youtube.com/watch?v=4XaEx-gV95Y
Por favor, opinad y criticad constructivamente. El feedback de los fans ( y no fans ) es imprescindible para mejorar nuestro trabajo.
Por último, nos gustaría adelantaros los proyectos que (a través de Verkami) aparecerán en octubre.
Instant Steampunk e Instant Forest, esculpidos por Roberto Vecillas y Jose Javier Martínez, respectivamente.
Adjunto enlace a una galería de piezas pintadas por Jose Javier Martínez.
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.821057361276260.1073741851.811855212196475&type=1
Saludos Vorpales!
Gracias por la información. Recuerden que, a cambio de soborn... estooo... de material gratis, hago reseñas ;). Ojo, las reseñas no siempre son positivas :P
Eliminaromo en este tema estoy más implicado, me voy a animar a dar mi opinión.
ResponderEliminarYo también he tenido un origen similar a ti en este tema. Habiendo empezado con HeroQuest y Cruzada Estelar, me gustan tanto los juegos de rol como wargames. Son dos cosas muy diferentes, pero no creo que sean incompatibles.
De hecho, en los últimos años se ha visto un acercamiento claro entre todos ellos (wargames como Círculo de Sangre beben mucho de los juegos de rol, al igual que juegos de tablero como Descent, y varios juegos de rol han sabido sacar buenas cosas de los wargames y su tacticidad, por mucho que otros la hayan sobrexplotado). Por supuesto, como bien señala la mayoría, todo exceso es malo y hay que saber buscar un equilibrio.
En mi caso particular, hace unos años me embarqué en la construcción de mi propia mazmorra (algo grande, engorroso y muy trabajoso, al estilo de Dwarven Forge... podéis echar un ojo a las fotos en mi perfil de G+). Un proyecto de gran envergadura pero que inicié con la clara intención de poder utilizarlo por igual para juegos de tablero como para juegos de mesa (no siempre tienes el cuerpo de rol, al fin y al cabo).
Ahora bien, en mis partidas de rol, yo sólo saco la mazmorra y las miniaturas en momentos clave (por ejemplo, en la batalla final de una partida o, mejor, de una campaña). Es un "booster", algo que le dé un punto especial a esa partida y que la diferencie de otras.
No en vano se llama "escenografía e, igual que en una obra de teatro, por muy bien que esté hecha la escenografía, lo importante es la obra y los actores, ¿no?
Reconozco que utilizar la escenogafía de manera habitual no me gusta, le resta lustre a la interpretación y la narración pero, además, le quita ese claro indicador de "hoy va a ser una partida especial, amigos".
No sé, quizás sea por eso que no he vivido esa desconexión que mencionas. Aunque se me ocurre que hay métodos para combatirla.
Yo, por ejemplo, he intentado siempre elegir la miniatura más adecuada para cada personaje (que no jugador). Para ello, animo a mis jugadores a elegir la que más se parezca a su personaje y a quedarse con ellas.
En un mundo ideal incluso les obligaría a pintárselas (pero, para qué nos vamos a engañar, ni lo he intentado, ya conozco de antemano la respuesta), para que así le cojan más cariño a la miniatura y la identifiquen más con su personaje. Por así decir, como si fuera una extensión de aquellos espacios de la hoja de personaje reservados para hacer un dibujo (como en el sistema D6, por poner un ejemplo).
Una vez un jugador interioriza este hecho y se encuentra con que tiene que cambiar de miniatura con cada nuevo personaje, empezará a perder esa desconexión.
Asimismo, como menciona Zonk, yo voy construyendo la mazmorra a medida que lo narro, y mi impresión es que los jugadores prestan más atención en el momento en que ven que empiezo a sacar cosas.
Claro, que igual ésto sólo se aplica a mis jugadores (o es un error de percepción mío).
En cualquier caso, como veo que mencionas Instant Dungeon (y Javier se ha dejado caer justo antes que yo), me gustaría invitarte a alguna de las partidas que solemos organizar últimamente en las jornadas que se celebran (escultor de Instant Steampunk a vuestro servicio). No sé cuál será la próxima jornada a la que asistamos, pero quedas invitado.
En cualquier caso, asistiremos a las LES, a las que sé que eres aficionado así que, en el peor de los casos, te emplazo a que juguemos alguna partida con ID (más que nada para que veas que no se caen las cosas, ja, ja, ja).
Realmente el concepto de ID es mucho más light, no está tan pensado para el miniaturista hardcore (a diferencia de mi mazmorra, que yo soy muy de "sarna con gusto no pica") y, por lo que leo en tu artículo, creo que puede encajar bastante en tus esquemas roleros.
Y, si no, por lo menos te invito a echar algún día una partida de rol en mi mazmorra y con mis miniaturas, ya que los dos somos de Madrid. Y así compartimos experiencias escenográficas.
Un saludo y felicidades por el blog.
Me ha encantado lo de "No en vano se llama escenografía e, igual que en una obra de teatro, por muy bien que esté hecha la escenografía, lo importante es la obra y los actores, ¿no?" :D. Es un poco como una película llena de efectos especiales y CGI; al principio resulta apabullante y espectacular, pero si el guión o la interpretación no acompaña, apaga y vámonos.
EliminarSí que voy a las LES y creo que os vi en las últimas. ¿Puede ser que se estuviera jugando la partida de "Los Salones Verticales"? En cualquier caso, las LES son cita obligada para mí todos los años, así que me preocuparé de buscaros y charlar con vosotros en la próxima edición :).
Oye, y lo de echar una partida en tu mazmorra, puede que hasta te tome la palabra y acepte. Yo nunca le hago ascos a un buen dungeon :).
A mi Pathfinder me conquistó con las cajas de peones, una manera facil y barata de representar las partidas. Ocupa poco espacio y siempre que no interfiera en la narración es mucho mas enriquecedor montar el teatrillo encima de la mesa. Incluso para el Anillo Único suelo usar figuritas de Heroclix para representar las posiciones de combate.
ResponderEliminarAdmito que lo de los peones también es una buena idea. Yo estuve mirando en una ocasión las "paper miniatures" que hay por internet y flipé con la calidad de algunas cosas que veía por ahí.
EliminarCiertamente, las posibilidades son muchas. Es cuestión de encontrar lo que se adecue más a cada uno.
Creo que la gran conclusión es que jugar con minis aporta cosas a la partida y quita otras, por lo que cada cual debe decidir qué pesa más en su balanza personal.
ResponderEliminarA mí, personalmente, siempre me pesó más los contras de no usar miniaturas; eso de "tiro un dado a ver a quien ataca el monstruos, ¡hey, yo estaba en la parte de atrás! Lo siento, no lo oí..." me ha pasado tantas veces que me tiene traumatizado (hasta el punto de que aún ahora si me pasa no puedo evitar sentirme mal) ¿Cosas de jugar siempre con el mago? pero entiendo perfectamente que haya gente que le puede resultar engorroso.
Mi conclusión es que, aparte del equilibrio adecuado entre cuando usarlas y cuando no, es que usar las minis no tiene que ser sinónimo de juego táctico, aunque es un concepto complejo de trasmitir. Ahora mismo en mi "campaña" (si se puede llamar así) de RQ6 estamos usando minis pero sin caer en el juego táctico; solo se gastan PA para moverte cuando la distancia es larga, no hay flanqueos ni ataques por la espalda ni cosas así, en fin, usarlas para lo bueno pero intentar dejar lo "malo" al margen. El otro día, jugando a "Al filo del Imperio" las usamos del mismo modo y nos vino muy bien, siendo el juego mucho más fácil de llevar de forma narrativa que RQ6.
Interesante debate que lleva persiguiéndome desde hace mucho... ¡Gracias como siempre, Carlos, por sacarlo a colación!
Yo suelo tener una idea bastante clara de dónde está todo el mundo en un combate, pero es cierto que casi siempre hago de director de juego. Pero me ha pasado varias veces que un jugador me ha dicho "¿pero yo no estaba allí?" o "¡Venga, seguro que ya me ha dado tiempo a llegar!" y el haber tenido miniaturas me habría ayudado a ahorrarme esos comentarios.
EliminarPor otro lado, usar miniaturas no es, por supuesto, sinónimo de estar contando casillas, velocidades, alcances de armas, etc.; se puede jugar también de un modo más "light", para ver posicionamientos relativos y poco más.
Diversidad de opiniones, lo cual me encanta, pues enriquece el debate.
ResponderEliminarSin entrar a valorar el manido concepto del rol malo o bueno (o lo que es o no rol :-)) creo que lo interesante es que, como ya he dicho, cada cual acomode la experiencia a su gusto y el de su grupo de juego. La clave, para mí, es pasarlo bien.
Parafraseando a Miguel, no creo que "sacar el mapa del dungeon (físico) vaya a alertar a los jugadores que va a haber una batalla. O mejor dicho, no es del todo malo. A quien no le gusta la anticipación de saber que, a modo climático, después de mucha negociación e investigación, no queda sino batirse con el malo malísimo?
Para gustos, colores. O paredes, en fin.
Todo el mundo tiene su opinión, desde luego. El uso de miniaturas es algo que está en las raíces de los juegos de rol (sus raíces más wargameras) y creo que es interesante, como mínimo, probarlo, a ver cómo nos funciona a cada uno.
EliminarLo que menos me gusta de las miniaturas es tener que pintarlas. Lo suyo sería que vinieran pintadas de fábrica.
ResponderEliminarAdemás, no recuerdo que ningún director de juego las usara. En mis viajes a lo largo y ancho de este mundo he jugado con un máster que tenía una sola mano, con otro que era francés y con otro que era una chica, pero jamás conocí a ninguno que jugara con miniaturas.
Es decir, a parte de mí.
Esto merece una explicación. Primero, en aras de la precisión: que las miniaturas no eran auténticas miniaturas, sino unos dibujitos impresos sobre cartulina troquelada. Segundo, que el DM tampoco era un auténtico DM, sino una mierda de novatillo más verde que un pepino.
Resulta que hice mis pinitos como DM con el D&D edición Borrás. ¿Alguien la recuerda? Se trataba de una caja muy grande y muy negra. En la tapa lleva la silueta de un guerrero insensato con una mísera alabarda plantando cara a un gigantesco dragón rojo -que a juzgar por el tamaño bién podría ser pariente de Godzilla-. El muy incauto se cree que va a poder con la bestia, tal como creía yo en el momento de comprar la caja. Pero a estas alturas ya se sabe que no va a ser así.
A parte del libro de referencia -64 páginas grapadas por el lomo, con la misma ilustración de la caja en portada-, que es una remezcla del D&D Básico que años atrás publicara Dalmau Carles-Pla, la caja contenía mucho más material. Una bolsa con los dados, por supuesto. La pantalla del DM. Un plano desplegable del "Dungeon de Zanzer Tem" que hacía las veces de tablero. Dos hojas de cartulina troquelada, para cortar y montar las susodichas figuritas.
Y las infames "Dracofichas", una colección de 48 cartulinas más 4 fascículos que prometen al sufrido cliente que aprenderá todo lo que hay que saber para arbitrar en cuatro sesiones, a base de mover las FIGURITAS de cartulina por el TABLERO de papel.
Para ser sinceros, una vez has acabado de montar y desplegar la parafernalia, la mesa del comedor se ve muy chula.
Pero a la hora de jugar... es un engorro. En la práctica, acabé por mandar a paseo las figuritas, saqué los soldaditos del Risk y le di uno de color distinto a cada jugador. "Toma, aqui tienes a tu personaje." El problema está en la escala: la partida tutorial es un dungeon-crawl de la vieja escuela, es decir que se combate habitación por habitación. Y las habitaciones son tan estrechas que las figuritas apenas caben dentro - no digamos ya para hacerlas maniobrar en combate.
He de admitir que hoy en día, cada vez que doy con una fotografía del "Dungeon de Zanzer Tem", se me salta la lagrimilla. Y luego me sacudo de hostias hasta que se me pasa la tontería.
El hecho de que las cartulinas sean, en teoría, una chulada, no quiere decir que luego sean prácticas a la hora de jugar ;). Yo tengo mi propia historia con fichas de cartón: las que venían en la caja de "El Señor de los Anillos Básico". En mi experiencia, se vuelan con que las mires, y no son muy cómodas de usar... pero después resulta que he jugado con DCC y sí que se podía. El truco es que la base pese un poco, y que no se pongan todas muy juntas unas de otras.
EliminarParece que, como buenos frikis, tendemos a llevar las cosas a un extremo, ya sea el de la Fuerza o el del Lado Oscuro ^^
ResponderEliminarNo me creo que alguien jugase a Heroquest en su momento y con ese tablero y esas miniaturas y esas reglas (magníficas en su momento, totalmente planas actualmente) se le dispare la imaginación y visualice un dungeon... y jugando a rol de papel y lápiz se le vaya la pinza por poner durante un rato unas miniaturas en un combate.
Yo también empecé jugando con Runequest y tampoco usábamos miniaturas pero creo que era más por desconocimiento que por ser mejor jugar sin ellas.
Con el tiempo he llegado a la misma conclusión que algunos comentarios anteriores, los defectos de jugar sin miniaturas en un combate son mayores que los de usarlo.
Si, por ejemplo, los PJs se meten en una pelea en la que no deberían haberse metido y alguno de ellos cae muerto, esto sin miniaturas significa
"¿seguro que ese Orco llegaba a donde estaba yo? te dije que me situaba lejos de él"...
"y esa flecha que me ha alcanzado, ¿no debería haber tenido penalizadores por haber gente por medio?"...
"¿cómo es posible que mi bola de fuego no haya cogido a todos los enemigos"...
"¿seguro que esa mesa estaba antes ahí, en medio?...
Al final de un combate así, muchas de las cosas (malas) que les pasan a los jugadores parece que sea porque el DM les odia.
Sin embargo, con miniaturas, ésto no pasa, y genera más confianza. La muerte o lisiadura de un Pj debe ser consecuencia de las actuaciones del jugador, no del DM, y en un combate chungo sin miniaturas, es muy fácil que lo que dos personas imaginen no sea lo mismo.
Eso sí, sólo me gusta usar miniaturas para momentos concretos en los que pintar y borrar sobre un mapa estándar plastificado no vale.
No, bueno, tampoco es cuestión de extremismos; simplemente comento sensaciones que me ha traído el jugar con miniaturas, y trato de buscar una explicación a dichas sensaciones :).
EliminarPues curiosamente sí que se ha ido un poco la pinza al mezclar figuritas y rol, cosa que no me sucedía con el HeroQuest, quizá porque ahí tenía más claro que era un juego de tablero. No sé, paranoias mías :D.
Coincido contigo en que con miniaturas es más sencillo tener claro cómo se está desarrollando un combate, eso sí es cierto.