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27 febrero 2018

El Clérigo en D&D es una cosa rara

Nunca me ha gustado el concepto del Clérigo en D&D. No me parece mal que haya una especie de guerrero/mago que se defienda en combate cuerpo a cuerpo y además tenga hechizos útiles y un poder especial para expulsar muertos vivientes. Lo que no me gusta realmente es que es una clase que parece hecha de retazos.

Porque a ver... parece que la base del Clérigo parecen ser los Templarios. Es decir, las órdenes guerreras que se crearon durante las Cruzadas y que combinaban el entrenamiento de un caballero con una vida monacal y votos de pobreza y obediencia. Mola. Pero claro, luego tenemos esa pequeña pega de que solo pueden usar armas contundentes, lo cual no pega para nada con la idea de un Templario, que creo que está mucho más identificada con la espada (con forma de cruz cristiana) y con la lanza (porque no dejaban de ser guerreros a caballo).

Lo de no poder usar más que armas contundentes (mazas, martillos, etc.) nunca lo he entendido. Al parecer, puede provenir de que un obispo que se muestra en el Tapiz de Bayeaux llevaba una maza, o del hecho de que los inquisidores no debían derramar sangre de cristianos y por eso recurrían a torturas en las que no se acuchillaba a la gente pero si se la podía apalear. Algo por el estilo pero... que no me pega con la imagen del Templario.

Y, finalmente, la capacidad de expulsar muertos vivientes, que supongo que vendrá de las películas de vampiros en las que los sacerdotes hacen retroceder a los muertos vivientes mostrándoles la cruz.

En resumidas cuentas... algo muy D&D, en el sentido de que se cogen cosas de diversas fuentes, se mezclan con mayor o menor fortuna, y ahí que nos aparece un concepto nuevo y algo monstruo de Frankenstein :D. Con los ladrones y su habilidad de leer pergaminos (como el Ratonero Gris o Cugel) y los rangers originales y sus habilidades de ser como Aragorn para tres cuartas de lo mismo. Y es algo que no me gusta demasiado.

En cualquier caso, lo que más me molesta, probablemente, es que lo más importante de un Clérigo, su devoción a una deidad, es algo que se ignora por completo. Uno puede jugar con Clérigos en D&D sin preocuparse ni siquiera de darle un nombre a su dios (eso estamos haciendo en mi campaña de ACKs actual, y la cosa funciona). Porque con decir que eres un servidor de la Ley, ya te vale.

Como he dicho, la cosa funciona, y si es jugable ya es bastante... pero es que yo vengo de jugar a RuneQuest y en este juego no hay un Clérigo "genérico". Hay sacerdotes de distintos dioses que se distinguen muchísimo entre sí. Algunos son representantes de dioses guerreros, otros son sanadores pacifistas, y otros pueden ser capitanes de barco porque solo los sacerdotes de los dioses marinos pueden capitanear barcos. Me preocupa que los Clérigos de un mundo de juego de D&D son poco más que baterías de sanar gente con muy poca personalidad.

Tengo que admitir que en AD&D 2 se hizo un esfuerzo por ampliar el concepto y, por ejemplo, recuerdo con cariño El Libro del Buen Sacerdote, en el que se añadían distintos Dominios, se indicaba cómo crear una religión, se daban variantes sobre armas, poderes, hechizos, etc. Se les daba personalidad, vaya. Un mundo de juego en el que los Clérigos tenían también algo más de personalidad era Birthright donde cada Clérigo servía a un díos y tenía distintos hechizos y poderes. En The Book of Priestcraft se deban muchos más detalles de cada uno de los dioses y sus sacerdocios y la verdad es que le daban mucho más variedad y verosimilitud a la clase de personaje.

Al final, después de leer esos dos libros, quedaba claro que el Clérigo "estándar" era realmente una variante de mago divino con poderes para destruir muertos vivientes y buenas capacidades de curación y combate. Un mago de batalla contra las fuerzas de la oscuridad. Lo cual está genial, pero me molesta como concepto básico de lo que es un Sacerdote.

Saludetes,
Carlos

21 febrero 2018

Diez reflexiones y un poema sobre etewaf

En el año 2010, un humorista estadounidense llamado Patton Oswalt publicó un artículo en la revista Wired con el título Wake Up, Geek Culture. Time to Die. En este artículo acuñaba el concepto de etewaf, el acrónimo de Everything That Ever Was, Available Forever. Traducido al español: Todo Lo Que Ha Sido, Disponible Para Siempre. Aunque el artículo es humorístico y se centraba en la cultura nerd/geek (friki), el concepto en realidad es válido y se puede extender a toda la cultura: ya en 2010 comenzábamos a tener claro que el hecho de que todos los productos culturales estuvieran a un click de distancia de cualquiera que los quisiera suponía un cambio de paradigma cultural.

Ocho años después esto sigue siendo verdad. Más verdad que nunca, de hecho; si yo esta tarde quisiera ver cualquier película, escuchar cualquier disco, leer cualquier libro o jugar a cualquier videojuego, es bastante probable que no tuviera demasiados problemas para estar haciéndolo por la noche. Prácticamente gratis y sin mucho esfuerzo. Sobre todo si dicha obra no fuera algo publicado en los últimos meses, sino que tuviera un año de antigüedad o más. Entonces es casi seguro que no tendría problema para conseguirla.

Nuestros hábitos se adaptan a esta nueva realidad: la gente ya no espera para ver una serie durante meses, sino que la descarga entera y se la ve en una orgía seriéfila en un único fin de semana non-stop. Y en nuestro ámbito, el rol, ¿quién no se ha descargado entera una colección de PDF como si estuviéramos saqueando el tesoro de un dragón? Para acumularlos en el disco duro y no echarles más que un vistazo rápido.

La industria del entretenimiento, y la cultura en general, se adapta también como puede: Netflix estrena las series por temporadas enteras; el Bundle of Holding nos vende PDF a tutiplén a precios rebajados; Steam, GOG.com o DriveThruRPG ponen sus productos con descuento todos los días; desde Kickstarter se hace hincapié en vender versiones exclusivas de sus obras, algo que las haga distinguirse de las demás, tapa dura, solapas de cuero, contenido exclusivo solo disponible durante la campaña, etc.

Es una lucha brutal por la atención del público. Lucha que siempre ha existido, pero que se hace más salvaje que nunca porque el público cada vez le presta menos atención a las cosas. ¿Cuál es el último libro que te leíste entero? Las redes sociales, los vídeos que nos llegan por Whatsapp (enviados por nuestros yayos, en muchísimos casos), los periódicos de los que leemos poco más que los titulares y los artículos de opinión de nuestros opinadores favoritos; todo ello te satura.

Lo tenemos todo, por fin y estamos empachados. Ojo, ya llevamos años así. Lo único que pasa es que antes pensaba que nos pasaba únicamente en nuestros ámbitos frikis y no, nos pasa a todos en todos los aspectos de nuestra vida. La oferta cultural es apabullante e inabarcable.

No nos extrañe entonces que haya gente que grite "¡basta!" y haga el equivalente cultural a echarse al monte a vivir desnudo entre los osos: desengancharse de las redes sociales, de los foros y de los blogs y replegarse a su casa a jugar con los colegas, ver series con la pareja y dar paseos por el campo con los críos. Es absolutamente comprensible, porque vamos acelerados, sin frenos y sin control.

Pero lo cierto es que el etewaf está entre nosotros y se ha hecho fuerte. La sociedad ya es así y dudo mucho que estemos dispuestos a renunciar a tener todo lo que queramos en el momento en el que lo queramos. De mal a bien se va muy bien, pero de bien a mal se va muy mal. Existen personas que abogan por el regreso a un estilo de vida más lento (yo mismo he hablado de Bloguear lento, hace cosa de un año) pero lo cierto es que vamos a tener que acostumbrarnos a vivir así. Y tendremos que encontrar un equilibrio personal, un modo de protegernos de una sobrecarga sensorial que nos estresa pero de la que ya es imposible escapar. De ahí que de cuando en cuando vengan compañeros de afición y digan que abandonan las redes sociales o que dejan de comprar rol porque ya tienen mucho más de lo que podrán leer jamás.

Sin embargo, también existe la opción opuesta. No hace mucho leí a un bloguero que, directamente, lo aceptaba. Aceptaba vivir en un mundo donde aparecían constantemente productos artísticos flipantes a una velocidad de vértigo. Donde no solo seguía estando disponible la música de su juventud sino que había música de ese estilo surgiendo constantemente porque somos millones creando a millones. Él asumía que no servía de nada resistirse a ello y que lo único que quedaba hacer era rendirse, zambullirse en la vorágine y dejarse llevar. Olvidarse del yo e imbuirse de frikismo a raudales, a paletadas. Lo contrario es tratar de detener olas a puñetazos.

¿Qué podemos hacer? Es curioso que cada poco tiempo escriba un artículo a este respecto en el blog. Señal de que le doy vueltas al tema frecuentemente ;). Os he enlazado dos entradas de este blog que trataban de temas similares, pero seguro que hay más, así que creo que ha llegado el momento de crear una etiqueta "etewaf" para agruparlas :D.

El matiz que le voy a poner en esta ocasión a esta entrada recurrente es animaros a buscar una solución a esta cuestión que nos afecta a todos. Lo que pasa es que, probablemente, cada cual tendrá que buscar su propia solución. Para ello, os ofrezco unas reflexiones sobre asuntos que tratan sobre internet, la sobrecarga de información y nuestro papel en todo este asunto. A continuación, 10 reflexiones y 1 poema sobre etewaf:

Reflexión 1: Sobre Internet.

"En algún momento tomaremos conciencia de los peligros de internet igual que la tomamos con el tabaco. Estamos en el momento en el que sabemos que la forma en que estamos utilizándolo no puede ser buena, que hay algo adictivo y peligroso en ello, pero no estamos muy interesados en averiguar qué. Pienso que algunos estamos pagando ya haber sido los primeros, los más conectados. Pronto sabremos exactamente cómo nos afecta a nivel físico y psicológico el loop dopamínico constante y la conexión sencilla a muchas más mentes y emociones de las que venimos programados de fábrica para tolerar. Tomaremos medidas, pondremos límites, seremos más conscientes de cómo el medio está cambiándonos. Mientras, estamos entregados a emociones compartidas en masa que promovemos con los algoritmos, dispositivos y filosofías que hemos creado y a los que nos dedicamos con un fervor primitivo: alzamos, linchamos, reímos, lloramos, cualquier cosa que nos permita seguir automedicándonos contra el aburrimiento que, por otro lado, tanto echamos de menos."

Delia Rodríguez, periodista.

Reflexión 2: Sobre las necesidades artificiales.

"Vivimos en un mundo en el que valoramos cosas que no sabíamos que queríamos, compradas con dinero que no tenemos, para impresionar a gente que no nos importa"

Neal Lawson, director de Compass

Reflexión 3: Sobre el narcisismo.

"Ahora la inercia de la máquina ha dado en una situación donde resulta más eficaz tener a la gente embobada en lo banal y en un aparente beneficio personal. Y eso genera lo que yo llamo el individualismo de masas, que en realidad no es paradójico, es literalmente lo que mejor describe la situación que vivimos, con todo el mundo regodeándose en su propio narcisismo de un modo completamente alienado, masivo e indistinto. Todo el mundo cree estar haciendo algo excepcional cuando es evidente que todo el mundo está haciendo lo mismo. Sospechoso. Tal vez haya que poner en cuestión la supuesta libertad de que se habla."

Miguel Brieva, dibujante

Reflexión 4: Sobre las redes sociales.

"El ecosistema informativo ha producido perversiones. La gente vive en burbujas sin contacto entre opciones. Son las cámaras de resonancia o, como las llama Cass Sunstein, de eco. Gracias al actual sistema de medios de comunicación y de información –incluidas las redes sociales-, cada cual solo escucha, ve o lee aquello con lo que está de acuerdo. No hay comunicación, no hay plaza pública. Se vive en universos paralelos. Es algo general, que se ha visto con especial fuerza en Catalunya y en España en este asunto. Si tan solo los medios públicos sirvieran de puente. Pero, en general, no. Todo eso genera unas credulidades que favorecen las manipulaciones, incluso por los troles rusos u otros. Hoy la manipulación es más fácil. Y mentir en las redes no conlleva coste para el que lo hace."

Andrés Ortega, periodista

Reflexión 5: Sobre la utopía.

"Fantaseo con un mundo en el que los androides se ocuparan de todas las tareas productivas, en el que los humanos nos dedicaríamos esencialmente a tres actividades: seríamos artistas, deportistas y coleccionistas. En ese horizonte futurible, los trabajos volverían a ser lo que eran cuando éramos niños, meros disfraces o juegos de rol. Y la inversa: la ficción podría llegar a identificarnos con fidelidad ante los demás. [Mi tío] Pere me permite imaginarlo, puesto que sus cenizas descansan hoy dentro de una Bola de Dragón, al pie de un limonero."

Alba Muñoz, escritora

Reflexión 6: Sobre el consumo.

"[¿Cómo se sobrevive al desencanto?] Has dado con el gran problema. Si todo lo que nos dan nos hiciera felices, no estaría mal. El problema es que no lo consiguen. La gente se va dando cuenta de los límites del consumo. Sí, tienes un iPhone 5, ¿y? La página de Facebook de no sé qué, ¿y? La superweb de la aplicación tal y los emoticonos de cuál... Y de pronto la gente se va dando cuenta de que eso es El mago de Oz. Detrás de eso no existe nada. El perrito tira de la cortina y deja un tipo patético al frente asustando a los demás para ganar dinero. No te compensa. Genera cierta desesperanza. Las armas de la felicidad no existen para ser feliz y eso es dramático. Hay que leer a autores como Orwell, Jonathan Swift o Herman Melville... Y otros. Y saber que todo esto estaba avisado desde el año 32. Tienes que saber que normalmente lo que te venden no está hecho para tu felicidad. Está hecho para la felicidad de quien te lo vende."

Ray Loriga, escritor

Reflexión 7: Sobre las historias.

"En las comunidades indígenas, las familias se reunían al anochecer en torno al fuego y mantenían enormes tertulias en las que los mayores iban contando historias larguísimas de lo que les pasaba y lo que les había pasado, y los más pequeños se iban durmiendo escuchando esas historias… Ahora eso se ha perdido, crecemos sin escuchar a los mayores"

Margarita, chamán mexicana. Libro "La voz de los sabios"

Reflexión 8: Sobre la sociedad.

"La educación que hay ahora es para crear productores y consumidores, nada más. En cuanto el niño empieza a hablar empiezan a indoctrinarle, a enseñarle el pensamiento único, el dogma. Las palabras clave del mundo oficial de hoy, lo que quieren que aprendamos son productividad, competitividad e innovación. Pero en vez de productividad, la palabra es vitalidad. Y en vez de innovación, es conservación. Y en vez de competitividad, es cooperación. Habría que pensar en asociarnos, vivir pacífica y apaciblemente en este mundo porque esta es la vida que tenemos que ejercer y desarrollar. Para mí, la educación sería rectificadora de la actual: educación que conduzca a saber vivir en armonía con la naturaleza porque somos naturaleza"

José Luis Sampedro, filósofo

Reflexión 9: Sobre lo que sobramos.

"Todo funciona igual de bien sin nuestra intervención. Es una buena cura para la vanidad. Entiendes que aunque dejes de actuar sobre el mundo, éste sigue su ritmo. Que nadie es imprescindible y son muy pocos los que te echan de menos."

Miguel Barceló, pintor

Reflexión 10: Nihil Novum Sub Sole.

"Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos; íbamos directamente al cielo y nos extraviábamos en el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo."

Charles Dickens, escritor. Libro "Historia de dos ciudades"

Poema: Sobre la vida.

"¡Qué pena si este camino fuera de muchísimas leguas
y siempre se repitieran
los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas!
¡Qué pena si esta vida tuviera (esta vida nuestra)
mil años de existencia!.
¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
y los mismos poetas.
¡Qué pena, que sea así todo siempre,
siempre de la misma manera!"

León Felipe, poeta

08 febrero 2018

Saqueadores de Kaima-Loa: Arcabuceros, Alquimistas y magia Ceremonial

En los últimos días he estado trabajando en la definición de la cultura de los exploradores que van a llegar a Kaima-Loa. Definitivamente, me atrae la idea de que sean un pueblo en la curva ascendente de su poder y que parezcan a los europeos de los siglos XV a XVII. Por lo tanto, hay que pensar en arcabuceros, cañones, etc.

Como siempre he dicho, si algo me ha dado el rol es curiosidad. Yo me interesé por la historia de España después de leer Aquelarre, y tengo varios ensayos sobre historia de España en la Edad Media, en el período que va del 711 al 1492. Y ahora que me planteo escribir algo sobre una cultura algo más avanzada, empiezo a coger información de aquí y de allá para ir metiéndome en situación.

Algunos de los primeros libros que he estado estudiando han sido Rinascita y Villa y Corte, suplementos para el juego de rol Aquelarre escritos por el maestro Ricard Ibáñez. Si Aquelarre está ambientado en la españa que va de 1300 a 1450, Rinascita avanza la ambientación hasta el período de 1450 a 1600 y Villa y Corte se mete de lleno en el siglo XVII y el fin del Siglo de Oro español. Siempre me fascina la capacidad de Ricard para resumir y condensar mucha información en tan pocas páginas como las que tienen estos suplementos. De un vistazo tienes una idea clara y, sobre todo, jugable de los cambios que trae la época a la ambientación: los cambios en las armas, en la sociedad y en el espíritu de la época.

Me ha gustado especialmente el estudio sobre las armas de fuego, al ver como pasamos de arcabuces de mecha a mosquetes de rueda y luego de pedernal. También el progresivo avance de los cuerpos militares desde la mezcla de rodeleros, lanceros y arcabuceros de las guerras del Gran Capitán hasta los Tercios ya completamente desarrollados de los años posteriores. Estos tres tipos de armas ya las había visto en Guns of War, un suplemento para ACKs, pero es cierto que el maestro Ibáñez hace un ejercicio mucho más claro de síntesis que me ha ayudado a la hora de escoger época.

Y probablemente al final la elección sea una mezcla de elementos que sean jugables y no históricos, porque al fin y al cabo, esto no es un juego histórico. Me parece que mezclar alabarderos, tropas con mosquetes, algo de la caballería pesada que había al principio, rodeleros (espadachines) y cañones algo más avanzados para los barcos es bueno porque proporciona variedad a los personajes que pueden llevar los jugadores y a sus soldados.

Lo que nos lleva a Warhammer.

Porque sí, esa mezcla de lanceros, espaderos, cañones, caballería pesada, etc. suena a Imperio de Warhammer. Lo cual está muy bien porque ya dije en su momento que Warhammer es el juego que me convenció de que en la fantasía podía haber pistolas. Aún más, es la que me convenció de que se puede crear una cultura que esté claramente inspirada en la Europa renacentista pero que integre sin problema el politeísmo, la magia, etc.

Lo del politeísmo está bien, porque tener conquistadores, arcabuceros y soldados de los tercios está bien, pero el fanatismo, las guerras de religión y la Inquisición son cosas feas que, sinceramente, no tengo ganas de explorar ahora mismo ;). ¿Qué tal una civilización en la que haya un Culto Imperial integrado por varios Templos que pueden competir por recursos, prebendas y el favor del Emperador, pero no se preocupe tanto por quemar herejes y convertir paganos? Es mi fantasía, así que puede llevar lo que yo quiera ;).

Un conflicto ideológico que sí quiero incluir es el de la competición entre los Templos Imperiales y los Colegios Alquímicos. Una de las mejores ideas que he leído en Guns of War es la de hacer que la pólvora no sea un compuesto químico sencillo de crear, sino el resultado de un complejo proceso alquímico que por un lado haga que sea más caro crear esta pólvora (haciéndola menos común) y por otro le dé una importancia especial a los alquimistas y un claro poder político. Reflejar en la ambientación esa competición entre sacerdotes y magos por obtener influencia me parece importante. Es decir, los Templos no pueden cargarse a los Alquimistas porque estos cuentan con el apoyo del Emperador, que necesita a estos últimos para mantener sus ejércitos provistos de cañones y arcabuces. Así que al final estos tendrán que competir de un modo más civilizado. Por ejemplo, financiando expediciones que traigan gloria al Imperio.

Así pues, arcabuces, diversos tipos de sacerdotes y alquimistas fabricantes de cañones y pólvora. Correcto. Me encaja. Pero tenía mis dudas sobre el lugar que podía ocupar en todo este asunto un mago que podía lanzar bolas de fuego y golpes de rayo. La idea de tropas formadas por magos de batalla que lanzan bolas de fuego al unísono no me gusta demasiado. Creo que le quita mucha mística a la magia si se pueden entrenar a los magos para que funcionen como artillería en el campo de batalla, sobre todo si los tenemos formando unidades militares de varios cientos de hechiceros. Creo que la magia es otra cosa. Y aquí vino al rescate una tercera influencia, en este caso un libro que aún no está casi ni publicado: el Heroic Companion de ACKs.

En este libro se incluyen nuevas reglas, clases de personaje y sistemas de magia que adaptan el juego ACKs (y, por lo tanto, las ediciones viejunas de D&D) a un estilo que el autor llama "fantasía heroica" y que va desde Tolkien hasta Howard. Algo que en principio me llamó la atención, porque siempre había pensado que El Señor de los Anillos y las novelas de Conan tenían poco que ver. Sin embargo, la explicación de lo que tienen en común me ha gustado: la magia en las obras de estos autores no es la magia espectacular de D&D, que conjura fuego de la nada, sino una magia más sutil aunque puede que igual de poderosa. Gandalf hace algunos conjuros de fuego a lo largo de sus aventuras, pero incluso cuando incinera a unos cuantos lobos lo hace a partir de una hoguera que previamente está allí. No se crea materia de la nada.

Me gusta más este tipo de magia. Una en la que los magos siguen siendo poderosos pero no pueden competir en cuerpo a cuerpo con los guerreros. Menos aún si estos tienen arcabuces :P.

Aún queda mucho por hacer, pero al menos la cultura a la que van a pertenecer los saqueadores de Kaima-Loa va apareciendo ante mis ojos de un modo más claro. Creo que los voy a llamar bravianos, súbditos del Emperador de Bravia. Seguimos trabajando.

Saludetes,
Carlos