Sé lo que estáis pensando. ¿Qué tiene que ver comprarse una microcadena con nada de lo que se habla habitualmente en este blog (esto es, frikadas)? Bien, tiene su sentido. Acompañadme en este viaje mágico.
A mí me gusta mucho cocinar. Hace años, cuando me fui a vivir con mi novia (actual esposa), no sabía hacer más que huevos fritos, cositas a la plancha y lo básico de lo más básico. Aprendí a hacer tortillas de patata porque a mi pareja no le gustaba hacerlas y a mí me gustaba comerlas, así que fue una buena motivación para buscarme la vida. Y he de decir que ahora me salen muy bien. Pero durante muchos, muchos años, era mi mujer la que se encargaba básicamente de la cocina. Pero en un momento dado de nuestra relación, ambos nos cogimos la reducción de jornada por cuidado de hijos. Un poquito cada uno, de modo que uno entraba un poco más tarde y dejaba a los chicos en el cole y otro se iba pronto y volvía antes y los recogía del cole. En un momento dado y debido a que yo no estaba muy contento en el curro, me cogí yo directamente la reducción de jornada al 50% y me tiré bastantes años dejando yo a los chicos, volviendo a casa, recogiéndolos, haciendo la compra, cocinando... en fin, asumiendo las tareas del hogar en mayor grado, porque mi mujer era la que hacía jornada completa y traía más dinero a casa.
Os aseguro que es una de la mejores cosas que he hecho en mi vida.
Porque he aprendido a ser un adulto funcional en muchos aspectos, cosa que, me avergüenza decirlo, no era en los primeros años de nuestra relación. Ahora no solo sé poner lavadoras (y tender, y planchar; aunque desde hace años en mi casa ya no se plancha), sino que también sé hacer la lista de la compra y cocinar. En mi casa yo me pienso el menú semanal, voy a comprarlo y hago casi siempre las comidas y las cenas. Mi mujer puede ayudarme, pero es una tarea que no solo asumo, sino que me gusta hacer. Y he aprendido porque he tenido que ocuparme de ello, pero os juro que me sorprende pensar que hace apenas diez años no supiera manejarme con según qué cosas.
La cuestión es que yo cocino. Es más, me relaja hacerlo. Me pongo con mis recetitas, pico cebolla, hago sofritos, pongo bastantes ollas a presión, uso el horno, etc. Y casi siempre me pongo música para cocinar (nos vamos acercando al meollo de esta entrada).
La música la suelo escuchar en Youtube. No tengo Spotify y, de hecho, tampoco tengo el Youtube Premium o como se llame, aunque todos los putos días Youtube me anime a probar la versión de pago gratis durante un mes. Youtube no está mal. He descubierto bastantes grupos y cantantes que me gustan mucho a día de hoy (Rozalén, London Grammar, Vetusta Morla, Ángel Stanich...). Pero claro, el algoritmo.
El algoritmo hace que cuanto más escucho una canción, más veces salga esa canción. El algoritmo hace que, si un día se me ocurre pulsar en algo que me parezca mínimamente curioso, me tire meses recibiendo cosas relacionadas con eso que me llamó la atención una vez. Le di un día a un vídeo que tenía un tiburón blanco amenazando con comerse a un señor y a día de hoy me siguen saliendo vídeos de tiburones y ballenas, a pesar de que he procurado no pulsar ninguno más. Entiendo que se irán yendo, con paciencia.
Uno de mis artistas favoritos es Roberto Iniesta, ex-cantante de Extremoduro. Lleva años creando música por su cuenta, y a mediados del año pasado estuve en un concierto suyo y creo que ha sido uno de los mejores a los que he ido en toda mi vida. Pero, oh sorpresa, no le he comprado nada al Robe en... no sé si le he comprado algo en algún momento de mi vida. Tengo mucha música suya en formato MP3 porque me la he bajado de internet. De Youtube, en concreto. Y me jode, lo admito. Es un artista que me gusta. Y quiero contribuir a que siga haciendo canciones. Así que, aparte de ir a su concierto, me propuse comprar uno de sus discos, solo por apoyarle económicamente. Aunque ya nadie compre discos.
Pero es que en mi casa no queda ni un aparato que lea CD.
Seguro que hace tiempo los hubo, pero ahora ya no tenía ni uno. Bueno, las consolas de videojuegos. Hay una Xbox por casa. Dos. Una más antigua que me regaló mi mujer hace 17 o 18 años, y que casi no uso (pueden pasar años sin que yo toque la videoconsola) y otra más moderna que ya directamente se compró ella, porque en realidad a ella sí que le gusta echarse sus partidas al Assassin's Creed. Pero escuchar música en una videoconsola no es lo suyo, aunque lea CD.
Así que pedí una microcadena a los Reyes Magos y, como he sido una buena persona este año, me la han traído. La he puesto en la cocina y ahora escucho la radio en ella, y me he hecho el firme propósito de irme comprando CD de artistas que me gusten. Probablemente terminaré descargando las canciones en formato MP3 para ponerlo en un pincho USB y escucharlas ahí (es un aparato versátil), pero lo importante es que me quiero independizar de Youtube. Estoy cansado del algoritmo.
Me cansé de Facebook hace muchos años. Me cansé de Twitter hace poco. No me llegué a cansar de Google+, pero me lo quitaron. Aunque, ahora que lo recuerdo, creo que también me cansé un poco de la polarización que fue asomando su cabecita poco a poco también en esa red social. Estoy en el fediverso (en Mastodon) porque allí no hay algoritmo. Veo las cosas en el orden en el que se publican, y es muy gracioso ver cómo de madrugada se empieza a leer todo en inglés a medida que se hace de día al otro lado del Atlántico ;). También os digo que incluso el fediverso me cansa a veces porque, a ver, las redes sociales son un sumidero de tiempo un poco absurdo. Sí, lo admito, salen cosas interesantes de cuando en cuando, hay reflexiones que te hacen pensar, ves otras perspectivas... pero es que incluso una red social sin algoritmo es algo a lo que entras sin un objetivo claro y que te atrapa durante un par de horas de la forma más improductiva que existe. Ojo, hacer cosas improductivas está bien, pero yo disfruto más cuando eso que escribo es algo creativo además de improductivo ;).
Esta entrada es improductiva, y sospecho que tampoco es demasiado creativa.
Pero el caso es que tenía ganas de escribir y no tenía nada friki que contaros. Así que he pensado, como me sucede muchas veces, en qué he hecho últimamente. Estoy leyendo libros y viendo series, pero eso lo hace todo el mundo. Pero comprarse una minicadena... eso ya no es tan común, ¿eh? :D.
Temo que al final esto no es sino un paso más en mi retirada paulatina de Internet. Un lugar que, en mi ya lejana juventud, me pareció un lugar de libertad, de creatividad y de aprendizaje como no había visto antes ni creo que vea jamás. Tenía sus mierdas, por supuesto, y sus propios códigos, que tenías que aprender para participar. Pero a día de hoy internet me parece un lugar donde todo el mundo quiere venderme cosas o hacerme la ficha policial para saber todo lo posible sobre mí y vender mi información a gente que me quiere vender cosas. No me hagáis empezar a hablar de la IA, que sabéis que me caliento. Pero pronostico que se usará básicamente para vendernos cosas.
Estoy un poco harto del mundo digital. Sé que es un poco contradictorio decirlo mientras escribo en un blog que encima utiliza una infraestructura propiedad de Google. Pero, a ver, no se puede ser coherente todo el tiempo ;).
Siento que internet es una mierda. A ver, entiendo que no, que tiene muchísimas cosas buenas; trabajo en informática. Pero el modo en el que cuatro multinacionales han copado el uso de internet me parece descorazonador, fatigoso, cansado. Me estoy cansando del constante bombardeo de estímulos y de que me espíen para venderme cosas. Al final casi prefiero comprarme mis cosas, gracias. Mis libros, mis música, mis series. Seguro que también se me puede hacer la ficha policial viendo lo que compro, que se estará quedando anotado en mil y un sitios. Pero coño, por lo menos que pueda coger un libro o un CD de la estantería y leerlo/escucharlo sin que alguien anote cuándo lo he hecho o lo he dejado de hacer.
Entiendo que es posible que las cosas cambien y mejoren en internet. Que se pongan límites, que no lo usemos como una droga que nos entontece y nos distrae. Pero también podría ser que no. Me apetece recuperar un poco de mi vida normal, privada, analógica y desenchufada. Vale, la minicadena va enganchada a la red eléctrica; pero tiene pilas y no está enganchada a la red.
Al final creo que hay que recuperar ciertos espacios analógicos y desenchufados. Quedar con gente, salir a hacer deporte, leer un libro. Reencontrarme con el mundo físico.
Y escuchar música en mi minicadena, sin que no se entere más que mi familia y mis pobres vecinos.
Buscad cosas que hacer lejos de internet. Se ha hecho muy inhóspito con el paso de los años.
Saludetes,
Carlos