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07 diciembre 2019

She-Ra y las Princesas del Poder (temporadas 2 a 4)

A principios de año os puse una reseña de She-Ra y las Princesas del Poder, una serie de Netflix que era un reboot de la serie original de los 80 dedicada a las muñecas primas hermanas de los Másters del Universo. Ahora, al final, os vengo a hablar de la segunda, tercera y cuartas temporadas, que también me he visto con los chicos.

Lo cierto es que la segunda y tercera temporada han sido de pocos capítulos (media docena cada una) y luego la cuarta ya sí ha vuelto a subir a los 13 capítulos. No sé la razón de hacerlo así, pero bueno, a mí me vale. Mientras sigan avanzando la historia, por mí genial.

Al contrario de lo que es habitual en mí, voy a intentar no hacer demasiado spoilers xD. Más que contaros lo que pasa en un momento u otro, os dejo unas cuantas sensaciones que me dejan todos estos episodios:

  • Yo diría que la animación ha mejorado: En la primera temporada la historia me gustó mucho y los diseños de los personajes me encantaron, pero es verdad que en ocasiones se veían algunos movimientos un poco forzados. Creo que han ido mejorando con el tiempo y que ahora el dibujo es en general más fluido. O igual es que me he acostumbrado.
  • Sigue siendo super gay: En una de las temporadas hemos conocido a los padres de Arco (que son dos señores bibliotecarios), a una mujer fuerte e independiente que conocen en un desierto se la ve en un momento dado ligando con una camarera (muy sutilmente, pero está claro que ahí hay temita), etc. Y no hace falta ni empezar a decir lo muy pillada que sigue Escorpia por Gatia (por lo menos, hasta cierto episodio fabuloso de la cuarta temporada).
  • Los malos en esta serie son hábiles, se puede sentir empatía por ellos y no fallan siempre: En muchísimas otras series de dibujos los villanos suelen ser personajes ineptos que están constantemente haciendo planes que no suelen funcionar. En esta serie no: están organizados, colaboran entre sí, hacen caer a los buenos en trampas, les espían exitosamente... en fin, que no son unos inútiles. Y, lo mejor de todo, llegas a empatizar con ellos: los soldados son gente que colaboran entre sí, algunos como Escorpia son gente buena que simplemente no han conocido otra cosa en la vida, Tecnia básicamente lo da todo por la ciencia y no se preocupa de si se está usando su ciencia para el bien o el mal. Y Gatia es evidente que está haciendo todo lo que hace por sentirse respetada, por demostrar algo. La está cagando a base de bien porque le puede la rabia de haber sido rechazada, menospreciada y abandonada, pero al menos podemos entender por qué hace lo que hace.
  • La serie tiene episodios geniales: El último episodio de la tercera temporada, que va de realidades paralelas, o el capítulo en el que vemos cómo vive Madame Razz, con su conciencia viajando atrás y adelante en el tiempo, me parecen brutales. La frase "eres una mala amiga" que uno de los personajes dice en uno de los capítulos de la cuarta temporada es tan brutal, tan reveladora y se dice con tal sencillez, que la receptora de dicha frase se queda totalmente indefensa al oírla. Me ha gustado mucho cómo ha evolucionado Destello (y no solo en el peinado, que ahora mola más), y cómo ha sido capaz de pergeñar planes realmente sorprendentes; no es normal que en una serie dirigida a niños pasen cosas que no veo venir a la legua, pero en esta han pasado cosas que no me esperaba xD.

Qué os puedo decir, me sigue gustando mucho la serie. La veo con mis críos y nos parece muy divertida. La última vez que hice una reseña sobre esta serie, alguien comentó que pensaba que no era más que una muestra de la "propaganda de la ideología de género". En fin, que cada cual opine lo que quiera, pero yo creo que las personas que se salen de los patrones sexuales "normales" no van a dejar de existir y que cuanto más roles positivos tengan para sentirse identificados, mejor. Y qué narices, tampoco es que la serie sea explícitamente sexual en ningún momento. Es simplemente, una serie para críos.

Altamente recomendable para verla con los chavales.

Saludetes,
Carlos

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