A mí me gusta mucho leer ciencia ficción. Mis autores favoritos incluyen clásicos como Isaac Asimov, Frank Herbert o Robert Heinlein, y otros escritores más modernos (pero tampoco tanto) como Dan Simmons, Iain Banks o Kim Stanley Robinson. Me gusta mucho la fantasía heroica y la espada y brujería, pero la ciencia ficción, ya sea un poco más dura como la de Stanley Robinson o más space opera me atrae también.
Uno de los aspectos que más me atrae de la ciencia ficción es pensar en especies alienígenas o incluso seres humanos del futuro que piensan y se comportan de un modo distinto a lo que lo haría un ser humano del siglo XXI. Siempre ha habido una cierta crítica en Star Trek, por ejemplo, al hecho de que muchas especies alienígenas no son más que humanos con prótesis en la cabeza, que se comportan con valores muy similares a los nuestros. He de decir que yo he visto muchas series de Star Trek y que, aunque esto sucede en muchos capítulos, también hay otros que se centran en especies concretas a lo largo de largos arcos argumentales centrados precisamente en explorar sus diferencias fundamentales con los humanos.
En muchos relatos de ciencia ficción se habla sobre algún tipo de tecnología que modifica por completo el modo de vida de los humanos y su forma de pensar y vivir. El viaje hiperespacial es un ejemplo paradigmático, porque es el único que permite tener una civilización espacial que abarque mundos que orbiten en estrellas distintas. Es cierto que hay libros como la Trilogía de Marte de Kim Stanley Robinson o la serie The Expanse de James Corey que están ambientadas en el futuro de nuestro sistema solar y que ya tiene suficiente aventura y conflicto sin llegar a colonizar otros sistemas solares. Pero es un ejemplo ya muy asentado en nuestro imaginario colectivo de tecnología que lo cambiaría todo.
También existe un subgénero dedicado a lo que significaría que la tecnología provocara en nosotros cambios tan profundos que ni siquiera se nos pudiera considerar ya humanos, sino algo más allá. Estamos hablando del transhumanismo, que habla sobre todo de modificaciones en los seres humanos, por métodos de ingeniería genética o cibertecnología, que haga que realmente seamos algo más que simples humanos. Por ejemplo, ¿cómo cambiaría la sociedad si pudiéramos descargar nuestras mentes en nuevos cuerpos y nos hiciéramos virtualmente inmortales (como en la novela Down and Out in the Magic Kingdom de Cory Doctorow)? ¿Cómo se vive en una economía post-escasez en la que todos los deseos materiales están cubiertos? ¿Un humano adaptado para vivir en el vacío del espacio o en las profundidades del océano sigue siendo humano?
Es curioso, pero un ejemplo muy interesante de alienígenas que no piensan como los humanos lo encontré leyendo un libro sobre los Eldars, una raza del universo de Warhammer 40.000. En ella se decía que estos seres dotados de una vida inmensamente larga y poseedores de dones intelectuales tremendos se pasaban los siglos perfeccionando muchos distintos artes, pero que corrían el riesgo de obsesionarse con algo concreto y quedar atrapados en esa actividad para siempre. Por ejemplo, un Eldar podía ser un simple soldado, miembro de la milicia, o especializarse en algún tipo de combate (cuerpo a cuerpo, apoyo pesado, etc.), pero había algunos de ello que se quedaban atrapados en este ciclo, buscando la perfección en las artes de la guerra, y que ya no podían hacer otra cosa, convirtiéndose en Exarcas, líderes militares extraordinarios pero, para los Eldar, un trágico compatriota que no era ya capaz de disfrutar en la vida de nada que no fuera combatir. Esta obsesión de los Eldar me gustó como ejemplo de que una larga vida y una mente brillante podían ser tanto una bendición como una maldición. Por supuesto, ya que la ciencia ficción trata siempre sobre el presente, no es solo una idea ingeniosa, sino también un comentario moral sobre la obsesión humana.
Me resulta curioso que este tipo de elucubración, esta búsqueda para imaginar a otros seres inteligentes pero con modos distintos de pensar no está tan presente en la fantasía como en la ciencia ficción. Los elfos y los enanos de los mundos de fantasía, e incluso los halflings/medianos, por centrarnos en especies fantásticas bastante asentadas en el imaginario colectivo (gracias, El Señor de los Anillos) no se nos presentan con frecuencia como gente distinta a nosotros. Los elfos viven en el bosque y son extremadamente longevos o incluso inmortales. Los enanos viven en montañas y son mineros y vikingos en miniatura. Los medianos viven en comarcas, comen mucho y son sigilosos y buenos ladrones. Pero cuando se nos presentan en los mundos de fantasía y los juegos de rol, estas diferencias se asumen como poco más que cosméticas. Entiendo que los medianos puedan ser solo humanos pequeños, porque Tolkien, el creador del concepto, los concibió realmente como nuestros ojos modernos en un mundo de fantasía. Son humanos modernos en un mundo mítico. Ok. Pero los elfos de Tolkien viven para siempre, y aunque Tolkien sí le dio vueltas a lo que eso podría significar (en lo que respecta a matrimonio, hijos, cultura, etc.), muchos otros autores no lo han pensado tanto, o simplemente han ido a la versión más mundana de lo que esto significa, poniéndole a humanos las prótesis de goma de Star Trek, pero en un mundo de fantasía.
Para mí es interesante tratar a las especies inteligentes no humanas como algo que mantiene rasgos en común con los humanos, pero que son distintos en aspectos fundamentales. Y a veces me ha resultado inspirador hacer el ejercicio de trasladar un alienígena de ciencia ficción a un mundo de fantasía y cambiar su tecnología por magia, espadas y castillos. Por ejemplo, cuando pensamos en hombres lagarto no solemos pasar de presentarlos como gente simple que vive en los pantanos y... y no sé, no mucho más. Pero, ¿y si cogemos a los cardassianos de Star Trek y los llevamos a un mundo medieval o antiguo? A mí el ejercicio me sirve mucho porque me cambia por completo la perspectiva y me anima a pensar cómo sería una cultura de seres inteligentes pero de sangre fría, quizá con menos empatía, o con sentidos más desarrollados o diferentes de los humanos.
Cuando pienso en los elfos, por ejemplo, me gusta pensar en que una especie longeva (digamos que viven 1.500 años, pero no son inmortales) realmente pasaría el tiempo de un modo distinto a lo que haríamos los humanos. Quizá pasaran quince o veinte años practicando la metalurgia o aprendiendo a tocar un instrumento, pero no se quedarían atrapados en algo así como los Eldar. Quizá si son resistentes a las enfermedades y a los extremos de frío y calor vivirían realmente al aire libre y no construirían casas de piedra o fortalezas, sino simples almacenes para guardar sus escasas pertenencias materiales. Quizá su cultura sería por completo oral, ya que el papiro o el pergamino duraría muy poco a sus ojos y lo considerarían un modo ineficaz de transmitir su cultura a las nuevas generaciones. Quizá no distinguirían a un humano de otro, pero sí distinguirían linajes. No lo sé, pero es que vivir mucho tiempo tiene que afectar al modo en el que te enfrentas a la vida. Si un señor de la guerra humano te quita tus tierras puedes luchar contra él o quizá puedes simplemente irte veinte o treinta años a otro sitio y volver cuando se haya hecho viejo y su reino se esté desmoronando por sus disputas internas.
Lo mismo me sucede cuando pienso en especies con culturas patriarcales, jerárquicas o capitalistas. ¿Por qué los gnomos viven en poblados o cuevas y tienen un caudillo o rey, una división estricta de tareas entre sexos y familias monógamas? ¿Es todo a lo que llega nuestra imaginación? ¿Y si la cultura gnómica no tiene líderes permanentes ni le da importancia a quién es el padre de una persona? ¿Y si no se dedican a la agricultura ni a la ganadería sino que forrajean y cazan para conseguir su alimento y no le dan ninguna importancia al oro o los metales preciosos? ¿Por qué los convertimos en humanos similares a nuestra idea de las culturas medievales o clásicas? ¡Son seres que no existen! ¡Podemos hacer que sean como queramos y los hacemos lo más aburridos y convencionales posibles!
Obviamente, es muy difícil crear culturas y especies muy distintas a aquellas que nosotros conocemos y que resulten verosímiles e interesantes cuando escribamos sobre ellas en novelas o las interpretemos en juegos de rol. Pero creo que muchas veces podríamos ejercitar nuestra imaginación pensando en otros mundos posibles, otros modos de pensar y de estar en el mundo. Después de todo, para eso existe la fantasía.
Saludetes,
Carlos
Todo eso que comentas es lo que me resulta muy interesante de Jorune y Tékumel (en Shadow World y Talislanta la cosa era un tanto más "estándar").
ResponderEliminarPor otro lado, yo sé de alguien (cof, cof) que ha escrito algún borrador de novela de ci-fi, fantasía, terror cósmico y metafísica en la que ha tratado de meter algún concepto / especie no humano que se salga de la tradición, y que estaría encantado de conocer tu opinión a ese respecto.
Hombre, en Talislanta había muchos tipos distintos de seres inteligentes, pero la verdad es que hace mucho que me leí ese libro de reglas (la cuarta edición, creo recordar), y no recuerdo si las especias eran muy distintas de los humanos. Bueno, lo que sí recuerdo es que no había humanos xD.
EliminarJorune no lo conozco. A ver, sí lo identifico, pero nunca lo he leído.
Y en cuanto a Tékumel, en este caso es que hasta los humanos piensan distinto. Es un muy buen mundo de juego, la verdad, muy sorprendente.
Por supuesto, Glorantha tiene su montón de especies que piensan y actúan de forma muy distinta a los humanos. Los propios humanos pueden ser bastante alienígenas en algunas culturas. Creo que la especie de los trolls gloranthanos es muy original e interesante, y que están descritos en muchos libros, lo que ayuda a poder interpretarlos muy bien.
En cuanto a la novela que me comentas, tengo muy poco tiempo para leer lo que ya tengo comprado y pendiente en mi casa. A ver, que no te digo que no la fuera a leer, pero no puedo prometerte que me la envíes y no tarde un par de años o tres en hacerlo :(.
No sé cómo se me ha pasado mencionar Glorantha :)
EliminarTalislanta no tiene humanos (ni elfos), pero a casi todas sus razas se les puede encontrar un homólogo cultural en la historia de nuestro mundo o en otras ambientaciones. Me gusta mucho, pero a ese nivel es el que me parece más "convencional".
De Jorune tienes casi todo el material escaneado y disponible en Archive.org.
Lo del borrador de la novela, si algún día tienes tiempo y ganas me avisar y te la paso.