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16 mayo 2007

La Saga de los Varmandi (III - La Guerra de los Colymar)

Venid, venid y escuchad las palabras de Hrothgar el viejo, puesto que yo he visto muchas cosas y conozco todas las historias, las sagradas, las ciertas y sí, incluso las falsas.

Hoy estáis tristes y vuestro aliento es débil porque hemos sido vencidos y derrotados ante las hordas de Shepelkirt, pero una guerra no se decide en una sola batalla, y los Varmandi nunca se han rendido ante la adversidad. ¡Nunca!

En los tiempos en los que el Viejo Varmand aún caminaba entre los vivos, y su clan no pertenecía a ninguna tribu, cuando aún Sartar no había llegado desde Hendrekiland para fundar su gran reino, en aquellos tiempos que se pierden en la leyenda, Varmand viajó con sus guerreros hasta Clearwine, la ciudad de la Tribu Colymar.

Los Reyes de los Colymar cambiaban cada siete años en esos tiempos y cuando había llegado el final de su mandato eran sustituidos por aquel que la Tribu aclamase en la Thing, la reunión tribal. Por aquel entonces los Reyes ya no eran sacrificados en el altar de Ana Gor, sino que se retiraban y formaban parte del Anillo Tribal como consejeros.

El Rey Kagradus había llegado al final de su reinado de siete años y pronto llegaría la hora de escoger a su sucesor. Dos candidatos competían por el favor de los clanes de los Colymar. Por un lado, el hijo de Kagradus, Borgold, joven e impetuoso, fuerte de cuerpo y astuto de mente. Por otro, Bargrad, el Campeón de la Tribu, un poderoso guerrero adorador de Humakt la Espada, el Dios de la Muerte, veterano de muchas batallas.

Varmand se había reunido con el Anillo del Clan Varmandi y juntos habían decidido que para sobrevivir en Quiviniland tendrían que aliarse con alguna tribu, puesto que los Orlevingas, maldito sea su nombre, eran miembros de la tribu de Perro Loco Malan y contaban con su ayuda para robar nuestro ganado y tomar a nuestros hombres como thralls, meros esclavos que cuidaban de sus campos.

Varmand viajó a Clearwine para tratar de conseguir que los Colymar nos aceptaran como uno de los clanes de su tribu, y para ello llevó grandes presentes de ganado, plata producto de los saqueos y otros tesoros de la tribu. También llevó con él a guerreros hábiles: Leikan, Ris Matadragones, Baranwolf el Honorable y otros muchos.

Los Varmandi discutieron durante largo tiempo sobre a qué candidato apoyar. Aunque no podíamos votar en la reunión tribal, sí podíamos asistir y mostrar a todos que los poderosos Varmandi estaban de parte del candidato apropiado. Al fin, Varmand eligió apoyar a Borgold. Así lo hizo patente en los días previos a la reunión tribal, y habló en múltiples ocasiones con Borgold hijo de Kagradus, el cual aceptó apoyar nuestro ingreso en la tribu a cambio de nuestro apoyo.

Borgold fue elegido Rey de los Colymar, y los sacerdotes le coronaron, pero ahora el Rey Borgold debía superar su Reto de Coronación. El joven Rey era osado y temerario, cualidades dignas de admiración en un Orlanthi, y escogió como Reto conseguir cobrar el Tributo de Orlkar, que los Malani debían pagar a los Colymar por haberles estos permitido cruzar a través de sus tierras muchos años atrás. Pero Perro Loco Malan se había negado siempre a realizar el pago.

Varmand se unió a Borgold y a sus guerreros, y juntos viajaron hacia el norte, a enfrentarse a los Malani. Las fuerzas se encontraron al final del Valle de Ormsthane, en la frontera que existía entonces entre los Orlevingas y los Varmandi.

Perro Loco Malan había sido informado de nuestro avance, y presentó una poderosa fuerza para enfrentarse a nosotros. Los guerreros de las dos tribus se encontraron frente a frente, golpeando sus lanzas contra sus escudos, invocando su magia y la ayuda de los dioses para derrotar a sus enemigos.

Llegó el Reto de los Campeones, y Varmand el Fuerte avanzó para enfrentarse al Campeón de los Malani. Orlev el Alto, su odiado enemigo, aceptó el desafío y ambos lucharon frente a los ejércitos. Orlev era un hombre malvado y sin honor, pero aún así era un gran guerrero. Pero Varmand era un Señor de los Vientos, un guerrero sagrado de Orlanth y antes de asentarse en el valle de Ormsthane y fundar su clan había viajado por todas las tierras de Quiviniland luchando una y otra vez y ganando gran gloria. Varmand descargó un gran golpe sobre el casco de Orlev el Alto y Orlev cayó. A partir de entonces Orlev fue conocido como Orlev el Tuerto, porque el golpe dejó su ojo derecho inservible.

Habíamos vencido el Reto de los Campeones, y los guerreros profesionales, los weaponthanes y los jóvenes que querían ganarse un nombre surgieron de entre el muro de escudos de ambos bandos y corrieron a enfrentarse el uno contra el otro. Leikan mató a tres hombres ese día, y otras tantas familias lloraron a sus muertos por causa de la espada de Ris Matadragones. Pronto los guerreros de los Malani se fueron detrás de su muro de escudos y nuestro propio ejército avanzó para hacerles huir del campo de batalla. En la lucha Baranwolf el Osado saltó dentro del muro enemigo y causó una gran mortandad, pero al fin cayó herido gravemente y tuvo que ser rescatado por sus compañeros.

La noche llegó y los ejércitos no flaqueaban. Finalmente, las dos tribus se retiraron, sin que quedara un claro vencedor. Los heraldos de ambos bandos llamaron a la tregua en nombre de Issaries el Conciliador y sacamos a nuestros muertos y heridos del campo de batalla.

Leikan regresó con los heridos a las tierras de los Varmandi, pero Varmand, Ris Matadragones y otros guerreros volvieron con el Rey Borgold a Clearwine. No encontraron buenas noticias al regresar.

Bargrad el Campeón no había estado ocioso. Al no haber conseguido Borgold cobrar el Tributo de Orlkar a los Malani, Bargrad declaró que Borgold no había superado su Reto de Coronación y dijo que no merecía ser Rey de los Colymar. Muchos guerreros le apoyaron, y pronto comenzaron las luchas dentro de los Colymar. Sí, incluso algunos parientes se mataron entre sí, si hay que hacer caso a las historias antiguas, aún cuando la muerte de parientes es el mayor crimen que pueden cometer los Orlanthis. Finalmente, los clanes y los linajes se dividieron para apoyar a uno de los dos candidatos a Rey de los Colymar.

Varmand siguió apoyando a Borgold y, en lo más crudo del invierno, los dos ejércitos se encontraron. Las nubes se reunieron sobre los Orlanthis, invocadas por los sacerdotes de Ohorlanth, la Gran Tormenta. Rayos y truenos rodaban por el cielo, y los guerreros invocaban el rayo y a los espíritus del viento con su magia rúnica. La lluvia cayó sobre los enemigos, y el choque de las lanzas contra los escudos se confundió con el sonido de los truenos. Los Campeones avanzaron para enfrentarse entre sí. Bargrad aceptó el Reto él mismo, y con un solo golpe decapitó a Jorasar, el Campeón de Borgold.

Los guerreros se lanzaron unos contra otros saliendo del muro de escudos. Los iniciados de Vangarth volaron por los cielos impulsados por sus espíritus umbroli, y con la magia de las Tormentas los rayos comenzaron a golpear a los guerreros enemigos desde las nubes. Allí cayó Kallyr Enderosdotter, muerta defendiendo a su hermana gemela, Hindala Enderosdotter, ambas guerreras seguidoras de la diosa Vinga, la Aventurera. Incluso Ris Matadragones fue herido cuando el muro de escudos de los seguidores de Borgold flaqueó.

Al fin Borgold y Bargrad se encontraron en el campo de batalla y la experiencia venció a la juventud y Borgold el Breve cayó ante Bargrad Matareyes. Bargrad se convirtió en el siguiente Rey de los Colymar y, obviamente, los Varmandi se alejaron del campo de batalla. No nos uniríamos a los Colymar esta vez.

Cuando los Varmandi volvieron a sus tierras, la mitad de los guerreros estaban muertos o heridos, tal y como hoy habéis vuelto vosotros de enfrentaros a los Imperiales. ¿Se rindió Varmand? ¿Perdió su fe en Orlanth, el Rey de los Dioses, por culpa de una derrota? ¡No! Reunió a los pocos guerreros que aún podían mantenerse en pie, cubrió su cuerpo con la pintura de guerra azul y, con lanza y escudo, se dirigió a las tierras de los Orlevingas, a robar su ganado y quemar sus asentamientos, para demostrar que aunque Borgold había muerto, los Varmandi seguían siendo fuertes, y osados, y para que cualquiera que pensara que habíamos sido debilitados lo pensara dos veces. Incluso los guerreros heridos como Baranwolf el Osado o Ris Matadragones se unieron a la incursión y tres granjas de los Orlevingas fueron arrasadas, y treinta reses se unieron a nuestros rebaños.

¡Fuerza, Orlanthis! ¡Sois los herederos del Viejo Varmand, Varmand el Fuerte, Varmand Señor de los Vientos! ¿Habéis sido derrotados por los soldados del Imperio? Entonces escondeos en las colinas, curad vuestras heridas y cuando menos se lo esperen, caed como lobos sobre ellos, matad a sus caballos, quemad sus suministros, enviad a sus sacerdotes aullando de miedo al seno de su caótica diosa y demostrad que nadie puede vencer a Orlanth el Libre.

Así ha hablado Hrothgar el Viejo, que conoce todas las historias.

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