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28 abril 2023

Diseño de juegos de rol

Como ya he comentado últimamente, estoy embarcado en dos campañas de Sombras Urbanas ahora mismo: Sombras Urbanas sobre Madrid, la partida ambientada en la capital del reino con mi hija mayor y sus amigos (una panda de adolescentes) y Anochece, que no es poco, la partida ambientada en Villarrobledo, provincia de Albacete, con mis colegas roleros (una panda de cuarentones).

Es muy curioso porque estamos jugando al mismo juego pero los tonos no pueden ser más distintos. Los chavales se han montado un entramado de personajes y relaciones con una presencia bastante abundante de lo queer y con mucho local nocturno, paseos por lugares monumentales y peleas entre bandas urbanas. Y los yayos se han montado una ciudad rural llena de personajes más de la tierra que un campo de trigo y con todos los estereotipos rurales que han podido incluir. Los vampiros del pueblo son los chavales del colegio mayor y pijo que hay en las afueras y, para enfrentarse a ellos los mozos del pueblo se han dado a la licantropía. O no del todo, porque en lugar de hombres lobo se han convertido en taurántropos (hombres toro). El Veterano tiene un taller y una Nissan Vanette, y cuando te arregla el tractor te pone aceite, una estampita de la virgen y un símbolo arcano para que vaya bien; el demonio patrón del Corrompido es Eusebio, el director de la sucursal de la Caja Rural (que se comunica con él con mensajes que aparecen en el cajero, o en billetes que se ponen a hablar); el Oráculo es de Detroit, era broker de bolsa, se ha comprado el castillo en ruinas del pueblo y, por supuesto, se apellida Marshall, para poder darle la bienvenida con propiedad; y el Espectro ha llegado al pueblo porque es un general del bando nacional de la Guerra Civil al que han sacado del Valle de los Caídos por la Ley de Memoria Histórica, le han enterrado en el panteón familiar del pueblo y se ha convertido en fantasma de pura rabia.

Pero en realidad, aunque los tonos son distintos, ambos grupos tienen algo en común: han creado un entramado de PNJ y relaciones que ha creado ya por sí solo un montón de semillas de aventuras y futuros conflictos que habrá que ver cómo se resuelven. O, conociendo un poco el juego, como se lían más y más. Y ambos están entusiasmados por descubrir lo que va a pasar en el polvorín en el que están respectivamente sentados.

Creo que esta es una de las mejores características de Sombras Urbanas y, hasta cierto punto, de los juegos PBTA (Powered by the Apocalypse: según creas a los personajes, las preguntas que haces sobre sus relaciones con otros PJ y PNJ van creando el mundo de campaña. Un entramado político y sentimental en el que lo importante no es tanto las toñas que puedes dar a la gente como las putadas que te vas a hacer a ti mismo navegando por el temible y horripilante mundo de la política.

Creo que los juegos de rol comenzaron siendo un poco una evolución de los wargames en los que predominaba el componente táctico. Las partidas en D&D eran en gran parte un desafío intelectual para los jugadores, que utilizaban a sus personajes como herramientas para explorar un mundo de juego y vencer en los desafíos que se les plantearan. A medida que fueron pasando los años, los juegos de rol fueron virando hacia algo más narrativo y basado en las historias. En los juegos de rol primitivos no hay historias que contar, a menos que estas historias estén protagonizadas por pícaros buscavidas y se asuma que la mitad de las veces los bribones que las protagonizan terminarán muertos. Este tipo de juegos atrae a cierto tipo de gente, competitiva y deseosa de desafíos. Los juegos posteriores fueron derivando en muchos casos hacia la historia y la narración, y su máximo exponente en los 90 fue Vampiro. El sistema de juego de Vampiro no era el más afinado del mundo (no es que el de D&D fuera tampoco la gran cosa), pero es que los aficionados a Vampiro venían a otra cosa al juego; antes de que se convirtiera merced a la metatrama y el propio crecimiento monstruosos de las disciplinas y los poderes vampíricos en un juego de superhéroes oscuros, Vampiro hablaba de romanticismo, política, pasión y relaciones. De interpretar a un monstruo, pero uno que buscaba seguir siendo humano a pesar de todo (los que no eran del Sabbat, al menos).

No os voy a decir que una cosa sea mejor que otra. A mí me gustan las campañas de exploración con rollo sandbox, espíritu de generación procedimental de desafíos vía tablas de encuentros aleatorios y narrativa emergente más que a un miembro de la realeza un lápiz. Pero también me molan las campañas llenas de salseo, shippeos, decisiones morales, pactos fáusticos y mefistofélicos y política dura con combates resueltos con una tirada o dos. Posiblemente porque mis gustos son eclécticos o porque ambos tipos de campaña apelan a lados distintos de mi cerebro, el racional y el sentimental, que quieren ser alimentados por igual. Por gustarme, me molan hasta las campañas pastorales en las que rara vez sucede algo malo y simplemente mis personajes viajan por un mundo estilo Ghibli con reminiscencias de series de dibujos animados de los 80; rol simulacionista, relajadito y chill.

Los más astutos lectores de este blog habrán identificado la tríada GNS manifestada en el último párrafo. Enhorabuena. Prosigamos.

Lo interesante es que en muchas ocasiones intentamos dirigir campañas/sagas de rol utilizando herramientas inadecuadas. Una campaña narrativa con Traveller o una pastoral con Kult. En estos casos terminamos sufriendo de un proceso de disonancia cognitiva, porque tratamos de recrear un mundo de juego y, aún más importante, una experiencia de juego con las herramientas más inadecuadas. D&D tenía puntos de vida, clases, niveles y características, pero nada de eso es necesario si estás jugando a ser los miembros del equipo de gobierno de una ciudad (aunque esté en el espacio). Si juegas a un juego de horror en el que tus personajes se enfrentan a una bestia tipo Alien no es necesario que le pongas muchos puntos de vida a tu monstruo y 10d6 de daño; es más fácil poner en las reglas que no se puede matar al monstruo con tiradas de daño. Y buscar otros modos de enfrentarse a ello y derrotarlo.

Por eso creo que los juegos de rol no tienen que comenzar con la creación de personajes, definiendo sus características y habilidades, calculando sus puntos de vida ni zarandajas por el estilo. Si estás diseñando un juego en el que lo que vas a hacer es enfrentarte en combates uno a uno tipo Street Fighter, ¡adelante! ¡Tu juego va de eso, igual que las series de manga shonen! ¡De molarse y dar hostias como panes y usar técnicas secretas! Pero si tu juego va de politiqueos e intrigas, quizá lo mejor es que te montes, como en Sombras Urbanas, un entramado de relaciones entre tus personajes, y meterles de lleno en la acción. Para un grupo de jugadores de D&D no tiene mucho sentido describir a toda su familia y sus colegas, porque puede que al día siguiente de empezar la campaña estén a mil o dos mil kilómetros de su tierra natal y no vuelvan a aparecer. Pero en Sombras Urbanas los protagonistas no van a salir de la ciudad porque lo que estamos contando, en realidad, es la historia de la ciudad, sus facciones y sus habitantes.

Así que, para todos los diseñadores de rol ahí fuera, recordad que los juegos que montéis no tienen que parecerse en nada a cualquier cosa que hayáis jugado anteriormente. No vendáis la idea de que vuestro juego es la caña porque incluye 15 clases de personaje, 120 monstruos y más de 180 hechizos. Buscad el modo en el que las reglas del juego sirvan como vehículo para el tipo de experiencia (observad que no digo «historia») que queréis crear en la mesa de juego, durante la parida, con jugadores reales que han venido buscando unas sensaciones concretas: libertad, inmersión, desafío, risas o salseo. Y para ello muchas veces es suficiente con un reglamento de dos o tres páginas. Aunque no pasa nada por usar 265. Pero pensad qué es lo que aporta cada una de esas páginas y cada una de esas reglas a la experiencia de juego que estáis buscando emular.

Saludetes,
Carlos

20 abril 2023

Popurrí Friki de Abril

Sigo muy liado. Da la impresión de que en el curro han tomado la decisión de no dejarme respirar este año. Como consecuencia, suelo llegar a casa con la lengua fuera y me está costando encontrar tiempo para escribir. ¿Os había comentado ya que hasta el mes pasado llevaba unos cuatro o cinco años de jornada reducida al 50%?Seguro que lo he comentado. Pues que conste que volver a currar ocho horas me está costando xD. No tanto por estar en la oficina como por el hecho de que cuando llego a casa me da la impresión de que no me da tiempo a hacer nada. Es una mierda; ¿no se supone que la automatización nos iba a hacer más libres? ¡Y todavía me quedan veinte años para jubilarme!

Continúo leyendo la trilogía de La Guerra de los Espíritus para Dragonlance. Me he terminado Los Caballeros de Neraka y estoy ahora mismo con El Río de los Muertos. Os diré que, sin duda, Weis y Hickman aprendieron a escribir con el paso de los años. Considero que estas novelas están bastante mejor que las anteriores, las de la segunda generación y la Guerra de Caos. El mundo me parece más interesante, aunque algo desesperado, con tanto dragón gargantuesco, y la trama me tiene enganchado. Lo que llevo un poco mal es la presencia de algunos de los Héroes de la Lanza originales... pero viejos. Sinceramente, me sentía mejor con esta saga cuando todavía podía pensar que sus protagonistas «vivieron felices para siempre», abandonando la historia y ya está. Pero no, me ha tocado ver a algunos ya viejos y caducos. Qué lástima. Al menos Conan tuvo la decencia de perderse solo en una selva ignota y desaparecer en la leyenda, en lugar de cascar ignominiosamente presa de la decrepitud.

Pero no nos amohinemos. El domingo que viene tengo partida de Sombras Urbanas con unos amigos y vamos a explorar las siniestras noches de Villarrobledo (Albacete) en nuestra campaña «Anochece, que no es poco». Trataré de ponerle épica al asunto, pero me temo que, como de costumbre, me saldrá algo épico-sarcástico.

Últimamente me leo bastante los canales de Telegram de Librojuegos y Solo RPG. Como ya he dicho en otras ocasiones, estamos viviendo un renacer de los librojuegos y una explosión de los juegos de rol en solitario. Que sí, a mí me parecen juegos de rol, aunque los juegues solos, pero os invito a poner todas las objeciones que consideréis necesarias expresar en los comentarios. Sabéis que termino contestando a la mayoría ;). El otro día comentaron en uno de estos canales la existencia una serie de wargames en solitario escritos por Mike Lambo y en concreto el de grandes batallas de la historia de Britania me está poniendo ojitos. Igual termina cayendo, que la propuesta me ha parecido bastante original. Los viejos wargames con hexáganos y fichas de cartón me atraen de un modo absurdo. Supongo que son cosas de haber jugado tanto de pequeño a La Caída del Imperio Romano de la editorial NAC. Ya os contaré si me termino animando.

En el tema de librojuegos, os aseguro que estamos asistiendo a un renacer como no se había visto desde los 80. La editorial Celaeno Books está a tope con su reedición de Lobo Solitario y ha anunciado que va a sacar libros de Fighting Fantasy y... ¡de la Búsqueda del Grial! Hasta han comentado que están en negociaciones con el autor de esta última colección para que escriba el noveno y último libro de la saga, en la que Pip busque de una vez por todas el dichoso Grial. La verdad es que aunque J. H. Brennan es ya un abuelete de 82 años, me encantaría que hiciera un nuevo servicio a la causa de los librojuegos y publicara una nueva aventura con Pip, Merlín, Excalibur Junior y el Diablo Poético :D.

Me resulta curioso pensar que este año apenas me he comprado tres o cuatro libros de rol: uno que me faltaba de El Anillo Único y tres libros del juego de ciencia-ficción dura Hostile. Y solo he participado por el momento en dos mecenazgos, el de El arte de diseñar juegos de Sugaar y el de Against the Dark Master, edición en castellano de Other Selves. Y aún así, llevo el mismo ritmo de gasto que el año pasado. Creo que la razón es que está todo la hostia de caro. Pero lo cierto es que los libros en papel son ya un lujo asiático solo al alcance de rajás, marajás y sultanes. Y más cuando son libros a todo color, en tapa dura y profusamente ilustrados. Es que claro, las puñeteras novelas que no tienen más que la portada en color y ni un dibujito se venden por 20 o 25 euros, así que, ¿cómo coño nos esperamos que un juego de rol, con todo el curro, la maquetación, las ilustraciones y las pruebas que llevan consigo no nos cueste un ojo de la cara? ¡Es que son artículos de lujo! ¡Asumámoslo!

Y tengamos también en cuenta que, mientras los viejos roleros seguimos ensimismados en este formato de juego de rol, con un mínimo de 256 páginas y toda la pompa y boato, la chavalaría se dedica a sacar juegos de rol en una sola página o en un tríptico a través de itch.io. Ah, cómo cambian los tiempos y cómo nos dejan a todos atrás. Los hijos (y las nuevas generaciones) son la promesa que nos hace la vida de que todo aquello que nos es querido y significativo no tendrá la más mínima importancia en un par de décadas o cuatro. En fin, os dejo. Es tarde y me tengo que leer una novelita de la Dragonlance.

Saludetes,
Carlos

P.D.: Perdón por la incoherencia del mensaje de hoy. Sé que no son más que una serie de pensamientos desordenados. Pero es que estoy con un bloqueo de escritor morrocotudo y necesito tirar líneas aunque solo sea para acostumbrarme de nuevo a escribir. Espero que me permitáis la indulgencia.

P.D.2: La palabra «popurrí» viene del francés «pot-pourri» y esta del guiso español «olla podrida», que era una mezcla de un montón de ingredientes metidos un poco al tuntún en una olla. Se usa de siempre para referirse a una mezcla de elementos sin relación aparente. Qué cosas, ¿eh?

04 abril 2023

Microgestión en los juegos de rol y comentarios variaditos

Estoy con un poquito de bloqueo de escritor con respecto al blog. Confieso que me veo estancado en el curro y que tengo ganas de cambiar. Pero estoy también algo cansado de la informática y me planteo incluso tomarme unos meses sin hacer nada. No lo sé, le sigo dando vueltas. Ya os iré contando.

He empezado a escribir un par de artículos estos últimos días pero no he llegado a terminarlos. Tenía uno a medio escribir que trataba sobre la microgestión en los juegos de rol, pero es que no me da ni para un artículo; en definitiva lo que quería decir es que prefiero los juegos en los que hay una habilidad de Combate única (tipo FATE) que los que tienen mil maniobras de combate (como GURPS). O los juegos en los que hay un par de habilidades mágicas (como Sombras Urbanas) a aquellos en los que los hechiceros tienen que estar pendientes de cientos de conjuros (como D&D o Ars Magica). Supongo que en realidad es que la cabeza no me da ya para aprenderme juegos demasiado complicados y voy a lo sencillo. Porque no puedo decir que unos juegos sean mejores que otros, sino que es una preferencia personal. Entiendo a la perfección que aquellos diseños que hacen mayor énfasis en ciertos aspectos en sus mecánicas (el combate, la magia, etc.) lo hacen porque quieren que la experiencia de la partida se centre en eso. Y no puedo sino estar de acuerdo, pero hoy en día creo que disfruto más de juegos con un nivel de abstracción mayor, que me permiten centrarme en la historia o la exploración. Me he cansado de las simulaciones muy detalladas de un combate táctico, incluyendo los hechizos que son una forma de «artillería mágica».

¿Veis? En realidad estaba liándome para escribir un artículo de algo que puedo expresar en un único párrafo. Creo que siento la necesidad de escribir siempre sesudos análisis, revelaciones epatantes o, siendo más exactos, tochos soporíferos sobre el mundillo del rol. Y tampoco pasa nada por escribir solo un poquito. Si os digo la verdad, casi estoy más interesado en lo que me podías poner en los comentarios y en el diálogo que se monta allí que en lo que pueda contar yo. Me da la impresión de que me repito como el ajo.

Como voy a estar en el pueblo de mis padres estos días de Semana Santa, no voy a escribir ninguna entrada más estos días, porque es bastante incómodo hacerlo desde el móvil. Y lo mismo ni siquiera puedo contestar a los comentarios que me pongáis, porque me he fijado que muchas veces me resulta imposible hacerlo desde el móvil; no sé la razón, pero supongo que será algún problema entre Blogger y Android, o algún esoterismo por el estilo. En cualquier caso, os dejo un par de comentarios, así a vuelapluma:

  • Me estoy leyendo la última trilogía de Dragonlance, la de la Guerra de los Espíritus. Voy por el primer libro, Los Caballeros de Neraka. Me está gustando más que la última que me leí, la de la Guerra contra Caos, que confieso que me costó bastante terminar. Pero esta me está gustando un poco más. Creo que con el final de esta trilogía voy a dar por concluida mi incursión en las novelas de la Dragonlance de modo casi definitivo. Y digo casi porque hay un libro, La Torre de Wayreth, que trata sobre el tiempo en el que Raistlin pasa de ser un Túnica Roja a un Túnica Negra, que sí que llama la atención. Qué le vamos a hacer, todo lo que rodea a las Torres de Alta Hechicería de Dragonlance me atrae como una polilla a la luz. Pero después creo que terminaré de modo definitivo mi reencuentro con estas novelas.
  • Hace poco he estado echando un vistazo a listados de libros de ciencia ficción y fantasía que tengo por leer. Repasando el famoso Apéndice N, el listado de Premios Hugo y Nébula y algunas bibliografías muy jugosonas de los libros de GURPS (sobre todo de GURPS Fantasy y de GURPS Space), me he hecho con un listado bastante extenso de obras interesantes. Da un poco de vértigo ver todo lo que hay disponible, pero es cierto que hay algunos que llevo mucho tiempo queriendo leer y que voy dejando y dejando, como American Gods, La mano izquierda de la oscuridad, Neuromante, El Problema de los Tres Cuerpos, Tres corazones y tres leones y muchos otros más. Y como lo deje para más adelante, me jubilo antes de ponerme con ellos. Os iré contando cómo avanzo en este sentido.
  • El domingo pasado conseguí reunir a tres de mis viejos compañeros roleros para jugar de nuevo presencialmente. El viejo grupo que ha jugado conmigo tantas aventuras cabalga de nuevo. Les he conseguido engañar para que jueguen Sombras Urbanas, pero en lugar de hacerse un grupito de góticos urbanitas se han hecho... otra cosa. Solo os diré que uno de los personajes es Avelino el del taller (un Veterano) y que la ciudad elegida para nuestras correrías es un pueblo rural de Albacete. El nombre de la crónica es «Anochece, que no es poco». Ya os pondré algo más sobre esta crónica, que va a ser la segunda que dirija a la vez de Sombras Urbanas (la otra es con mi hija adolescente y sus colegas).

En fin, y poquito más. Comed muchas torrijas y potaje estos días y no os hagáis daño en la espalda cuando llevéis al santo en procesión. ¡Nos leemos!

Saludetes,
Carlos