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03 mayo 2009

Marte Azul

El último libro de la Trilogía de Marte de Kim Stanley Robinson es "Marte Azul". Después de "Marte Rojo" y "Marte Verde", este libro termina nuestro viaje al cercano futuro, a través de la historia de la colonización del Planeta Rojo.

Los acontecimientos de este libro comienzan inmediatamente después de los del segundo, en plena segunda revolución marciana. Tras bastantes problemas, se consigue crear un gobierno marciano independiente de la Tierra, que está sumida en un desastre natural a escala planetaria (algo que ver con el polo sur...) y no tiene demasiado tiempo para preocuparse por los marcianos.

En la primera parte del libro se ven los esfuerzos de muy diversos grupos, y de personajes de los anteriores libros, en busca de sus propios objetivos. Hay visitas de diplomáticos a la Tierra, se nos cuentan los problemas de la primera Presidenta de Marte para evitar que las distintas facciones de Marte terminen creando una sociedad tan injusta como la terráquea en el nuevo planeta y problemas personales de los personajes que ya hemos ido conociendo.

Creo que en este punto puede tener un ritmo más pausado que otros libros de la saga, pero sigue siendo muy interesante, sobre todo por los grandes problemas medioambientales, tecnológicos y sociológicos planteados y por el modo en el que las Inteligencias Artificiales, la maquinaria robot y los nuevos materiales y tecnologías (como la Fusión Fría) permiten a los humanos del siglo XXII resolverlos (más o menos).

Creo que lo mejor de este parte es ver cómo se fijan las bases para una sociedad post-capitalista (que no comunista o anarquista), basada en un reparto más equitativo del poder tanto en el plano político como en el empresarial. Es una posible respuesta a la voracidad del capitalismo y a la explotación de los trabajadores, muy interesante.

Pero donde el libro comienza a brillar de verdad es a partir de la segunda parte, cuando los humanos marcianos, que han nacido y crecido en el Planeta Rojo, comienzan a tomar el control de la política, y crean una cultura completamente nueva. Aunque gracias a la utilización del tratamiento de longevidad sigue habiendo personas nacidas en el siglo XX, y algunos ocupan puestos de responsabilidad, se ve que el paso del tiempo termina haciendo obsoletos muchos conceptos.

Mi capítulo favorito es uno en el que la hija de Jackie Boone viaja por las distintas colonias del sistema solar: Mercurio, donde las ciudades son móviles y tienen que mantenerse en todo momento en el ecuador o ser vaporizadas; Venus, que utiliza un enorme parasol para crear puntos habitables en la superficie, y donde, aún así, sus habitantes se someten a modificaciones genéticas para tolerar más el dióxido de carbono; las distintas sociedades que viven en el cinturón de asteroides; las colonias de las lunas de Júpiter y otros planetas aún más lejanos, que generan luz y calor a través de grandes espejos y bombas de fusión, y cuyos proyectos de terraformación suponen planes de cientos o miles de años. Es en este punto donde el libro toma un tono post-humanista, donde la escala de los proyectos asombra, y la transformación del modo de pensar y la cultura de los humanos aturde. Al final de este capítulo se muestra cómo la primera nave con motores de fusión se dirige a Alfa Centauri en un viaje de veinte años, a comenzar la colonización del Universo.

El final del libro trata sobre el comienzo de la muerte de los primeros humanos que obtuvieron el tratamiento de longevidad, la generación de los Primeros Cien. Los protagonistas se embarcan en una búsqueda a los problemas de memoria y al inexplicable fenómeno del declive súbito que se va llevando por delante a los que rondan los doscientos años. Al fin, la muerte es inevitable, pero algunos se embarcan en una lucha por preservar los recuerdos por medios de distintos tratamientos, hasta que intentan un experimento en la Colina Subterránea, el primer asentamiento humano de Marte.

El libro termina con una tercera y última revolución marciana, cuyas consecuencias podrían significar el principio de una cultura totalmente distinta a la actual.

Como podéis imaginar, me ha encantado toda la saga. Creo que marca, a día de hoy, el libro de referencia en cuanto a colonización del sistema solar. Merece la pena leerse.

Saludetes,
Carlos

2 comentarios:

  1. Yo me leí hace mucho tiempo Marte Rojo, y la verdad es que se me hizo un poco pesado, sobretodo por la parte de la cantidad de personajes que discurrían a lo largo de la historia.

    Tambien puede ser que fuese demasiado joven para disfrutarlo. Y, la verdad, ahora mismo lo estoy viendo y despues de tu análisis me apetece volver a cogerlo.

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  2. Kano: Un amigo mío se leyó los libros hace mucho tiempo y me dijo lo mismo, que probablemente era un poco joven para disfrutar de ellos.

    Hay que admitir que es una lectura muy técnica en ocasiones, y que tiene momentos algo lentos (y personajes que te gustan más que otros; a mí Maya o Nirgal no me gustan mucho, por ejemplo).

    Pero las ideas, los conceptos y las imágenes que evocan los libros merecen el esfuerzo :).

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