Un año más (y ya van tres) me uno al Desafío de los 30 Días creado por Kano desde su blog "Trasgotauro". Este año las reglas son un poco distintas, e incluyen el hecho de que no se van a dar todas las respuestas agrupadas al principio del mes... sino que sólo se entregarán con un par de días de antelación. Esto puede hacer que fracase en esto del desafío, porque yo hay días que no puedo coger el ordenador... pero si no fuera difícil, no sería un desafío, ¿verdad? ;). Sin más que añadir, vamos con la primera pregunta.
Pregunta 1: Este desafío va a tener una tendencia mas marcada hacia el nivel creativo, y menos a tener un desarrollo puramente barbarolerístico (palabro que me acabo de inventar). Sin embargo, no nos podemos olvidar de nuestros orígenes, así que teniendo en cuenta únicamente tu experiencia en partidas medievales fantásticas... ¿qué partida, situación, momentazo, te hizo quedarte en plan "¡ostias!", te descubrió el mundo, dijiste "¡Oh!"
Ya he comentado en alguna ocasión que el momento que yo tengo grabado en la memoria como una epifanía es mi descubrimiento de los librojuegos (ya sabéis, los libros de "Elige tu propia aventura" y similares). En concreto, el libro "Las Cavernas del Terror". Le pedí a mi primo que me lo dejara, porque había flipado simplemente con la portada, pero no quiso hacerlo, así que en un descuido suyo lo saqué de su mochila y le eché un vistazo.
Quedé fascinado con las ilustraciones, con lo que pude entender de las opciones que había en el juego (ir por un pasillo o por otro, enfrentarse a un monstruo o evadirlo, etc.) y, sobre todo, con el listado de monstruos que había al final. Poco tiempo después conseguí que alguien me dejara otros libros de la colección, y finalmente empecé a comprarlos por mi cuenta usando mi exigua paga semanal (tenía que ahorrar dos semanas para poder comprarme cada libro).
Ese fue el momento en el que la cabeza me hizo "catacrok" y descubrí que sería un flipao de la fantasía toda la vida. O quizá no, quizá simplemente creo que fue así porque en realidad la mayor parte de nuestros recuerdos nos los inventamos para crearnos una "historia" o una "narración" de nuestras propias vidas. Sea o no así, yo seguiré considerando ese momento, medio escondido en la cocina de mi casa junto a la mochila de mi primo, como el momento en el que todo empezó.
Sin embargo, para que no se me acuse de no ser fiel a la pregunta concreta que se nos ha hecho ("teniendo en cuenta únicamente tu experiencia en partidas medievales fantásticas") os comentaré una anécdota que me sucedió jugando "La Aventura del Bosque". Esta pequeña campaña de creación propia la jugué con una versión ya un poco retocada del sistema "RuneQuest", en una región desarrollada por mí llamada "El Bosque Totalmente Encantado" (¿qué? ¡Era joven e inexperto!). Podéis leer sobre esa campaña en esta entrada. Mis fuentes de inspiración fueron desde un libreto con el resumen de muchos ejércitos Warhammer hasta elucubraciones de la mitología celta leídas en "La Diosa Blanca", de Robert Graves. El resultado fue una aventura inmensamente clásica, con duendes, elfos, ogros, castillos, brujas, enanos... iba a decir que sólo faltó un dragón, pero resulta que hubo uno al final de la partida :D.
Pero si preparar la partida fue bueno, lo que realmente resultó genial fue jugarla. Los jugadores fueron mi hermano, dos de mis primos y dos compañeros de mi instituto. Les había dado personajes pregenerados (un mago goblin, su guardaespaldas ogro, un viejo soldado, un joven campesino con un destino y un elfo explorador), pero no sabía cómo los jugarían.
Y jugando la partida es cuando me di cuenta de que esto del rol era algo cojonudo. Porque todos interpretaron a sus personajes de forma genial, y cuando empezamos a meter a diversos personajes secundarios que interactuaron con ellos (la joven bruja Esme, el fiel Manorrecia, el enorme Juan el Pequeño...) todos empezaron a cobrar vida ante nosotros. No eran simples nombres, eran personas con motivaciones, hasta el punto de que algunos exigieron ser interpretados de un modo y no de otro, porque teníamos clarísimo cómo debían actuar. Por ejemplo, Manorrecia (un PNJ) terminó rebelándose ante los abusos del General Hanford (un PJ) y le relevó del cargo. Y todos estuvimos de acuerdo en que era lo adecuado. Pero poco después le liberó, porque sabía que sólo el viejo General podía dirigir al ejército en la batalla final... y porque era demasiado leal a esa figura carismática que era el gran Hanford.
Por supuesto, otra de las razones para que esta aventura sea mítica para mí fue que uno de mis amigos llevaba al elfo explorador... que en realidad era un brujo disfrazado de elfo. Un traidor al grupo. En aquel momento no me di cuenta de lo arriesgado que era meter un traidor en un grupo de PJs, porque las dinámicas que se generan son bastante peligrosas para la cohesión del mismo... pero ¡cómo jugó! ¡cómo interpretó! Les tuvo engañados hasta el final. Con la excusa de que se adelantaba a explorar, él y yo salíamos de la habitación y el tío conspiraba con la gente que se iba encontrando, aterrorizando a algunos, sobornando a otros, etc. Cuando reveló que era un enemigo del grupo, en la escena final, la cara de los jugadores no pudo ser de mayor sorpresa que la de sus personajes. Qué momento final :).
Fue después de esa aventura cuando me di cuenta de que el rol era una experiencia alucinante. No sólo porque salieran monstruos, tesoros mágicos o lugares asombrosos. Sino porque cualquier cosa que yo me imaginara, cualquier aventura que yo crease, por genial que fuera... no podría nunca compararse a lo que terminaría jugando después con mis jugadores. Lo genial del rol era que siempre me sorprendería, porque durante una partida todos creábamos una experiencia que jamás, jamás, se nos habría podido ocurrir a ninguno de nosotros por separado. Me pareció mágico, alquímico. Me encantó.
Y así sigo, hasta el día de hoy ;).
Saludetes,
Carlos
La verdad es que el momento en el que descubrí el rol fue un auténtico shock también. También conocía los librojuegos pero el rol fue lo definitivo, como si hubiese encontrado al fin lo que estaba buscando, mi juego perfecto. A mí me pasó también leyendo el Merp, aunque descubrí el juego por el viejo D&D, el primer libro en español fue el del Señor de los Anillos, que pienso disfruté más por estar en nuestro idioma.
ResponderEliminarUn saludo :)
Yo leí el MERP y me pareció muy complicado. A día de hoy, no mel o parece, pero por aquel entonces sí. El juego de rol que por primera vez entendí fue el RuneQuest :). Pero vamos, el concepto ya me resultó fascinante en MERP, y sigo pensando que es un gran juego.
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