Supongo que no seré el único, pero he estado de vacaciones esta Semana Santa. Me he cogido la costumbre desde hace un par de años de solicitar los tres días de Semana Santa que no son festivos e irme con los niños al pueblo (mi Santa Esposa se nos suele incorporar luego, el miércoles por la tarde). En estos días me dedico a comer bien, dormir mucho, leer y jugar a juegos de tablero y rol con los niños.
La partida de rol con los niños suele ser de Magissa, que ya llevamos muchos años jugando y se ha convertido en una costumbre de las vacaciones. La partida la juegan mis dos hijos mayores (niña y niño) y dos amigos suyos del pueblo. Este año, además, habíamos jugado una partida de Hora de Aventuras unas semanas antes (me cayó para Reyes y a los niños les ha gustado, así que ya os contaré algo más en una futura entrada). A Hora de Aventuras no jugamos pero mi hijo mediano cogió el libro y le hizo un personaje a un amigo, ¡ya va apuntando maneras de director de juego! :D.
Sin embargo, el motivo de esta entrada no es (principalmente) daros envidia, sino comentar algo que ya leí en su momento: si quieres disfrutar de una buena campaña de D&D, sal al campo a hacer cosas. Sí, el artículo trataba sobre D&D específicamente, pero creo que se puede aplicar a todos los juegos de fantasía. No hay nada mejor para disfrutar de los juegos de rol que coger unos cuantos bocatas, unas botellas de agua y salir a patear al campo.
Por un lado, gracias a esto, los críos tienen una experiencia real de lo que es saltar por encima de un charco, sudar cargando con equipo, esconderse detrás de un seto, cansarse, simular que van con espadas simplemente usando ramas, etc. Y esas experiencias reales luego se pueden usar en las partidas ("¿recordáis cuando fuimos hasta el pueblo de al lado y pasamos junto a las ruinas de la granja? Pues este sitio es parecido"). Hay cosas por ejemplo que incluso a mí me resultan reveladoras, como por ejemplo, que andando por el campo hay desniveles, vegetación y recodos donde se podría esconder tranquilamente un grupo de bandidos u orcos y a los que no verías en absoluto hasta que se lanzaran a por ti, ¡y estamos hablando de terreno básicamente llano y con árboles pequeños!
Además, si vas por el campo y tus hijos se llevan sus espadas de gomaespuma y sus escudos, puedes sacar fotos tan chulas como la siguiente ;).
En el artículo que leí (¿pudo ser en una revista Dragón?) te decían no solo que fueras a andar al campo, sino que hicieras acampadas (se te quitarían las ganas de hacer turnos de guardia o dormir con la armadura alegremente), que montaras a caballo (¡son unos bichos enormes!), que hicieras cursos de artesanía como trabajar el cuero o forjar metales (algo exagerado, ¡pero seguro que interesante!) y muchas cosas más. Lo que realmente te animaba era a tener experiencias en el mundo real que luego pudieras visualizar durante la partida. Y entiendo que también te animaba a salir de casa y moverte un poco, que algunos roleros no somos precisamente aficionados al deporte ;).
Por otro lado, siempre puedes adornar la salida al campo como una pequeña aventura: la zona por la que solemos salir nosotros está rodeada de veredas que unen los distintos campos de labranza, pequeñas lagunas que son poco más que pozas que se llenan con la primavera y se secan casi por completo en verano y mucha encina (no son los bosques de los Pirineos, pero no deja de tener su encanto). También incluso hay algún que otro edificio en ruinas: viejos almacenes o corrales de los que quedan simplemente los restos de las paredes. De cuando en cuando salimos por ahí con las bicis o andando y simulamos que estamos patrullando la zona. Si nos cruzamos con una persona haciendo footing (algo bastante común) nos imaginamos que es una patrulla de orcos que nos persigue, y tratamos de esquivarlo. Si va en bici, ¡es una patrulla de orcos montados en lobos! Si nos encontramos con un tractor... ¡obviamente se trata de un terrible Tractroll! Y al llegar a alguna de las lagunas, es tradicional tirar un par de piedras a la parte central como donación para que los tritones que viven allí tengan material para construir su palacio subterráneo ;).
Esta Semana Santa, en uno de los pocos días que no llovió, nos bajamos andando desde la urbanización en la que está la casa de mis padres hasta el pueblo donde está el único bar donde venden pan entre semana. Tardamos una media hora en ir y media en volver, y mientras íbamos para allá recordamos que en Magissa hicimos una aventura en la que los aventureros viajaban desde su pueblo, Naran, hasta el lejano pueblo de Caerdwen, primero para ponernos en contacto con los habitantes de ese lugar y después para obtener provisiones. A por pan podríamos haber ido en el coche y habríamos tardado quince minutos entre ir y volver; andando tardamos hora y media entre pitos y flautas. Pero fue divertido y hasta fuimos señalando sitios por los que íbamos y pensando lo que habrían sido en la aventura (hay una capilla al entrar al pueblo y, obviamente, era el Santuario que nos encontramos en nuestra aventura de Magissa.
Así que nada, a alguien al que le gustan las campañas tipo sandbox, de patear terreno, no le puede más que beneficiar el moverse un poco por el campo para que el concepto no se quede en algo intelectual, sino que se haga más real combinado con recuerdos de estar moviéndose de un lado a otro. Y qué leches, que es relajante y sano :). ¡Lo tiene todo!
Saludetes,
Carlos
Muy interesante articulo. Como hombre friki de 44 años y cuatro hijos me siento muy identificado.
ResponderEliminar¡Me ganas por un año y un hijo!
EliminarOs ganó en dos y tres años y pierdo en dos y un hijo.
EliminarJejeje
Llevo sin comentar un buen rato, pero aprovecho este artículo para decirte que da gusto leerte. ¡Gracias!
ResponderEliminarMuchas gracias, Miguel ;)
EliminarYo opino que esto del rol es una afición que se retroalimenta de casi cualquier conocimiento que tengas, sobre todo si eres el master. ¿Sabes de escalada? Describirás mejor la experiencia de trepar. ¿Sabes de arquitectura? Los edificios de tu partida tendrán más sentido y se visualizarán mejor. ¿Sabes de mitología? Los mitos y leyendas detu mundo funcionarán mejor. Y así casi que con todo lo que sepas.
ResponderEliminarSí, algo así leí una vez en un artículo sobre diseño de juegos. Refiriéndose a los juegos de rol, el autor decía que un diseñador de juegos de rol debía saber... ¡de todo! Al fin y al cabo, estás tratando de simular la realidad por completo ;).
EliminarBuen artículo y buenos consejos. Definitivamente, tras cada árbol y bajo cada matorral se esconde una aventura.
ResponderEliminar"Tras cada árbol y bajo cada matorral se esconde una aventura"... ¡eso te ha quedado 100% Tolkien! ;)
EliminarCuando teníamos 17 años nos fuimos tres noches de acampada. Cuatro días de rol, cocinando, aprovisionamientos a 3-4 horas, y las noches para jugar a la llamada de Cthulhu jejejeje.
ResponderEliminarGrandes recuerdos
¿De acampada jugando a juegos de terror? ¡Qué valientes! Yo en las acampadas siempre tenía un momento en el que me veía ahí, solo en el campo con un grupo de impresentables (como yo) y sentía un cierto desasosiego...
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